San José nos enseña a abrir nuestro corazón a Dios para descubrir incluso en medio de las sombras de la vida lo que es el designio de Dios para nosotros
2Sam. 7, 4-5a. 12-14a. 16; Sal
88; Rom. 4, 13. 16-18. 22; Mt. 1, 16. 18-21. 24a
Nos planificamos las cosas que queremos, nos hacemos proyectos,
queremos llevar adelante aquello soñamos. Eso es bueno y una forma madura de
actuar, pero el creyente creo que ha de tener en cuenta algo más y es descubrir
el designio de Dios sobre nuestra vida. Ojalá sepamos hacer que nuestros planes
entren en los planes de Dios, en los designios de Dios para nuestra vida.
Hoy, podríamos decir, que estamos entre dos pensamientos. Por una
parte estamos en las vísperas de la Semana Santa porque ya mañana es Domingo de
Ramos con el que iniciamos la semana de la Pasión que culminará con la
celebración de la Pascua del Señor, pero por otro lado tenemos la celebración
propia de este día 19 de Marzo, día de San José.
En el evangelio propio del sábado de esta quinta semana de Cuaresma se
nos narra el anuncio que hace el sumo sacerdote de que alguien tiene que morir
por todo el pueblo. Los sumos sacerdotes y los fariseos andan tramando la
manera de quitarse de en medio a Jesús. Se escudan por una parte de que pudiera
ser peligro de una rebelión por parte del pueblo y las represalias en
consecuencia por parte de los romanos que pondría en peligro muchas vidas. Pero
son sus tramas porque realmente a ellos quien les molesta es Jesús y no quieren
aceptarle ni su mensaje.
Pero ya el evangelista con inspiración no está dando a entender que
aquellas palabras del sumo sacerdote aunque pudieran parecer duras e
interesadas tienen un sentido profético. Detrás de todo están los designios de
Dios y el cumplimiento de la misión de Jesús. Allí estaba por encima de todo el
designio de Dios que era la salvación del hombre. En verdad Cristo había de
morir por todo el pueblo, por todos los hombres, porque con El nos viene la
vida y la salvación.
Esto nos ha de llevar a un primer planteamiento. ¿Sabremos descubrir
en todo eso que nos podamos planificar para nuestra vida donde está el designio
de Dios? ¿Podríamos descubrir incluso en esas sombras que algunas veces nos
envuelven que detrás de todo ello hay una luz en el designio de Dios para que encontremos un sentido y un valor
para todo?
En ese descubrir el designio de Dios para nuestra vida tenemos un
ejemplo muy concreto en san José a quien hoy celebramos. Era el hombre justo,
el hombre bueno, como nos dice el evangelio. Era el hombre abierto a Dios.
Su vida se llenaba de sombras, al menos eso era lo que parecían en
principio, en las dudas, en las dificultades, en los viajes que tuvo que
afrontar hasta el destierro en la huida a Egipto, pero él siempre supo
descubrir la luz porque era un hombre abierto a Dios. Lo que parecían sombras
se convirtieron para él en resplandores de luz al aceptar a Maria y acogerla en
su casa, en el niño que iba a nacer que iba a ser el salvador de los hombres,
en los caminos que hubo de recorrer que para él siempre fueron caminos de luz.
Todo porque estaba abierto a Dios y supo descubrir el designio de Dios para su
vida.
Es lo que queremos aprender de san José en este día de su fiesta y en
este momento concreto de la vida que cada uno vivamos, pero también en este
momento del inicio de la Semana Santa. Que resplandezca siempre en nosotros esa
luz de Dios. Que lleguemos de verdad a ser pascua y a vivir pascua, porque ahí
en eso que somos y donde estamos, sean como sean algunas veces las oscuridades
que podamos tener en nuestra vida, está el paso de Dios que hemos de descubrir
y hacer realidad en nosotros. Eso nos llevará a vivir con un sentido pleno esta
semana que vamos a iniciar y esto como una consecuencia nos hará vivir con
pleno sentido pascual toda nuestra vida.