Las señales del amor, de la paz y del servicio son los signos del Reino de Dios que hemos de anunciar y vivir
Hechos, 13,46-49; Sal
116; Lucas
10,1-9
Litúrgicamente hoy celebramos a san Cirilo y san
Metodio que en Europa tienen la categoría litúrgica de fiesta, puesto que
fueron declarados patronos de Europa por la gran tarea evangelizadora que
realizaron entre los pueblos eslavos. Es por ello que en la celebración
litúrgica tienen lecturas propias de la Palabra de Dios, saltando el ritmo de
la lectura continuada del tiempo ordinario, en referencia clara a lo que fue la
misión que realizaron.
El texto del evangelio hace referencia al envío de los
setenta y dos discípulos por parte de Jesús, de dos en dos, con las
recomendaciones que les hace para su misión. Una clara referencia a que los
Santos Cirilo y Metodio fueron enviados, así juntos los dos, a evangelizar
aquellas tierras y así permanecieron hasta la muerte de Cirilo.
¿Qué nos dice Jesús del estilo y talante con que hemos
de ir a anunciar el Reino de Dios? ‘Poneos en camino’, nos dice; no nos podemos
quedar con los brazos cruzados cuando tan grande es la mies que tenemos que
trabajar; ‘poneos en camino’, nos dice y ya está haciendo referencia a que no
es una tarea que vamos a realizar ‘por libre’, cada uno por nuestro lado. El
anuncio del evangelio lo hacemos desde la comunión, desde la comunidad, desde
la Iglesia, con sentido de comunión y con sentido de Iglesia.
Pero el anuncio del evangelio ha de ir regado con la
oración. ‘La mies es abundante y los obreros
pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies’. No es
tarea solo nuestra o que realicemos por nosotros mismos. Es tarea divina, es
tarea de Dios y Dios está con nosotros; lo tenemos que experimentar y lo
tenemos que vivir.
La eficacia, por así decirlo, del anuncio del Reino no
está en los medios de los que dispongamos; el anuncio del evangelio lo hacemos
desde nuestra pobreza y desde nuestra disponibilidad; esa pobre que nos hará
más generosos; esa pobreza que nos hará confiar más en el poder y en la gracia
del Señor. ‘No llevéis talega, ni
alforja, ni sandalias…’
Una tarea que nos dice Jesús ya de entrada que no será
fácil; tendremos dificultades, oposición y, como nos dirá más adelante, no nos
faltarán las persecuciones, porque no siempre seremos comprendidos en nuestra
tarea. ‘Mirad que os mando como corderos
en medio de lobos’.
Pero el anuncio del Reino siempre ha de ser el anuncio
de la paz y del amor, con nuestras palabras, pero también con nuestros gestos,
con nuestras actitudes, con nuestro servicio. ‘Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa...’
Hemos de ser siempre los constructores de la paz. Pero hemos de dar las señales
del amor. ‘Si entráis en un pueblo y os
reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid:
Está cerca de vosotros el reino de Dios.’ Cuando nos habla de curar
enfermos, cuánto nos quiere decir el Señor de nuestras actitudes del amor y del
servicio. Cuánto podemos curar con nuestro amor. Es nuestra tarea. Es el signo
del Reino de Dios que anunciamos. Es lo que va a dar verdadera credibilidad a
nuestras palabras.
¿Qué señales estamos dando con nuestra vida del Reino
de Dios que tratamos de vivir? ¿Se notarán de verdad las señales del amor, de
la paz y del servicio?