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sábado, 5 de enero de 2013


Buscamos a Jesús pero es El quien nos ama y quien nos llama

1Jn. 3, 11-21; Sal. 99; Jn. 1, 43-51
Nos acercamos a Jesús por distintos medios o por diferentes caminos podemos llegar hasta El, pero en el fondo tenemos que reconocer que realmente es El quien nos llama y nos lleva junto a El. En el proceso que vamos siguiendo en este primer capítulo del evangelio de Juan es eso lo que podemos descubrir y además hacerlo con gozo, porque grande es el amor que el Señor nos tiene que nos busca y nos llama y quizá se valga de la mediación de otros, pero es porque quiere que estemos con El experimentando y gozando de su amor.
Si ayer veíamos a Andrés y Juan que se van tras Jesús cuando el Bautista se los señala como el Cordero de Dios y Andrés luego llevará a Simón al encuentro con Jesús, ahora en primer momento veremos a Jesús que pasa junto a Felipe y le invita a seguirle. Es el primer llamado así de una forma directa - Jesús le dice ‘Sígueme’ -, aunque en el fondo  ya había una llamada de amor en ese dejar Jesús que Andrés y Juan fueran con El para conocerle.
Y aunque sea Andrés el que le indique a Simón que han encontrado al Mesías, podemos ver ya el amor anterior que Jesús tenía a Simón de manera que en sus primeras palabras, con el cambio de nombre, está indicándole de alguna manera la misión para la que le había escogido. ‘Tú eres Simón, el hijo de Juan, pero tú te llamarás Cefas (que significa piedra-Pedro)’. Será el nombre por el que ya desde entonces le conoceremos.
Lo mismo sucederá con Natanael. Felipe le dirá cuando se encuentre con su amigo que ‘aquel de quien hablaron Moisés y los profetas lo hemos encontrado: Jesús, el hijo de José, de Nazaret’. Ya hemos escuchado las reticencias de Natanael - quizá por aquello de las clásicas envidias y disputas de pueblos vecinos - pero Jesús le dará a entender de que antes incluso de que Felipe le hablara, ya El lo conocía. ‘Cuando estabas debajo de la higuera, yo te vi’.
Es la llamada del Señor. Es el amor del Señor que es primero que nuestro amor. Es el Señor el que nos busca porque nos ama y quiere contar con nosotros. Es el Señor que está a nuestro lado incluso cuando pensamos que nadie nos quiere o nos tiene en cuenta. Es el Señor que conoce lo más secreto de nuestro corazón y sabe bien de nuestras inquietudes interiores, o de los interrogantes o dudas que se nos plantean en la vida. Y de una forma u otra el Señor con su amor quiere estar a nuestro lado y ser la respuesta para todo eso que llevamos en el corazón.
Pero este texto del evangelio puede enseñarnos muchas cosas más. Como hemos visto Jesús se ha valido de las mediaciones del Bautista, de Andrés o de Felipe para que otros conocieran a Jesús y se quisieran ir con El. Quiso contar con ellos. ¿Por qué no pensamos que quiere contar con nosotros que podemos ser mediaciones para los demás, para que lleguen a encontrarse también con Jesús? Quiere contar con nosotros.
Si Andrés no hubiera hablado a su hermano Simón, quizá no hubiera ido con Jesús. Si Felipe no lo hubiera hablado a Natanael, insistiéndole incluso cuando había un rechazo por parte de Natanael en querer reconocer a Jesús, no hubiera llegado tampoco hasta Jesús. No tengamos miedo a hablar de Jesús a los demás. Algunas veces somos excesivamente temerosos, tímidos o vergonzosos, pensamos que nos van a rechazar, o nos van a decir no sé cuantas cosas. Hemos de saber tener coraje en el corazón para anunciar el  nombre de Jesús.
Tendríamos aquí que recordar lo que Jesús nos dirá luego en el evangelio de que no hemos de avergonzarnos de su nombre, porque el que se declare por Jesús, El se declarará por él delante del Padre del cielo. Además ya nos dirá también como el Espíritu va a hablar en nuestro corazón y poner palabras en nuestros labios cuando tengamos que dar testimonio del nombre de Jesús.
Qué hermosa confesión de fe en Jesús llegaría a hacer Natanael. Gracias a la insistencia de Felipe. Porque en el fondo siempre estuvo el amor del Señor que nos llama y que nos busca y que se vale de nosotros para que otros también lleguen a confesar su fe en El.

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