Nada
de remiendos sino nueva vestidura de paño nuevo para ese hombre nuevo que tiene
que ser siempre quien ha puesto su fe en Jesús
1Samuel 15, 16-23; Salmo 49; Marcos 2, 18-22
Claro que uno no sabe lo que se esconde
detrás de un semblante, porque como se suele decir la cara es el espejo del
alma, y quizás detrás de ese semblante que contemplamos hoy muchos problemas y
preocupaciones que pudieran quitarnos la paz y que se expresa y manifiesta a
través de ese rostro serio y adusto.
Pero también podríamos decir que lo que
expresamos con nuestro rostro es una manera de entender la vida, una filosofía
de la vida y hay personas que pareciera que disfrutaran con sombras y amarguras
porque por donde quiera que vayan eso es lo que anuncian y barruntan no
teniendo una mirada positiva y de luz a ese mundo que contemplamos. También es
verdad que lo que contemplamos muchas veces no nos agrada y todo son tonos
grises o sombríos, pero desde nuestra manera de entender las cosas podemos
llenarlos de luz y color para darle una variación más de vida.
Como decimos lo que expresamos muchas
veces es esa manera de entender la vida, ese sentido que le hemos querido dar,
y demasiadas veces encorsetamos la vida llenándola de tantas reglas o de tantas
aristas que parece que no nos queda más remedio que ir con ese semblante
sombrío porque lo único que vamos son sombras.
Jesús con su evangelio quiere darle
otra tonalidad a la vida, quiere llenarla de luz y que la miremos con
optimismo, aunque seamos realistas y veamos cuánto tenemos que transformar en
nosotros o en la vida misma. Cargaban demasiado los judíos de su época, sobre
todo ciertos sectores que se presentaban como más cumplidores o puritanos, de
cargas a cumplir o a llevar y como no siempre somos perfectos para llevar al
limite esas normas que nos imponemos, al final terminamos con culpas y con
lutos, con lagrimas porque nos sentimos incapaces de hacerlo todo perfecto y se
llenaba la vida de cierta tristeza y desesperanza.
Habla Jesús de un sentido de fiesta y
de boda que tendría que acompañar nuestra existencia, sobre todo en el gozo de
sentir que Jesús está con nosotros en nuestro caminar y que El es nuestro
sentido y nuestra fuerza. Habla del novio que está con los amigos y mientras el
novio esté en medio de ellos no puede faltar ese sentido de alegría, de fiesta
y de esperanza. ¿Cómo si estamos en la fiesta de una boda van a caber aires sombríos
en nuestra vida y en nuestro actuar?
Es el rostro animoso y lleno de
esperanza que hemos de llevar siempre en nosotros, porque aunque tengamos
problemas o nos cueste muchas cosas en la vida tenemos con nosotros quien es
nuestro sentido y nuestra esperanza, quien es nuestra fuerza y nuestra vida, y
sabemos que con Cristo a nuestro lado nada nos faltará. Siento lástima cuando
contemplo en personas además que se tienen por muy religiosas y muy piadosas
esos rostros compungidos que parece que son más madres de angustias que madres
de vida y esperanza.
Odres nuevos para vino nuevo, nos dice
hoy Jesús en el evangelio. Nada de remiendos sino nueva vestidura de paño nuevo
para ese hombre nuevo que tiene que ser siempre quien ha puesto su fe en Jesús.
Es el sentido nuevo del evangelio, es el sentido nuevo de quien tiene al novio
a su lado, de quien tiene a Jesús con él.
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