Trabajad
no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida
eterna, el que os dará el Hijo del hombre
Hechos de los apóstoles 6, 8-15; Salmo 118;
Juan 6, 22-29
Todos siempre andamos buscando; es
desde una insatisfacción innata en que queremos más y mejor o queremos otras
cosas. Queremos vivir y queremos siempre algo mejor para nuestra vida y
buscamos eso que creemos que nos hará mejor la vida; buscamos la felicidad,
buscamos ver satisfechas no solo nuestras necesidades básicas sino esas ansias
que llevamos dentro; buscamos trabajo para conseguir lo que anhelamos, o
buscamos el encuentro con los otros y por qué no decirlo, queremos ver lo que
podemos conseguir con esa amistad que buscamos. Pero buscamos que nos lo den
fácil, que sea quizás con el mínimo esfuerzo por nuestra parte, casi como si
fuera un regalo del que siempre nos creemos merecedores; recordemos todas las
reivindicaciones que en este sentido hacemos en todos los ámbitos. Nos seguimos
preguntando qué buscamos y por qué buscamos.
Hoy nos habla el evangelio de cómo la
gente buscaba a Jesús. Habían estado con él la tarde anterior y allí Jesús
movido a compasión había repartido milagrosamente aquel pan que todos
recibieron gratuitamente; querían hacerlo rey, pero Jesús se les escabulló.
Aunque habían visto que no se había montado en el barco con los discípulos, ahora en la mañana al no encontrarlo llegan
como pueden hasta Cafarnaún. Allí está Jesús. Y le pregunta, ‘Maestro,
¿cuándo has venido aquí?’ Es como decirle ayer nos dejaste con tres palmos
de narices y ahora apareces aquí.
¿Qué buscaban? ¿Por qué buscaban a Jesús?
El sabe bien interpretar esas búsquedas de la gente y por eso les dice que
trabajen por aquello que los alimenta para siempre, no por lo que es caduco de
un día y pronto los va a dejar insatisfechos.
Es el comienzo de un gran interrogante que Jesús les va plantando en el corazón. Ayer todo era muy fácil, y todo fui gratuito,
pudieron comer pan hasta hartarse. Pero parece que siguen teniendo hambre,
siguen corriendo tras Jesús que parece que les puede hacer la vida fácil. Mira
cómo los cura; ahora los ha alimentado en el desierto. ¿Qué es lo que se suele
pedir a los dirigentes para que le solucionen los problemas a la gente? Que no
les falte la comida y que se pueda conseguir fácilmente; y si encima algo de
entretenimiento, pues mejor. Por eso Jesús les está haciendo este
planteamiento.
‘En verdad, en verdad os digo: me
buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta
saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que
perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo
ha sellado el Padre, Dios’.
Les va a costar entenderlo, porque
cuando tenemos algo muy metido en la cabeza no es difícil cambiarlo. Era la
idea, por otra parte, que ellos tenían de lo que había de ser el Mesías. Y para
ellos en cierto modo Jesús se les está presentando como el Mesías. Pero lo que
les está planteando Jesús es distinto, son otras posturas y otras actitudes las
que hemos de tener, es otra manera de buscar pero también es algo nuevo lo que
se les está ofreciendo aunque les cueste entenderlo y aceptarlo.
Estos primeros momentos de diálogo de Jesús
con aquellas gentes de Cafarnaún va a dar pie para cosas nuevas y distintas,
que todo va a salir en ese diálogo. Porque otro es el alimento que Jesús quiere
ofrecerle. ‘El alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el
Hijo del Hombre’, les dice. Pero para eso han de realizar el camino que
Dios quiere, aunque les cueste.
‘¿Qué tenemos que hacer para
realizar las obras que Dios quiere?’,
es la pregunta que surge entonces y que tiene que surgir también en nuestro corazón.
¿Qué estamos dispuestos a hacer? ¿Qué pasos estamos dispuestos a dar? Porque también
nosotros buscamos que las cosas sean fáciles, nos creemos que eso de seguir a Jesús
es cumplir con unas cuantas cositas y ya está todo hecho.
Pero Jesús nos dirá algo distinto. ‘La
obra de Dios es esta: que creáis en el que Él ha enviado’. Pudiera parecer
fácil, pero no es cualquier cosa eso de creer en Jesús. Ya en otros momentos
nos había hablado de conversión, de cambio profundo, de que era necesario dar
la vuelta totalmente a la vida.
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