Un camino de cruz y de pascua que hemos de aprender a recorrer con tantos cristianos que sufren hoy persecución por el nombre de Jesús
Hechos, 16, 1-10; Sal
99; Juan
15, 18-21
‘Si el mundo os odia,
sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros’. Estas palabras de Jesús que hoy
escuchamos en el evangelio vienen a iluminar situaciones por los que
personalmente podemos pasar en muchas ocasiones, pero también situaciones que
viven muchos cristianos y por las que está pasando la Iglesia en muchos
lugares.
Odios, rechazos, contratiempos, desaires son
situaciones a las que tenemos que enfrentarnos en muchas ocasiones; quisiéramos
vivir en un mundo en paz y nuestro empeño es ir transformando nuestro mundo
según las medidas, los parámetros del Reino de Dios para que todos podamos
convivir en paz, nos respetemos y amemos mutuamente a pesar de las diferencias
que pudiera haber. Pero no siempre es fácil; no siempre lo conseguimos, y
muchas veces tenemos que sufrir en nuestra carne situaciones así.
Eso en el ámbito humano de nuestras relaciones sociales
donde muchas veces nos puede ser difícil la convivencia, pero también yendo a
algo más concreto a la hora de manifestar nuestra fe, expresar nuestros
principios cristianos y nuestros valores No siempre los que nos rodean, el
mundo en el que vivimos, la sociedad en su conjunto nos entiende. Es más, nos
encontraremos con una oposición muy enfrentada como si les molestase nuestra
manera de vivir o nuestra manera de entender como hemos de construir nuestra
sociedad.
Pero como nos dice Jesús hoy en el evangelio ‘Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado
a mí antes que a vosotros’. Y Jesús nos asegura que El será nuestra fuerza,
que nos da su Espíritu para que con su gracia podamos vivir esas situaciones,
para poner palabras en nuestros labios para lo que tengamos que decir. Es el
camino del Maestro que nosotros hemos de seguir. Para Jesús se convirtió en
Cruz y en Calvario, pero El supo hacer una ofrenda de amor en su camino de
pascua, en su camino de pasión. ‘No es el
siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os
perseguirán’, nos sigue diciendo Jesús.
Es el camino de Cruz que es camino de Pascua, porque es
camino de ofrenda de amor el que nosotros hemos de aprender a recorrer.
Pensemos que ese sufrimiento por el que tenemos que pasar en situaciones así se
puede, se tiene que convertir en semilla fecunda que germine nueva vida. Es la
ofrenda de nosotros mismos que hemos de aprender a hacer. Y hacerlo con la
alegría y la fuerza del Espíritu, aunque nos cueste, pero el Señor está con
nosotros.
Como decíamos es la situación de tantos cristianos a lo
largo del mundo que hoy, en este siglo XXI, están sufriendo persecución por la
fe que tienen en Jesús. No son noticias que salten a la primera plana de los telediarios
que aunque algunas veces se habla de esas muertes, sin embargo el hecho de que
sean por ser cristianos muchas veces se difumina. El Papa, la Iglesia, nos está
pidiendo que oremos por estos cristianos perseguidos y en nuestras diócesis y
en nuestras parroquias en la semana entre la Ascensión y Pentecostés se van a
elevar especiales oraciones al Señor en este sentido, pidiendo por los hermanos
perseguidos. Que así se eleve hoy y siempre nuestra oración al Señor.