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martes, 15 de enero de 2019

Acojamos nosotros esa palabra de vida y esa palabra liberadora y de salvación que Jesús nos ofrece en su Iglesia


Acojamos nosotros esa palabra de vida y esa palabra liberadora y de salvación que Jesús nos ofrece en su Iglesia

Hebreos 2,5-12; Sal 8; Marcos 1,21-28

Sigue pasándonos hoy. Escuchamos a alguien que nos habla y nos damos cuenta de que no está hablando por sí mismo sino que parece que habla palabras aprendidas de memoria, se reduce a repetir mecánicamente lo que otros dicen o le han dicho, no hace sino repetirse a sí mismo dando vueltas y más vueltas sobre lo mismo y no habla con la autoridad del que sabe, del que ha rumiado las cosas, del que esté sacando lo que lleva en lo más hondo de sí mismo. su discurso nos cansa y nos aburre, salimos vacíos sin recibir nada nuevo que aprendamos para la vida o que nos haya hecho pensar y reflexionar sobre la vida misma o echar una mirada a su propio interior.
Suele pasar con más frecuencia de lo que imaginamos; lo tenemos que soportar con demasiada frecuencia y ya que nos estamos haciendo estas reflexiones en un ámbito espiritual y cristiano hemos de reconocer que nos sucede demasiado en nuestras iglesias con los que tienen la misión de transmitirnos la Palabra de Dios para nuestra vida. Cuántos sermones y homilías cansinos y aburridos tenemos que soportar tantas veces y que no llegan al meollo de nuestra vida. Y me critico a mi mismo en estas reflexiones que os ofrezco en la semilla de cada dia, en la que sé que no siempre soy capaz de llegar a los que las leen.
Cuando la gente escucha a Jesús en la sinagoga de Cafarnaún se quedan admirados por su manera de enseñar. Este sí que habla con autoridad, se dicen. Estaban acostumbrados a las enseñanzas de los doctores de la ley que les aburrían y sobre todo cuando estaban relacionados con los fariseos lo único que hacían era imponerles normas y leyes que los hacían sentirse más oprimidos, que con las palabras de Jesús y sus acciones parece que respiran libertad.¿Qué es esto?, se dicen unos a otros. Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen’.
Es también el hecho que había sucedido en aquella ocasión que venía a rubricar las palabras de Jesús que anunciaban el Reino nuevo de Dios. Para los oprimidos la libertad’, había dicho en la sinagoga de Nazaret. Y ahora aquello era palpable. allí estaba un hombre poseído de un espíritu inmundo, que se opone y hasta rechaza la presencia y las palabras de Jesús. Pero Jesús lo había liberado de aquella esclavitud, el hombre había sido curado. De ahí la reacción de la gentes allí presentes, pero que aquel hecho comenzó a divulgarse por todas partes. Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea’.
Escuchamos a Jesús y con actitud positiva tenemos que ponernos en su presencia, sabiendo que incluso en las palabras torpes de quienes hoy nos trasmiten su evangelio podemos descubrir esa buena noticia liberadora que siempre nos anuncia Jesús. Porque ahí está la fuerza de la Palabra de Dios que no tiene nunca que aburrirnos ni cansarnos. De nuestras actitudes positivas de escucha también depende. Siempre habrá algo nuevo que podemos descubrir; siempre tiene el Señor una palabra de vida que transmitirnos.
Acojamos nosotros esa palabra de vida y esa palabra liberadora y de salvación que nos ofrece. escuchemos con humildad y podremos descubrir la grandeza de lo que el Señor cada día nos ofrece como alimento para nuestra vida cristiana.



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