María
es para nosotros un canto de esperanza y en su nacimiento vislumbramos la
aurora de la salvación porque de ella nos viene el verdadero sol, la verdadera
luz del mundo
Miqueas 5, 1-4ª; Sal 12; Mateo 1,
18-23
Cuando llega el cumpleaños de una
persona a la que amamos y apreciamos todos nos afanamos por desearle las
mejores cosas, los días de mayor felicidad y quienes hayamos tenido una mayor cercanía
en la vida recordamos acontecimientos vividos juntos, o momentos que fueron muy
importantes en la vida de esa persona. Todos son felicitaciones, deseos de alegría
y de felicidad y nos gustaría estar junto a esa persona en tal celebración para
participar de esa fiesta. Más cuando es un ser querido como pueda ser una madre
donde ya procuraremos ofrecerle las mejores muestras de nuestro amor.
Pues en este día celebramos un
cumpleaños muy especial y en el que todos queremos celebrar fiesta. Hoy es el
día del nacimiento de María, la Madre del Señor y nuestra Madre. Nuestros
pueblos y la Iglesia toda se hacen fiesta en este día tan hermoso de la
Natividad de nuestra Señora, aunque luego lo celebremos con distintas
advocaciones según sea la devoción y amor que le tenemos a Maria y lo vinculada
que la tengamos a la vida de nuestros pueblos. Podríamos hacer un elenco muy
largo de Advocaciones de María con lo que hoy celebramos su fiesta según sean
los pueblos y lugares. Pero todos estamos celebrando el cumpleaños de María, la
fiesta de la Madre.
Igual que decíamos antes que en la
fiesta de un cumpleaños de una persona cercana a nosotros hacemos memoria de
esos distintos momentos vividos junto a esa persona, así queremos hacerlo con
María recordando y celebrando esos momentos de la vida de María que tan
transcendentales fueron en la historia de la salvación. Es cierto que si
quisiéramos hacer una biografía de María, nos vemos cortados por tan pocos
datos que nos ofrece el evangelio de la vida de María; cuando nos salimos de lo
que nos dicen los evangelios y queremos rememorar otros momentos de la vida de
la Virgen, muchas veces nos llenamos de imaginación o utilizaremos aquellos
datos que nos ofrecen los evangelios apócrifos, que son escritos antiguos, pero
que nunca entraron en el canon de la Iglesia reconociéndolos como Palabra de
Dios.
Desde esos evangelios apócrifos y desde
diversas tradiciones se suele situar el lugar del nacimiento de María en las
cercanías de donde estuvo levantado el templo de Jerusalén y donde una hermosa
basílica nos recuerda el lugar del nacimiento de María, muy cercana también a
la piscina probática mencionada en el evangelio. Esa cercanía del templo nos da
pie para entender la profundidad de la fe de María pues en sus aledaños
seguramente fue educada, aunque luego el evangelio de san Lucas nos la sitúe
siendo aún muy joven en Nazaret, una pequeña aldea de Galilea, donde se
realizaría el misterio de la Encarnación de Dios en sus entrañas.
Pero creo que más que tratar de bucear
en tradiciones o llenarnos de imaginación en torno a la figura de María, hoy es
un momento para la acción de gracias a Dios. Ella supo reconocer que el Señor
había realizado obras grandes en su pequeñez y en su humildad, por eso nosotros
queremos cantar hoy las alabanzas al Señor dando gracias porque nos ha dado a
María; damos gracias por María y por su fe, por la disponibilidad de su vida y
por la generosidad de su amor; damos gracias por María porque ella se convierte
para nosotros en un canto de esperanza, porque su nacimiento lo vislumbramos
como la aurora de la salvación como dice la liturgia, y porque de Maria
aprendemos nosotros a abrirnos a Dios. Y damos gracias a Dios porque así Jesús
quiso regalárnosla como Madre y junto a nosotros sentimos su presencia maternal
para caminar a nuestro lado enseñándonos a caminar los caminos de Jesús.
Felicidades María en tu cumpleaños;
felicidades María por tu fidelidad y por tu amor; felicidades María – y
queremos cantarte con todas las generaciones – porque el Todopoderoso ha hecho
obras grandes en ti; felicidades Madre y nos felicitamos nosotros por tenerte
siempre a nuestro lado con tu amor y protección maternal.
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