Los pobres y los sencillos, los pecadores o los que son rechazados por los demás, los que nadie quiere y con los que nadie quiere sentarse a la mesa de la vida serán también nuestros preferidos como lo fueron de Jesús
Hebreos 4,12-16; Sal 18; Marcos 2,13-17
Si
en nuestra mano está el elegir a una persona que sabemos que un día
va a tener una responsabilidad seria y a quien le vamos a confiar
grandes misiones, seguramente que primero pensemos en el perfil de la
persona que podría desempeñar esas responsabilidades y luego
trataremos de escoger entre aquellos que no puedan recibir ningún
rechazo por esa sociedad en la que vivimos. Y no hacemos mal, nadie
nos lo podría reprochar el que nos tracemos un perfil y según ese
perfil hagamos nuestra elección. Claro que tambien tendriamos el
peligro de desechar talentos ocultos, que precisamente porque no les
damos una oportunidad se van a quedar como piedras preciosas sin
tallar y sin sacarles entonces todo su valor.
Jesús
en estos comienzos de su actividad por aquellos pueblos y caminos de
Galilea principalmente se ve rodeado de muchas personas que quieren
seguirle, pero El tambien va llamando a los que El quiere tener cerca
de sí y van a ser como sus especiales amigos. Así ha elegido a unos
pescadores del mar de Galilea para que estén con El prometiéndoles
que de pescadores en aquel lago un día serán pescadores de hombres,
aunque ellos aún no entiendan bien el significado de las palabras de
Jesús. Así se va formando el grupo con distintas personas
provenientes de lugares y de oficios dispares. Pero hoy le vamos a
ver llamar a alguien que parecería que no daría la talla, el perfil
de los que han de ser sus amigos y a los que un dia confiará una
gran misión, pre-adelantado de alguna manera con lo que le dice a
los pescadores de Galilea.
Se
detiene junto a la garita de un cobrador de impuestos y Jesús le
invita a seguirle. ¿Entraría en el perfil de los amigos del
profeta? No parece, al menos eso le va a parecer a muchos que están
muy vigilantes con lo que hace Jesús, que sea la persona adecuada
por su profesión. ya de antemano sin pensar nada más todos los que
se dedicaban a esa actividad eran despreciados por la mayoría del
pueblo; claro que a nadie nos gusta que vengan a cobrarnos impuestos
y ya sabemos como siempre popularmente los tratamos. En Israel además
era como un colaboracionista con el poder extranjero opresor, porque
los impuestos los cobraba para ellos, pero además en sus operaciones
de intercambios y de préstamos se habían ganado la fama de ser
usureros y ladrones. Por eso los llamaban los publicanos, los
pecadores y eran despreciados por todos.
Los
criterios de Jesús son bien distintos. Si en verdad El ha venido a
hacer un mundo nuevo y distinto esas barreras que nos interponemos
los hombres tendrán que caer. El Reino de Dios que Él anuncia viene
con otros valores y toda persona ha de ser valorada siempre, porque
lo que ha de imperar en El es el amor. Y el amor me ha de hacer tener
en cuenta el verdadero valor de la persona que está dentro de sí.
No son los prejuicios humanos los que tienen que interponerse y
siempre a toda persona ha de darse una nueva oportunidad. Cada hombre
y cada persona es como un diamante en bruto que hemos de saber
reconocer y hacer florecer todos sus valores y todas su cualidades, y
además toda persona ha de poder siempre regenerarse para salir de
condición de hombre viejo y ser siempre ese hombre nuevo del Reino.
Jesús
ha escogido a Leví y con él se ha ido a su casa con sus discípulos
cuando el publicano le ofrece una comida en la que estarán sentados
también los que han sido sus amigos y compañeros de profesión.
Claro que esto no gustará a los puritanos de siempre y por allá
andan criticando que Jesús se junta con publicanos y pecadores y
come con ellos. Pero Jesús ha venido a redimir a los pecadores y
aquellos que son los más despreciados de la humanidad esos serán
sus amigos. Para los pobres y los oprimidos es el anuncio de la Buena
Nueva que trae Jesús para hacer ese hombre nuevo y ese mundo nuevo
que es el Reino de Dios. Y si Dios es el Señor lo es de todos porque
a todos ama, todos sus hijos y para todos regala en abundancia su
amor.
Y
nosotros que decimos que queremos vivir el reino de Dios, ¿de
quienes nos rodeamos? ¿A quienes escogemos como nuestros amigos?
¿con quienes queremos contar para caminar juntos por la vida
haciendo ese mundo nuevo? ¿Serán también los pobres y los
sencillos, los pecadores o los que son rechazados por los demás, los
que nadie quiere y con los que nadie quiere sentarse a la mesa de la
vida también nuestros preferidos como lo fueron de Jesús?