No
olvidemos a los santos Ángeles que nos hacen sentir la presencia de Dios en
nuestra vida y nos inspiran y protegen ayudándonos a arrancarnos del camino del
mal
Baruc 4, 5-12. 27-29; Sal 68; Mateo 18, 1-5.
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‘He aquí que voy a enviar un ángel
delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te
tengo preparado’. Así le promete Dios
a Moisés y al pueblo elegido para el camino que van a emprender rumbo a la
tierra prometida. Con ellos irá el ángel del Señor. O lo que es lo mismo, ellos
van a sentir la presencia de Dios en su camino a través del desierto, aunque no
siempre sean fieles y conscientes de esa presencia de Dios. O podemos recordar
también aquello otro que rezamos con los salmos: ‘Tú que habitas al amparo
del Altísimo... No se te acercará la desgracia.... porque a sus ángeles ha dado
órdenes para que te guarden en tus caminos: te llevarán en sus palmas, para que
tu pie no tropiece en la piedra...’
He tomado estas palabras del Antiguo
Testamento, como hubiera podido escoger otras también del Nuevo Testamento para
expresar el significado de la fiesta que hoy celebramos, los Santos Ángeles
Custodios. Si hace unos día celebrábamos en especial la fiesta de los santos
Arcángeles, Miguel, Rafael y Gabriel, hoy la Iglesia en su nos invita a tener
este recuerdo y celebración de los ángeles que Dios ha puesto en el camino de
nuestra vida para hacernos sentir su presencia y su gracia.
En el texto del evangelio que hoy se
nos ofrece al hablarnos de la acogida de los niños y de los pequeños, Jesús nos
dice que sus ángeles están contemplando siempre el rostro de Dios. El Arcángel
san Rafael le decía a Tobías que él estaba en la presencia de Dios y que su misión
era presentar las oraciones de los santos ante el trono de Dios.
Protectores e intercesores nuestros, así
podemos contemplarlos porque hacen el camino junto a nosotros para ser esa
inspiración de Dios que nos ayude a encontrar el verdadero camino pero también
para librarnos de nuestras caídas, para protegernos frente a los peligros. ¿Quién
si no es el que nos hace sentir esa inspiración para lo bueno allá en lo
secreto del corazón?
Cuántas veces nos hemos visto en algún
peligro y no sabemos bien como hemos salido ilesos de aquella situación ¿por
qué no pensar en esa protección de nuestro ángel custodio que nos hace ver
quizás en lo que nos parece el ultimo momento ese peligro en que nos encontrábamos
y nos hace tomar la decisión acertada para vernos liberados de ese mal que nos
acechaba? Lo sentimos en muchas situaciones de la vida, pero lo sentimos allá
en nuestro interior cuando somos capaces de vencer la tentación, alejarnos de
aquella situación que nos podría llevar a hacer el mal.
Desgraciadamente en nuestro mundo moderno van desapareciendo de nuestras casas las imágenes religiosas, los signos de lo sagrado que siempre habíamos tenido como centro de nuestros hogares, como un signo de la protección y de la presencia del Señor. Pero los mayores recordamos aquellos cuadros que nuestras madres o nuestras abuelas tenían sobre las cabeceras de sus camas ya fuera con una representación de la Virgen del Carmen y las almas del purgatorio o cualquier otra imagen de la Virgen de nuestra especial devoción - eran imágenes muy habituales – como tampoco se aparta de mi retina el cuadro del Santo Ángel de la Guarda que protegía a unos niños de los peligros de la vida. Bien surgían así nuestras oraciones a la hora de dormirnos pidiendo a los santos Ángeles que estaban en las esquinas de nuestra cama que nos protegieran y velaran por nosotros durante nuestro sueño.
Creo que son cosas que tenemos que
recordar y rescatar aunque ahora lo hagamos de otra manera más conforme a la
mentalidad de nuestro nuevo tiempo, pero que un creyente nunca puede olvidar
esa presencia del Señor en su vida y que con sus santos ángeles nos protege y
nos inspira los caminos del bien. No podemos dejar pasar desapercibida esa
fiesta de los santos Ángeles Custodios, porque es aprender a sentir y vivir esa
presencia de Dios en nuestra vida.