El encuentro con Jesús va a significar el encuentro con la luz y cuando nos sentimos iluminados y envueltos por esa luz tenemos que llevarla también a los demás
Proverbios 3,27-34; Sal 14;
Lucas 8,16-18
Es verdad, a nadie se le ocurre encender una luz para taparla y no
dejar que nos ilumine. Donde hay oscuridad queremos luz, nos valemos de
lámparas, buscamos la mejor manera de estar iluminados.
Ya sé que me van a decir que
hacemos juegos de luces, que medio las ocultamos o difuminamos según
necesitemos para nuestra ornamentación, que tratamos de disimularla para que no
nos dé directamente, que buscamos jugar con los contrastes para resaltar
aquello que tengamos en mente. Está bien, todo eso forma parte de nuestra
ornamentación, y buscamos nuestros fines y nuestros medios jugando con las
luces y las oscuridades, pretendemos hacer algo bello o lograr algo artístico,
y entramos en manipulaciones de luces y de sombras, y hacemos juegos para
hacernos aparecer algo que se nos presente como algo irreal, ilusorio o imaginativo;
incluso en el tratamiento de las imágenes jugamos con la luz y con el resaltar
unos nuevos colores que nos transporten a nuevas imaginaciones.
¿Todo esto que estamos diciendo entra en contradicción con lo que expresábamos
al principio de nuestros deseos de luz, y de nuestro querer apartarnos de la
oscuridad? Cada uno si quiere hágase sus propias conclusiones, pero seguro que
permanecen en nosotros esos deseos de luz, de encontrar esa luz y ya nos
estaremos refiriendo a algo más que una luz física que nos haga ver con los
ojos de la cara para pensar en otra luz interior que nos haga ver con mayor
profundidad. Sin embargo muchas veces nos preocupamos más de esa luz exterior
que de lo que interiormente podamos necesitar. Y es aquí donde entra el mensaje
del evangelio, que nos habla de una luz que nos ilumina y de una luz con la que
nosotros también tenemos que iluminar.
Es aquí donde tendríamos que comenzar a pensar en lo que Jesús y el
mensaje del evangelio significa o va a significar en nuestra vida, qué es lo
que nosotros tenemos que buscar en Jesús y qué es lo que nosotros encontremos
en el mensaje del evangelio. Cómo el encuentro con Jesús va a significar el
encuentro con la luz y cuando nos sentimos iluminados y envueltos por esa luz
tenemos que llevarla también a los demás.
No podemos confundir la luz de Jesús con otras luces que nos engañen.
Y es aquí donde tenemos que pensar en las manipulaciones de la luz. Podemos
encontrar a nuestro lado quienes manipulen la luz para hacernos vez luces donde
no hay sino oscuridad, vez luces engañosas que nos confunden o que nos hacen
ver cosas distintas a lo que tiene que ser la verdad de nuestra vida, esa
verdad que solo podemos encontrar en el evangelio de Jesús.
Hay muchas cosas en nuestro entorno que nos pueden llevar a esa confusión,
que nos pueden hacer ver cosas que no son la autentica realidad y llenan de confusión
nuestra vida. Vamos a recibir muchos fogonazos de luces que nos deslumbran y
que muchas veces pueden ser demasiado interesados. Pueden comenzar a subrayar
cosas que nos llenen de miedos, de incertidumbres, de dudas y que nos puedan
hacer pensar que todo está corrompido, que todo está lleno de maldad, que
incluso en aquellas cosas buenas que muchos hacen hay intenciones ocultas o
cosas que se quieren ocultar para que no nos encontremos con la verdad. Y
podemos perder la paz, la serenidad que necesitamos en nuestro espíritu.
Busquemos la verdadera luz, busquemos a Jesús y dejémonos encontrar
por El, tengamos un encuentro vivo con el Evangelio y con la Palabra de Dios,
dejémonos conducir por el Espíritu divino que nos guía, nos enseña, nos ilumina
y nos conduce a los caminos de la verdadera vida.
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