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sábado, 19 de enero de 2019

Los pobres y los sencillos, los pecadores o los que son rechazados por los demás, los que nadie quiere y con los que nadie quiere sentarse a la mesa de la vida serán también nuestros preferidos como lo fueron de Jesús


Los pobres y los sencillos, los pecadores o los que son rechazados por los demás, los que nadie quiere y con los que nadie quiere sentarse a la mesa de la vida serán también nuestros preferidos como lo fueron de Jesús

Hebreos 4,12-16; Sal 18; Marcos 2,13-17

Si en nuestra mano está el elegir a una persona que sabemos que un día va a tener una responsabilidad seria y a quien le vamos a confiar grandes misiones, seguramente que primero pensemos en el perfil de la persona que podría desempeñar esas responsabilidades y luego trataremos de escoger entre aquellos que no puedan recibir ningún rechazo por esa sociedad en la que vivimos. Y no hacemos mal, nadie nos lo podría reprochar el que nos tracemos un perfil y según ese perfil hagamos nuestra elección. Claro que tambien tendriamos el peligro de desechar talentos ocultos, que precisamente porque no les damos una oportunidad se van a quedar como piedras preciosas sin tallar y sin sacarles entonces todo su valor.
Jesús en estos comienzos de su actividad por aquellos pueblos y caminos de Galilea principalmente se ve rodeado de muchas personas que quieren seguirle, pero El tambien va llamando a los que El quiere tener cerca de sí y van a ser como sus especiales amigos. Así ha elegido a unos pescadores del mar de Galilea para que estén con El prometiéndoles que de pescadores en aquel lago un día serán pescadores de hombres, aunque ellos aún no entiendan bien el significado de las palabras de Jesús. Así se va formando el grupo con distintas personas provenientes de lugares y de oficios dispares. Pero hoy le vamos a ver llamar a alguien que parecería que no daría la talla, el perfil de los que han de ser sus amigos y a los que un dia confiará una gran misión, pre-adelantado de alguna manera con lo que le dice a los pescadores de Galilea.
Se detiene junto a la garita de un cobrador de impuestos y Jesús le invita a seguirle. ¿Entraría en el perfil de los amigos del profeta? No parece, al menos eso le va a parecer a muchos que están muy vigilantes con lo que hace Jesús, que sea la persona adecuada por su profesión. ya de antemano sin pensar nada más todos los que se dedicaban a esa actividad eran despreciados por la mayoría del pueblo; claro que a nadie nos gusta que vengan a cobrarnos impuestos y ya sabemos como siempre popularmente los tratamos. En Israel además era como un colaboracionista con el poder extranjero opresor, porque los impuestos los cobraba para ellos, pero además en sus operaciones de intercambios y de préstamos se habían ganado la fama de ser usureros y ladrones. Por eso los llamaban los publicanos, los pecadores y eran despreciados por todos.
Los criterios de Jesús son bien distintos. Si en verdad El ha venido a hacer un mundo nuevo y distinto esas barreras que nos interponemos los hombres tendrán que caer. El Reino de Dios que Él anuncia viene con otros valores y toda persona ha de ser valorada siempre, porque lo que ha de imperar en El es el amor. Y el amor me ha de hacer tener en cuenta el verdadero valor de la persona que está dentro de sí. No son los prejuicios humanos los que tienen que interponerse y siempre a toda persona ha de darse una nueva oportunidad. Cada hombre y cada persona es como un diamante en bruto que hemos de saber reconocer y hacer florecer todos sus valores y todas su cualidades, y además toda persona ha de poder siempre regenerarse para salir de condición de hombre viejo y ser siempre ese hombre nuevo del Reino.
Jesús ha escogido a Leví y con él se ha ido a su casa con sus discípulos cuando el publicano le ofrece una comida en la que estarán sentados también los que han sido sus amigos y compañeros de profesión. Claro que esto no gustará a los puritanos de siempre y por allá andan criticando que Jesús se junta con publicanos y pecadores y come con ellos. Pero Jesús ha venido a redimir a los pecadores y aquellos que son los más despreciados de la humanidad esos serán sus amigos. Para los pobres y los oprimidos es el anuncio de la Buena Nueva que trae Jesús para hacer ese hombre nuevo y ese mundo nuevo que es el Reino de Dios. Y si Dios es el Señor lo es de todos porque a todos ama, todos sus hijos y para todos regala en abundancia su amor.
Y nosotros que decimos que queremos vivir el reino de Dios, ¿de quienes nos rodeamos? ¿A quienes escogemos como nuestros amigos? ¿con quienes queremos contar para caminar juntos por la vida haciendo ese mundo nuevo? ¿Serán también los pobres y los sencillos, los pecadores o los que son rechazados por los demás, los que nadie quiere y con los que nadie quiere sentarse a la mesa de la vida también nuestros preferidos como lo fueron de Jesús?




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