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miércoles, 8 de septiembre de 2021

María es para nosotros un canto de esperanza y en su nacimiento vislumbramos la aurora de la salvación porque de ella nos viene el verdadero sol, la verdadera luz del mundo

 


María es para nosotros un canto de esperanza y en su nacimiento vislumbramos la aurora de la salvación porque de ella nos viene el verdadero sol, la verdadera luz del mundo

 Miqueas 5, 1-4ª; Sal 12; Mateo 1, 18-23

Cuando llega el cumpleaños de una persona a la que amamos y apreciamos todos nos afanamos por desearle las mejores cosas, los días de mayor felicidad y quienes hayamos tenido una mayor cercanía en la vida recordamos acontecimientos vividos juntos, o momentos que fueron muy importantes en la vida de esa persona. Todos son felicitaciones, deseos de alegría y de felicidad y nos gustaría estar junto a esa persona en tal celebración para participar de esa fiesta. Más cuando es un ser querido como pueda ser una madre donde ya procuraremos ofrecerle las mejores muestras de nuestro amor.

Pues en este día celebramos un cumpleaños muy especial y en el que todos queremos celebrar fiesta. Hoy es el día del nacimiento de María, la Madre del Señor y nuestra Madre. Nuestros pueblos y la Iglesia toda se hacen fiesta en este día tan hermoso de la Natividad de nuestra Señora, aunque luego lo celebremos con distintas advocaciones según sea la devoción y amor que le tenemos a Maria y lo vinculada que la tengamos a la vida de nuestros pueblos. Podríamos hacer un elenco muy largo de Advocaciones de María con lo que hoy celebramos su fiesta según sean los pueblos y lugares. Pero todos estamos celebrando el cumpleaños de María, la fiesta de la Madre.

Igual que decíamos antes que en la fiesta de un cumpleaños de una persona cercana a nosotros hacemos memoria de esos distintos momentos vividos junto a esa persona, así queremos hacerlo con María recordando y celebrando esos momentos de la vida de María que tan transcendentales fueron en la historia de la salvación. Es cierto que si quisiéramos hacer una biografía de María, nos vemos cortados por tan pocos datos que nos ofrece el evangelio de la vida de María; cuando nos salimos de lo que nos dicen los evangelios y queremos rememorar otros momentos de la vida de la Virgen, muchas veces nos llenamos de imaginación o utilizaremos aquellos datos que nos ofrecen los evangelios apócrifos, que son escritos antiguos, pero que nunca entraron en el canon de la Iglesia reconociéndolos como Palabra de Dios.

Desde esos evangelios apócrifos y desde diversas tradiciones se suele situar el lugar del nacimiento de María en las cercanías de donde estuvo levantado el templo de Jerusalén y donde una hermosa basílica nos recuerda el lugar del nacimiento de María, muy cercana también a la piscina probática mencionada en el evangelio. Esa cercanía del templo nos da pie para entender la profundidad de la fe de María pues en sus aledaños seguramente fue educada, aunque luego el evangelio de san Lucas nos la sitúe siendo aún muy joven en Nazaret, una pequeña aldea de Galilea, donde se realizaría el misterio de la Encarnación de Dios en sus entrañas.

Pero creo que más que tratar de bucear en tradiciones o llenarnos de imaginación en torno a la figura de María, hoy es un momento para la acción de gracias a Dios. Ella supo reconocer que el Señor había realizado obras grandes en su pequeñez y en su humildad, por eso nosotros queremos cantar hoy las alabanzas al Señor dando gracias porque nos ha dado a María; damos gracias por María y por su fe, por la disponibilidad de su vida y por la generosidad de su amor; damos gracias por María porque ella se convierte para nosotros en un canto de esperanza, porque su nacimiento lo vislumbramos como la aurora de la salvación como dice la liturgia, y porque de Maria aprendemos nosotros a abrirnos a Dios. Y damos gracias a Dios porque así Jesús quiso regalárnosla como Madre y junto a nosotros sentimos su presencia maternal para caminar a nuestro lado enseñándonos a caminar los caminos de Jesús.

Felicidades María en tu cumpleaños; felicidades María por tu fidelidad y por tu amor; felicidades María – y queremos cantarte con todas las generaciones – porque el Todopoderoso ha hecho obras grandes en ti; felicidades Madre y nos felicitamos nosotros por tenerte siempre a nuestro lado con tu amor y protección maternal.

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