Buscamos a Jesús pero es El quien nos ama y quien nos llama
1Jn. 3, 11-21; Sal. 99; Jn. 1, 43-51
Nos acercamos a Jesús por distintos medios o por
diferentes caminos podemos llegar hasta El, pero en el fondo tenemos que
reconocer que realmente es El quien nos llama y nos lleva junto a El. En el
proceso que vamos siguiendo en este primer capítulo del evangelio de Juan es
eso lo que podemos descubrir y además hacerlo con gozo, porque grande es el
amor que el Señor nos tiene que nos busca y nos llama y quizá se valga de la
mediación de otros, pero es porque quiere que estemos con El experimentando y
gozando de su amor.
Si ayer veíamos a Andrés y Juan que se van tras Jesús
cuando el Bautista se los señala como el Cordero de Dios y Andrés luego llevará
a Simón al encuentro con Jesús, ahora en primer momento veremos a Jesús que
pasa junto a Felipe y le invita a seguirle. Es el primer llamado así de una
forma directa - Jesús le dice ‘Sígueme’
-, aunque en el fondo ya había una
llamada de amor en ese dejar Jesús que Andrés y Juan fueran con El para
conocerle.
Y aunque sea Andrés el que le indique a Simón que han
encontrado al Mesías, podemos ver ya el amor anterior que Jesús tenía a Simón
de manera que en sus primeras palabras, con el cambio de nombre, está indicándole
de alguna manera la misión para la que le había escogido. ‘Tú eres Simón, el hijo de Juan, pero tú te llamarás Cefas (que
significa piedra-Pedro)’. Será el nombre por el que ya desde entonces le
conoceremos.
Lo mismo sucederá con Natanael. Felipe le dirá cuando
se encuentre con su amigo que ‘aquel de
quien hablaron Moisés y los profetas lo hemos encontrado: Jesús, el hijo de
José, de Nazaret’. Ya hemos escuchado las reticencias de Natanael - quizá
por aquello de las clásicas envidias y disputas de pueblos vecinos - pero Jesús
le dará a entender de que antes incluso de que Felipe le hablara, ya El lo
conocía. ‘Cuando estabas debajo de la
higuera, yo te vi’.
Es la llamada del Señor. Es el amor del Señor que es
primero que nuestro amor. Es el Señor el que nos busca porque nos ama y quiere
contar con nosotros. Es el Señor que está a nuestro lado incluso cuando
pensamos que nadie nos quiere o nos tiene en cuenta. Es el Señor que conoce lo
más secreto de nuestro corazón y sabe bien de nuestras inquietudes interiores,
o de los interrogantes o dudas que se nos plantean en la vida. Y de una forma u
otra el Señor con su amor quiere estar a nuestro lado y ser la respuesta para
todo eso que llevamos en el corazón.
Pero este texto del evangelio puede enseñarnos muchas
cosas más. Como hemos visto Jesús se ha valido de las mediaciones del Bautista,
de Andrés o de Felipe para que otros conocieran a Jesús y se quisieran ir con
El. Quiso contar con ellos. ¿Por qué no pensamos que quiere contar con nosotros
que podemos ser mediaciones para los demás, para que lleguen a encontrarse
también con Jesús? Quiere contar con nosotros.
Si Andrés no hubiera hablado a su hermano Simón, quizá
no hubiera ido con Jesús. Si Felipe no lo hubiera hablado a Natanael,
insistiéndole incluso cuando había un rechazo por parte de Natanael en querer
reconocer a Jesús, no hubiera llegado tampoco hasta Jesús. No tengamos miedo a
hablar de Jesús a los demás. Algunas veces somos excesivamente temerosos,
tímidos o vergonzosos, pensamos que nos van a rechazar, o nos van a decir no sé
cuantas cosas. Hemos de saber tener coraje en el corazón para anunciar el nombre de Jesús.
Tendríamos aquí que recordar lo que Jesús nos dirá
luego en el evangelio de que no hemos de avergonzarnos de su nombre, porque el
que se declare por Jesús, El se declarará por él delante del Padre del cielo.
Además ya nos dirá también como el Espíritu va a hablar en nuestro corazón y
poner palabras en nuestros labios cuando tengamos que dar testimonio del nombre
de Jesús.
Qué hermosa confesión de fe en Jesús llegaría a hacer
Natanael. Gracias a la insistencia de Felipe. Porque en el fondo siempre estuvo
el amor del Señor que nos llama y que nos busca y que se vale de nosotros para
que otros también lleguen a confesar su fe en El.