San Benito, ejemplo y estímulo en nuestro caminar en el seguimiento de Cristo y en el testimonio que de dar ante el mundo
Proverbios
2,1-9; Sal
33; Mateo
19,27-29
‘Lo que más
necesitamos en este momento de la historia son hombres que a través de una fe
iluminada y vivida, hagan que Dios sea creíble en este mundo... Necesitamos
hombres como Benito de Nursia, quien en un tiempo de disipación y decadencia,
penetró en la soledad más profunda logrando, después de todas las
purificaciones que tuvo que sufrir, alzarse hasta la luz, regresar y fundar
Montecassino, la ciudad sobre el monte que, con tantas ruinas, reunió las
fuerzas de las que se formó un mundo nuevo. De este modo Benito, como Abraham,
llegó a ser padre de muchos pueblos’.
Así escribía Benedicto XVI, cuando aun no era Papa,
sobre san Benito de Nursia de quien tomaría su nombre para su pontificado, a
quien hoy estamos celebrando. Creo que es el gran mensaje que recibimos de este
santo en su fiesta. Como siempre son las figuras de los santos para los cristianos,
un estímulo para nuestra vida con su testimonio. No nos podemos quedar
simplemente en hacer una fiesta cuando celebramos un santo. No nos podemos
quedar en el recuerdo quizá de unos milagros que en su vida realizaron y que
ahora pedimos con su intercesión ante nuestros problemas.
La vida de los santos para nosotros los cristianos
tiene que ser mucho más. Son ejemplo y estímulo en nuestro caminar en el
seguimiento de Cristo y en el testimonio que nosotros en consecuencia hemos de
dar ante el mundo. Su vida retira y ascetica, su espíritu de oración al mismo
tiempo que su compromiso en el trabajo son para nosotros, repito, un estimulo y
un ejemplo de cómo nosotros quizá en el medio del mundo, allí donde hemos de
realizar nuestra vida, hemos de aprender a santificarnos en nuestro trabajo.
Siguiendo las palabras de Jesús que invitaba a los
discipulos a dejarlo todo para seguirlo él optó por una vida retirada en el
silencio y la oración. ‘Vende todo lo que
tienes, da el dinero a los pobres y luego vente conmigo y sígueme’, le
pedía Jesús al joven del Evangelio.Y un día los apostoles lo dejaron todo -
redes y barcas - para seguir a Jesús. Y Jesús promete la vida eterna para
quienes lo dejen todo y le sigan.
Es lo que contemplamos en San Benito a quien consideramos
el padre del monaquismo en el occidente, como fundador de la orden benedictina
con aquellos que junto a él se retiraron en Montecasino. Pero el lema de su
vida y para sus monasterios fue el de oración y trabajo, ‘ora et labora’.
Aunque quizá no vivamos una vida retirada del mundo,
sino que vivimos en medio del mundo también ha de ser un lema para nuestra
vida. Con nuestro trabajo, con el cumplimiento de nuesstras responsabilidades
hemos de santificarnos, pero lo haremos desde la fuerza de la oración, de
nuestra unión con el Señor. Por eso no puede estar al margen de nuestra vida de
cada día nuestra oración, nuestro
encuentro con el Señor, sino que ha de ser el centro de nuestra vida desde
donde encontramos la fuerza y la gracia para vivir nuestra santidad.
Nuestra vida santa en medio del mundo con nuestras
responsabilidades y nuestros compromisos ha de ser también ese testimonio que
ofrezcamos hoy y con el que hagamos también creible ese evangelio que tratamos
de vivir. En san Benito encontramos ejemplo, estimulo y también su intercesion
para alcanzarnos la gracia del Señor.