Comer
a Jesús significa hacer vida nuestra todo lo que es la vida de Jesús, impregnarnos
de su vida de manera que ya no es nuestra vida sino su vida para vivir en Dios
para siempre
1Reyes 19, 4-8; Sal. 33; Efesios 4, 30–5, 2;
Juan 6, 41-51
Esto sí que es vida, lo habremos escuchado, lo habremos dicho quizás;
cuando encontramos algo que nos satisface plenamente, que nos parece que nos da
la mejor felicidad, que trata de saciarnos en nuestros apetitos y deseos,
cuando nos encontramos satisfechos y felices después de lo que hemos vivido, de
la fiesta que hemos celebrado, de la comida que hemos compartido.
Es cierto que tiene ciertas
connotaciones demasiado materiales en referencia aparentemente solo a nuestros
apetitos y deseos, pero creo que de alguna manera no está diciendo algo más. Queremos
vivir, queremos tener la mejor vida, queremos disfrutar de la vida, no queremos
que esa felicidad se acabe, deseamos que una vida así dure para siempre. Y cuando sentimos que eso además se nos da
como un regalo, algo así como que más felices nos sentimos. Tenemos hambre y
sed de muchas cosas que satisfagan nuestro vivir.
Me vienen a la mente dos peticiones a
Jesús que aparecen en distintos momentos en referencia a ese vivir. Dame de
esa agua para que no tenga más que tener que venir al pozo a sacar el agua,
para que no tenga nunca más sed, le dice la samaritana a Jesús cuando El le
dice que es el agua viva y que bebiendo de esa agua no se volverá a tener sed;
comprendemos cómo entendía aquella mujer lo de la sed y del agua, pero
manifiesta unas ansias que todos llevamos dentro. Y ahora en este pasaje del
capitulo 6 de san Juan los judíos le dirán a Jesús que les dé de ese pan; les
ha hablado de un pan que da vida y que quien lo come no tendrá más hambre
jamás, y para verse así satisfechos, y ya sabemos cómo, le piden ese pan. ‘Danos
siempre de ese pan’.
Pero la felicidad que Jesús nos ofrece,
la vida de la que Jesús nos está hablando, ¿se refiere solamente a lo material
de la vida? Aquella felicidad de la que hablábamos cuando decíamos que ‘esto
sí es vida’ ¿se refiere solo a esa vida humana con todas sus connotaciones
materiales? ¿Es solo eso lo que buscamos y deseamos? Poniéndonos a pensar
seriamente nos damos cuenta que vivir es algo más, y buscamos un sentido de la
vida, buscamos una sabiduría del vivir que nos conduzca por otro camino que nos
de una felicidad total. Y es lo que nos está ofreciendo Jesús; por eso nos pide
escuchar su Palabra, por eso nos pide creer en El.
Cuando hoy nos está diciendo que es el
verdadero pan bajado del cielo y el que le come vivirá para siempre, de eso nos
está hablando. Es Jesús ese pan que viene del cielo y nos sacia plenamente; es
Jesús esa Palabra que nos viene de Dios y que nos revela la sabiduría más
excelsa para que podamos llegar a darle un sentido de plenitud a la vida; lo
que nos dice de vivir para siempre que es vivir en plenitud total, en una
felicidad tal que no se ve mermada por ninguna cosa.
Como hoy nos vuelve a repetir, no se
trata de un pan bajado del cielo, como el maná, que Moisés les dio en el
desierto; claro que aquel maná tenía un sentido y un significado más grande y
más intenso que las interpretaciones ordinarias que se hacían de él. No era
solo un alimentar a unos cuerpos hambrientos, lo que Moisés les estaba ofreciendo,
sino que con Moisés vino también la ley de Dios, que era todo un sentido de
vivir. La ley no solo era una reglamentación de la vida y de la vida de aquel
pueblo para saber lo que tenían o no tenían que hacer, sino que era un sentido
de vivir desde la fe que tenían en Dios.
Ahora con Jesús vamos a tener no
simplemente una ley sino toda una sabiduría que dará sentido de plenitud a todo
nuestro vivir. Ya no era un maná que apareciera en las mañanas sobre el
campamento, sino que es la misma sabiduría de Dios que Jesús va a sembrar en
nuestros corazones para que le podamos dar todo el mejor sentido a nuestra
vida. Creer en Jesús no es simplemente aceptar unas reglas o unas normas; creer
en Jesús es comer a Jesús que se hace pan de vida y pan de sabiduría para
nosotros.
Igual que el pan con que nos
alimentamos se hace vida en nosotros porque sentiremos en nuestro cuerpo toda
la energía que nos proporciona ese alimento, Jesús nos dice que El es Pan de
vida para que le comamos; y comer a Jesús significa hacer vida nuestra todo lo
que es la vida de Jesús. ¿La energía de Dios? Comer a Jesús es impregnarnos de
su vida de tal manera que ya no es nuestra vida sino la vida que El derrama y
derrocha en nosotros. Y cuando comemos a Jesús de esa manera todo será nuevo para
nosotros, todo es una vida nueva y distinta, todo será vivir en Dios para
siempre. ‘Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este
pan vivirá para siempre’, nos dice.
Claro que le pediremos que nos dé ese
pan para no volver a tener hambre, para tener la vida en plenitud. Y vivir la
vida de Jesús sí que es vida, y de la mejor.
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