Vistas de página en total

lunes, 24 de septiembre de 2018

El encuentro con Jesús va a significar el encuentro con la luz y cuando nos sentimos iluminados y envueltos por esa luz tenemos que llevarla también a los demás


El encuentro con Jesús va a significar el encuentro con la luz y cuando nos sentimos iluminados y envueltos por esa luz tenemos que llevarla también a los demás

Proverbios 3,27-34; Sal 14; Lucas 8,16-18

Es verdad, a nadie se le ocurre encender una luz para taparla y no dejar que nos ilumine. Donde hay oscuridad queremos luz, nos valemos de lámparas, buscamos la mejor manera de estar iluminados.
Ya sé que me van a decir  que hacemos juegos de luces, que medio las ocultamos o difuminamos según necesitemos para nuestra ornamentación, que tratamos de disimularla para que no nos dé directamente, que buscamos jugar con los contrastes para resaltar aquello que tengamos en mente. Está bien, todo eso forma parte de nuestra ornamentación, y buscamos nuestros fines y nuestros medios jugando con las luces y las oscuridades, pretendemos hacer algo bello o lograr algo artístico, y entramos en manipulaciones de luces y de sombras, y hacemos juegos para hacernos aparecer algo que se nos presente como algo irreal, ilusorio o imaginativo; incluso en el tratamiento de las imágenes jugamos con la luz y con el resaltar unos nuevos colores que nos transporten a nuevas imaginaciones.
¿Todo esto que estamos diciendo entra en contradicción con lo que expresábamos al principio de nuestros deseos de luz, y de nuestro querer apartarnos de la oscuridad? Cada uno si quiere hágase sus propias conclusiones, pero seguro que permanecen en nosotros esos deseos de luz, de encontrar esa luz y ya nos estaremos refiriendo a algo más que una luz física que nos haga ver con los ojos de la cara para pensar en otra luz interior que nos haga ver con mayor profundidad. Sin embargo muchas veces nos preocupamos más de esa luz exterior que de lo que interiormente podamos necesitar. Y es aquí donde entra el mensaje del evangelio, que nos habla de una luz que nos ilumina y de una luz con la que nosotros también tenemos que iluminar.
Es aquí donde tendríamos que comenzar a pensar en lo que Jesús y el mensaje del evangelio significa o va a significar en nuestra vida, qué es lo que nosotros tenemos que buscar en Jesús y qué es lo que nosotros encontremos en el mensaje del evangelio. Cómo el encuentro con Jesús va a significar el encuentro con la luz y cuando nos sentimos iluminados y envueltos por esa luz tenemos que llevarla también a los demás.
No podemos confundir la luz de Jesús con otras luces que nos engañen. Y es aquí donde tenemos que pensar en las manipulaciones de la luz. Podemos encontrar a nuestro lado quienes manipulen la luz para hacernos vez luces donde no hay sino oscuridad, vez luces engañosas que nos confunden o que nos hacen ver cosas distintas a lo que tiene que ser la verdad de nuestra vida, esa verdad que solo podemos encontrar en el evangelio de Jesús.
Hay muchas cosas en nuestro entorno que nos pueden llevar a esa confusión, que nos pueden hacer ver cosas que no son la autentica realidad y llenan de confusión nuestra vida. Vamos a recibir muchos fogonazos de luces que nos deslumbran y que muchas veces pueden ser demasiado interesados. Pueden comenzar a subrayar cosas que nos llenen de miedos, de incertidumbres, de dudas y que nos puedan hacer pensar que todo está corrompido, que todo está lleno de maldad, que incluso en aquellas cosas buenas que muchos hacen hay intenciones ocultas o cosas que se quieren ocultar para que no nos encontremos con la verdad. Y podemos perder la paz, la serenidad que necesitamos en nuestro espíritu.
Busquemos la verdadera luz, busquemos a Jesús y dejémonos encontrar por El, tengamos un encuentro vivo con el Evangelio y con la Palabra de Dios, dejémonos conducir por el Espíritu divino que nos guía, nos enseña, nos ilumina y nos conduce a los caminos de la verdadera vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario