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sábado, 4 de junio de 2022

Es en lo hondo del corazón donde tenemos que aprender a conocer y a vivir a Jesús dejándonos conducir por su Espíritu

 


Es en lo hondo del corazón donde tenemos que aprender a conocer y a vivir a Jesús dejándonos conducir por su Espíritu

Hechos de los apóstoles 28, 16-20. 30-31; Sal 10; Juan 21, 20-25

Una especie de anécdota o curiosidad, un testimonio y una hipérbole vienen a poner punto final al evangelio de Juan que hemos venido escuchando en estos momentos en que llegamos a la conclusión de la pascua.

Es la curiosidad de Pedro ante todo lo que le estaba anunciando Jesús pero sobre lo que le pudiera suceder, qué anuncios tendría Jesús reservados para aquel discípulo amado que ahora tan cerca de ellos estaba. Algo así como querer corresponder como un favor porque había sido precisamente Juan el que desde la barca lo había reconocido y solamente a Pedro se lo había contado. Pero Jesús, podríamos decirlo así, corta las preguntas y curiosidades de Pedro diciéndole poco menos que se preocupara solo de sus asuntos. Se queda todo en la interpretación que haría el resto de los discípulos de las palabras de Jesús – Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?’ – de que aquel discípulo no iba a morir.

Es, sí, el discípulo que va a dar un hermoso testimonio de Jesús, cuando nos deja reflejado en este texto la Buena Noticia de Jesús. ‘Este es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero’. Como se nos dirá en otro momento todo esto se ha escrito para creamos y creyendo tengamos vida en el nombre de Jesús.

Como el mismo Juan nos dirá en sus cartas, lo que ha visto y lo que ha oído no lo puede callar; lo que ha visto y lo que ha oído, lo que ha experimentado con su propia vida, tiene que trasmitírnoslo. Ese es su testimonio, esa es su verdad, esa es la vida que nos quiere transmitir.

Y es que quienes conocemos a Jesús, quienes creemos en Jesús como nuestra Salvación tenemos que convertirnos en testigos. Es lo que ha venido a ser la historia de la Iglesia a lo largo de los tiempos, un testigo que trasmite lo que ha vivido. Es así como se ha transmitido la fe, contagiándonos de unos a otros. No son las explicaciones las que nos convencen para que creamos, sino el testimonio de una vida, el testimonio de un creyente. No vamos a enseñar filosofías ni ideologías, no son simplemente doctrinas lo que queremos trasmitir sino que Jesús es en verdad nuestra verdadera y única sabiduría porque al encontrar en El la salvación encontramos la vida, encontramos el sentido más hondo para nuestro vivir.

Y como decíamos termina con una hipérbole. Algo que nos puede parecer una exageración pero que lo que quiere es manifestarnos la grandiosidad del mensaje de Jesús. ‘Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni el mundo podría contener los libros que habría que escribir’.

Es cierto que la Biblia es el libro más editado en el mundo y que prácticamente se ha traducido a todas las lenguas conocidas del mundo; tenemos que reconocer también que inmensa biblioteca podríamos formar y nos preguntaríamos donde podríamos ponerla, si juntamos todos los libros que en el mundo y en la historia se han escrito que nos hablen de Jesús. Fue, es cierto, una hipérbole la que quiso expresar el evangelista aún sin saber cuánto a lo largo de la historia se escribiría sobre Jesús.

Pero quiere decirnos algo más, y es que el mensaje de Jesús no son solo las palabras que como historias nos han dejado los cuatro evangelistas, sino que el mensaje de Jesús va mucho más allá de esas palabras porque llegará a lo que llevamos en el corazón con la fe que en El tenemos. Y es ahí en lo hondo del corazón donde tenemos que aprender a conocer y a vivir a Jesús dejándonos conducir por su Espíritu que nos lo revelará todo.

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