También
nos dice hoy a nosotros Jesús ‘tú, sígueme’, para que mantengamos nuestro
camino de fe, de fidelidad y de amor que tenemos que llevar hasta el final
Hechos de los apóstoles 28, 16-20. 30-31;
Salmo 10; Juan 21, 20-25
Un día también como Pedro o como los
otros discípulos nosotros también escuchamos la voz del Maestro que nos decía ‘ven
y sígueme’. Cada uno tenemos nuestra propia historia, distinta y diversa
fue la llamada del Señor a seguirle, bien porque en la fe cristiana fuimos
educados por nuestros padres, por la influencia que recibimos de la comunidad
cristiana que nos rodeaba donde se nos impartió una catequesis, recibimos
quizás desde niños los sacramentos, o cualquier otra circunstancia que a lo
largo de la vida hizo que nos fuéramos encontrando con el Señor y sintiéramos
el amor de Dios en nuestro corazón.
Hoy estamos haciendo este camino de fe,
participamos en la vida de la comunidad y de ella recibimos una inmensa riqueza
espiritual que nos va haciendo crecer en nuestra fe, en nuestro amor y en
nuestro compromiso. No siempre ha sido fácil ni siempre todo fue claridad;
muchos momentos oscuros pueden haber ido apareciendo en nuestra vida que no nos
terminan de abandonar del todo. Nuestro camino y nuestra historia hay tenido
sus luces y sus sombras, sus altos y sus bajadas, sus momentos de entusiasmo y
hasta de euforia espiritual, como también ha aparecido el decaimiento, la
tibieza y hasta el cansancio. Pero aquí seguimos, aquí estamos hoy llegando al
final del camino de la Pascua de este año, cuando mañana celebremos la Pascua
de Pentecostés.
¿Habrá sido nuestro camino como el de
Pedro al que tantas veces hemos contemplado a lo largo del evangelio? Cada uno
hemos tenido nuestro propio camino, pero también Pedro, como el resto de los
apóstoles, como el de tantos santos en la Iglesia a lo largo de la historia,
han sido un estímulo para nosotros.
Un camino que hemos ido haciendo de
forma personal, pero siempre acompañados de la comunidad cristiana que se
manifiesta a nuestro lado de diferentes maneras. Un camino que nos exige, en
nombre del amor que tiene que envolver nuestra vida, a vivir en comunión con
los que están a nuestro lado. ¿Nos facilita nuestros pasos, nos facilita el
camino?
Tendría que ser así, pero realmente
sabes que no siempre ha sido así. Y no vamos a pesar en los malos ejemplos que
hayamos podido recibir de los demás y de quienes tenían la obligación de estar
especialmente a nuestro lado, sino que tenemos que pensar en las malas hierbas
que muchas veces reverdecen en nuestro corazón y nos hace desconfiados y
envidiosos, nos llenan de orgullos o nos envuelven en vanidades, tropiezos en
nuestras pasiones que se nos desbordan y nos hacen daño, que nos pueden llevar
a decaimientos y a desánimos.
Miramos demasiadas veces para detrás, para
nuestro lado, nos podemos sentir incómodos con ciertas cosas que puedan haber
sucedido en la vida o que aparecen en quienes nos acompañan en el camino, pero
no podemos perder el animo, no podemos perder el rumbo que tenemos que seguir,
no nos podemos hacer comparaciones ni para creernos mejores que los demás ni
para llenarnos de envidia por lo que a ellos les esté sucediendo. Otras tienen
que ser nuestras actitudes y nuestras posturas.
Estos días hemos contemplado ese
momento de porfía de amor de Pedro por Jesús y esa confianza que Jesús sigue
depositando en él. Pero Pedro hoy miró para detrás, y por allí andaba aquel discípulo
que se decía que era el amado de manera especial por Jesús. Sabemos lo que nos
puede suceder en el corazón en momentos así. Por eso Jesús parece ser cortante
con Pedro como diciéndole que no se meta donde no tiene que meterse.
Es lo que nos sucede tantas veces,
parece como que queremos manejar también la vida de los demás y nos olvidamos
de la exigencia que tiene que haber en nuestra propia vida. Es lo que Jesús
viene a decirle a Pedro, ¿Por qué tienes que andar pendiente en lo que le pueda
suceder o no a Juan? Lo importante ahora es que tú me sigues. ‘Tú, sígueme’.
También nos lo dice a nosotros Jesús. No olvidemos nuestra fidelidad y no
olvidemos el amor que tenemos que llevar hasta el final.