El
evangelio es siempre un camino de esperanza, un camino que nos abre a algo
nuevo, siempre es buena noticia de salvación que nos tiene que hacer pensar
2Samuel 5, 1-7. 10; Sal 88; Marcos 3, 22-30
Una página dura la que nos presenta hoy
el evangelio, pero como siempre el evangelio es un camino de esperanza, un
camino que nos abre a algo nuevo; siempre es buena noticia de salvación. A
muchas cosas nos puede llevar a reflexionar.
Por una parte ese rechazo blasfemo que
hacen de Jesús los escribas y fariseos que han bajado de Jerusalén a Galilea
tratando de controlar aquello nuevo que ha surgido y que a ellos les produce
tanto escándalo. Rechazan la buena nueva de Jesús, rechazan su obra, no son
capaces de descubrir la obra y la mano de Dios en lo que Jesús realiza, por eso
llegan a la blasfemia de decir que lo que Jesús realiza es obra del espíritu
maligno.
Pero la respuesta de Jesús, las
palabras de Jesús tratan de ser conciliadoras; quiere hacerles comprender la
incongruencia de sus planteamientos; como nos dice Jesús un reino dividido está
abocado a la muerte y a desaparecer; ¿cómo puede el espíritu maligno actuar en
contra de si mismo? Lo que Jesús está haciendo es expulsar al maligno de la
vida de las personas, para que sea en verdad Dios el que reine en nuestra vida.
Pero no llegarán a comprender.
‘¿Cómo va a echar Satanás a Satanás?
Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no
puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra,
no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre
forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá
arramblar con la casa’. Ahí están las
palabras de Jesús.
Por eso, esa parte dura de las palabras
de Jesús que les dice que quienes niegan la acción del espíritu Santo no
tendrán perdón. Se ha de comprender que para recibir el perdón hay que
reconocer el pecado, reconocer el mal que hay en nuestra vida y del que Jesús
con el perdón nos quiere liberar; si no hay arrepentimiento, y arrepentimiento
es reconocimiento del pecado y querer cambiar nuestra vida para entrar en una
órbita nueva, no habría entonces perdón. Si negamos la acción del espíritu del
que nos viene el perdón de Dios, tampoco habría perdón. Es necesaria esa
conversión de la que Jesús nos está hablando continuamente.
Todo esto de lo que nos está hablando
hoy el evangelio no es una cuestión que vemos planteada solo en aquellos
momentos. Es algo actual. ¿De alguna manera no estaremos negando en nuestra
sociedad actual esa realidad del pecado? Cuánto nos cuesta reconocerlo, nadie
tiene pecado, nadie quiere reconocer que es pecador. Y hablaremos de errores o
de debilidades, está bien si lo queremos decir así, pero ¿por qué negar la
culpabilidad que nosotros podamos tener en nuestro pecado en lo que hemos
obrado mal? No nos queremos sentir culpables, todo lo tratamos de disculpar,
claro en lo que nos atañe a nosotros, porque bien que nos fijamos en lo que
hacen mal los demás y bien que los queremos hundir en su mal. Y por supuesto en
la práctica de nuestra vida hasta hemos ido desapareciendo el concepto del
demonio o de Satanás del que ya no queremos oír hablar.
Y es que por otra parte olvidamos
nuestra relación con Dios, con buscar lo que Dios quiere y hacer su voluntad.
Olvidamos o dejamos de lado los sentimientos religiosos más profundos de la
persona; es cierto que se mantienen ciertas religiosidades populares que muchas
veces las reducimos a unas costumbres, unas tradiciones o un folclorismo.
Veamos y reconozcamos cómo en nuestra
sociedad se han ido transformando expresiones religiosas en meras costumbres
populares y que cuando incluso las celebramos le hemos mermado las expresiones
religiosas más profundas. Las fiestas religiosas que marcaron el calendario de
nuestra vida son ahora fiestas populares a las que incluso les hemos cambiado
su nombre por fiestas de la primavera o del invierno o de no sé que nombres nos
inventamos. ¿En que hemos convertido incluso nuestras celebraciones de Semana
Santa? Repasemos todo lo que la rodea con sus publicidades y veamos en qué la
hemos convertido.
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