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sábado, 5 de diciembre de 2015

El rostro compasivo y misericordioso de la Iglesia con todos los pecadores y los que sufren hace presente el Reino de Dios

El rostro compasivo y misericordioso de la Iglesia con todos los pecadores y los que sufren hace presente el Reino de Dios

Isaías 30,19-21.23-26; Sal 146; Mateo 9,35–10,1.6-8

‘Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas…’ En pocas palabras resume el evangelista la manera de actuar de Jesús.
Y nos sentimos confortados. Sabemos cómo en Jesús encontramos consuelo y alivio en nuestros sufrimientos, carencias y necesidades. Contamos con Jesús, con su amor, con su compasión, que humanamente no siempre encontramos en los demás. Como nos decía el profeta cuando el Señor vende la herida de su pueblo y cure la llaga de su golpe’ sentiremos paz en nuestro corazón, alivio y salud en nuestros sufrimientos, consuelo en nuestras penas y soledades, salvación para nuestra vida. Con confianza total podemos acudir a Jesús, tenemos que acudir a Jesús.
Pero es la misión que nos ha encomendado; es la misión que le ha encomendado a sus discípulos y a cuantos creen en El; es la misión que tiene que seguir realizando la Iglesia. ‘Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. A estos doce los envió…. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis’.
Así tiene que manifestarse siempre y con todos la Iglesia, compasiva y misericordiosa. No pueden ser otros los sentimientos ni la manera de actuar con los pecadores, con todos los que sufren. Quiere hacerlo la Iglesia y ahí contemplamos cuantas obras de misericordia realiza en sus hijos a través de todos los tiempos y en todos los lugares. Ahora estamos a las puertas del año de la misericordia al que nos ha convocado el Papa y que comenzará el próximo martes.
Que se manifieste esa misericordia de verdad en el rostro de la Iglesia y así lo expresen sus pastores para con todos, y así lo vivamos todos los creyentes en Jesús los unos con los otros. Demasiadas veces nos hemos manifestado o se ha manifestado la Iglesia con un rostro demasiado severo y justiciero. Hay muchos que están sintiendo sobre sí ese rostro severo y no llegan a descubrir esa misericordia del Señor que les ha de llegar en el rostro de la Iglesia. Jesús acogía siempre a los pecadores, a todos los pecadores y para todos tenía esa palabra y ese gesto de la paz y del perdón. Algunas veces pudiera dar la impresión de que para algunos no es esa paz que viene de Dios por algunas manifestaciones que escuchamos o palpamos en nuestro entorno. Y el perdón y la paz que ofrece Jesús son para todos.
Que nosotros que sentimos en nuestra vida esa mirada misericordiosa del Señor seamos capaces de llevar esa paz a los demás, a todos, porque siempre nuestro corazón esté lleno de la ternura y misericordia del Señor y así con esa compasión y ternura nos acerquemos nosotros a los demás. Que no  nos falte esa ternura para con los demás; que siempre llevemos una sonrisa en nuestro rostro cuando nos acerquemos al otro sea quien sea; que abramos en verdad nuestro corazón para que en él quepan todos nuestros hermanos. Así haremos presente el Reino de Dios como lo iban haciendo los discípulos de Jesús curando a los enfermos limpiando a los leprosos, resucitando a los muertos, echando a los demonios. Son tantas las cosas que en este sentido podemos hacer. Así haremos un  verdadero camino de Adviento.

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