Seamos capaces de dar ese paso adelante y repetir con todas sus consecuencias estas palabras de Pedro porque Jesús también tiene para nosotros palabras de vida eterna
Hechos de los apóstoles 9, 31-42; Salmo 115; Juan 6, 60-69
Siempre encontraremos una excusa – que en sí misma tendrá más o menos valor, pero que a nosotros nos parece válida – para echarnos atrás cuando nos parece que las exigencias o los compromisos a los que nos llevan, nos parecen excesivos para lo que nosotros seríamos capaces de buenamente dar. Y es que eso de ‘buenamente dar lo que podamos’ lo llevamos demasiado metido dentro de nosotros y nos quiere valer siempre de excusa. No queremos llegar tan lejos; queremos mantener siempre nuestras reservas para nosotros, por si acaso, decimos; siempre queremos guardar un as en nuestra manga, por si acaso las cosas no salen como habíamos soñado.
¿Andarían por esas aquellos judíos de Cafarnaún que han venido escuchando a Jesús - y fueron ellos los que vinieron buscándoles y hemos de reconocer por sus intereses – y ahora les parecen duras las palabras de Jesús y por eso le abandonan y no quieren seguirle?
No sé si era tanto por aquello que había dicho Jesús de que había que comer su carne – cosa que comprendemos les pareciese dura – o realmente iban comprendiendo que eso de seguir a aquel predicador, aquel profeta de Nazaret que por allí había aparecido tenía muchas exigencias, muchas eran las cosas que había que cambiar en su mentalidad, con muchas cosas tendrían que romper en sus rutinas y costumbres, si en verdad querían ser discípulos suyos con todas sus consecuencias.
Y eso que ellos aun quizás no sospechaban los sumos sacerdotes y los dirigentes del pueblo estaban comenzando a tramar contra Jesús. Algún as tenían ellos que guardarse en la manga. Mas tarde veremos que incluso aquellos que le habían sido más fieles y con El habían subido a Jerusalén para aquella pascua, comenzarían también con sus traiciones y negaciones, comenzarían a huir a la espantada como sucedería en Getsemaní, y también andarían ocultos por miedo a los judíos, como se habían encerrado en el Cenáculo.
Por eso veremos a aquellos posibles discípulos de Cafarnaún se echan atrás y ya no quieren seguir a Jesús. ¿Sería ya un anticipo de lo que iba a suceder en las calles de Jerusalén que gritarían contra Jesús pidiendo su crucifixión y su muerte aunque días antes le habían aclamado como el que venía en nombre del Señor? Así andaban entre dudas y miedos, entre interrogantes que siempre los había por dentro, y desconfianzas que les hacían pensarse las cosas. ¿Podremos llegar más allá? ¿Qué de nuevo nos pedirá Jesús? ¿Hasta dónde van a llegar nuestros compromisos? ¿Seremos capaces de seguir manteniendo la vela al lado de Jesús?
Como andamos nosotros también tantas veces en la vida, que nos dan ganas de echarnos atrás y abandonarlo todo, soñando a veces con posturas más cómodas y que no tengan tantas exigencias, pensando que el mundo nos está ofreciendo tantas cosas que nos atraen y muchas veces no sabemos que hacer.
Hoy de nuevo Pedro es el que se adelante, da el paso al frente, se atreve a hablar en nombre de los demás, aunque él luego también tendrá momentos de flaqueza, también se dejará dormir en lugar de estar atento y vigilante, se atreverá incluso a meterse en la boca del lobo, pero ahora hará una hermosa confesión de fe. ‘¿A quién vamos a acudir si solo tú tienes palabras de vida eterna?’
¿Seremos nosotros capaces de dar también ese paso adelante y repetir con todas sus consecuencias estas palabras de Pedro?