Nos
convertimos como Jesús, en signos de contradicción en medio del mundo, normal
es que no todos nos entiendan, nosotros sabemos cuales son nuestras metas y
caminos
Hechos de los apóstoles 16, 1-10; Salmo 99;
Juan 15, 18-21
Si lo que yo quiero es bueno, no quiero
hacer daño a nadie sino que más gasto mi tiempo en los demás, ¿por qué me
quieren tan mal? ¿Por qué esas envidias y zancadillas que me voy encontrando
por todas partes?
Son cosas que algunas veces piensan las
personas que trabajan por los demás, que viven, por ejemplo, un compromiso
social intenso y lo que tratan siempre es de arreglar las cosas, que todo vaya
mejor; pero siempre hay quien quiere meter la zancadilla, siempre habrá
personas que desconfían de todo y ya están pensando de esa persona que hace por
los demás que algunos intereses ocultos tendrá, que alguna tajada se sacará de
todo eso.
Es el frente de la malicia que siempre
va a la contra de la bondad; es el rechazo que tenemos ante todo lo que nos
venga del otro, y nos cuesta aceptar su buena voluntad, sus trabajos
desinteresados. Claro que quien está sufriendo ese acoso después de lo que intenta
hacer por los demás sienten que se le socavan los cimientos y parece que se
siente solo y sin fuerzas. Cuántas veces que después de unos años dedicándose
así a los demás terminan quemados, y al final arrojan también la toalla y no
quieren seguir metidos en conflictos.
Es necesario tener una gran fortaleza
interior, estar preparado para cuando nos puede sobrevenir, sentir los apoyos
necesarios, quizás empezando por la familia – que algunas veces se vuelve también
detractora de lo que hacemos -, apoyo de quienes le rodean, o de quien le ha
confiado la misión que se ha puesto en sus manos. Sentimos a veces esa
debilidad interior.
Jesús nos está hoy preparando, como iba
preparando al grupo de los discípulos que tenía más cerca de sí, con ese
tenerles a su lado, con esas enseñanzas que de manera especial tenía para
ellos, con esos momentos en que los llevaba solos a algún lugar. ¿Unas
vacaciones espirituales? ¿Unos retiros espirituales? Jesús vemos que los
practicaba con ellos, aunque entonces no les dieran esos nombres, que con el
paso del tiempo nosotros nos hemos dado a esas situaciones. Jesús también habla
para todos los que quieran seguirle, para que comprendan que el camino no es de
rosas, porque en medio nos podemos encontrar muchas espinas.
Y Jesús les dice que miren lo que han
hecho con El, y que ‘el discípulo no es mayor que su maestro’. No hay
mejor preparación que tener claro el camino que vamos a emprender, las
dificultades y obstáculos que podemos encontrar, las persecuciones incluso que
se desatarán contra nosotros. ¿Qué estoy haciendo de malo? Nos preguntábamos al
principio cuando nos plateábamos el tema, y veíamos que queríamos hacer lo bueno
y lo que íbamos a encontrar era oposición.
‘Si fuerais del mundo, el mundo os
amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido
sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia’, les dice Jesús. Y es que el seguidor de Jesús, que vive en
medio del mundo, en medio de diversas situaciones, en medio de gente muy
variada, sin embargo ha de reflejar algo distinto. No somos iguales. Ni nos
consideramos mejores ni superiores.
Pero tenemos nuestras metas, tenemos
nuestros ideales, tenemos un camino que nos señala el evangelio y eso nos hace
tener unas actitudes distintas hacia los demás, unos comportamientos en los que
tiene que reflejarse siempre la rectitud y el buen hacer, y hay algo especial
que tiene que resplandecer en nosotros que es el amor; y eso tiene sus
consecuencias en la vida y en nuestra manera de actuar; en nuestro corazón
siempre tendrá que brillar la misericordia y la compasión, siempre tenemos que
ir con la mano tendida por delante porque buscamos paz, buscamos la
reconciliación, buscamos algo nuevo para nuestro mundo, siempre tienen que
estar presentes las actitudes del perdón.
Y eso choca al mundo que nos rodea. Nos
convertimos como Jesús, como había anunciado el anciano Simeón, en signos de
contradicción en medio del mundo. Normal es que no todos nos entiendan. Pero
nosotros sí tenemos que entendernos a nosotros mismos y cuales son nuestras
metas y nuestros caminos.