Descarguemos
las mochilas de nuestra vida de tantas vanidades y orgullos, autosuficiencia y
amor propio, para que podamos encontrar el amor de los demás y llenarnos de
Dios
Proverbios 30,5-9; Sal 118;
Lucas 9,1-6
Se encuentra uno en la vida caminantes que con su mochila al hombre
van recorriendo pueblos y ciudades, se meten en los más variados caminos y
senderos o los vemos intentando subir ya sea altas montañas por aquello de
conquistar las alturas o ya sea para atravesando esos lugares ir en búsqueda de
sitios nuevos que conocer, lugares que visitar o gente con la que relacionarse
en un hermoso intercambio de culturas. Es hermoso ponerse en camino; es un
riesgo y una aventura, pero también es una riqueza para la vida si sabemos ir
con los ojos bien abiertos para empaparnos no solo de la belleza de las
ciudades o de los paisajes sino de la riqueza que nos ofrece cada uno desde su
cultura y desde la sabiduría que todos llevamos dentro.
Pero cuando observamos a esos caminantes o senderistas de la vida
vemos también el bagaje que llevan consigo; los vemos con mochilas grandes y
sobrecargadas porque parece que quieren llevar consigo todas las comodidades de
su casa, y los veremos cansinos y agotados que parece que ya no pueden caminar
ni avanzar por el peso que llevan tras de si en sus espaldas; pero lo vemos
también ligeros de equipaje que llevan solo lo justo y lo necesario para hacer
el camino, los que les hace caminar ligeros en su paso sin el agobio de pesadas
mochilas y están dispuestos no solo al sacrificio de comodidades que han sabido
dejar atrás, sino abiertos y dispuestos a recibir lo que se les ofrezca a lo
largo del camino en el que van enriqueciéndose mucho más en un sencillo
intercambio con quienes se encuentran o en quienes le reciben. ¿Qué será mejor?
Juzgues ustedes, y vean donde encontrarán mayor riqueza para sus vidas.
En el pasaje que hoy nos ofrece el evangelio se nos habla del envío
que Jesús hace de sus discípulos como apóstoles para hacen el anuncio del Reino.
‘Jesús reunió a los Doce y les dio
poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar
enfermedades. Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los
enfermos…’ Nos dice
que les dio autoridad y los envió a predicar, a proclamar el Reino. Les dio la
autoridad que está siempre al servicio del bien. ‘Sobre toda clase de demonios
y a curar enfermedades’. Es la señal de la liberación del mal, es la señal del
servicio del bien, son las señales en que se manifiesta el Reino de Dios. Autoridad
aquí no significa poder como muchas veces lo entendemos, no olvidemos que nos
dirá que el primero y principal ha de ser el último y el servidor de todos. Es
el sentido del servicio. Es el estilo del anuncio del Reino, lo que han de
predicar y lo que han de anunciar.
Pero hay otras señales en
las recomendaciones que les hace. No han de llevar la mochila demasiado
cargada, en el símil de lo que veníamos antes hablando. Cuando Jesús les dice
‘no llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero;
tampoco llevéis túnica de repuesto, quedaos en la casa donde entréis, hasta que
os vayáis de aquel sitio…’ así, con el símil del caminante del que veníamos
hablando, lo podemos entender mejor.
La fuerza del anuncio del
Reino está en la propia Palabra que anuncian, pero una palabra que va
acompañada de señales, no solo de lo que han de hacer por los demás, sino desde
su propio estilo de vida. Es el signo de la humildad y de la pobreza; no es el
poder de lo que nosotros podamos aparentar cargados con inmensas mochilas de
poder sino que es la sencillez de nuestros gestos, el desprendimiento de
nuestra vida, la generosidad de nuestro corazón, nuestra apertura a los demás.
Es ahí donde ofrecemos el mensaje, es ahí donde vemos la presencia del Espíritu
del Señor, es así como se manifiesta la presencia amorosa de Dios.
Descarguemos las mochilas
de nuestra vida de tantas vanidades y orgullos, de tanta autosuficiencia y amor
propio, para que también sepamos encontrar el amor de los demás al que tantas
veces nos cerramos en nuestra autocomplacencia y así nos llenaremos de Dios.
Definitivamente que las mochilas si importan y mucho más la forma en la que las llevamos, ya que en viajes largos vamos a caminar mucho y no queremos lesionarnos la espalda, muy buenos consejos del blog, por otro lado me gustaría compartirles Kanken Mini.
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