A los que habitaban en sombra de muerte una luz les brilló: llegó Jesús a sus vidas y con El la paz
Ayer contemplábamos la estrella brillar en lo alto
señalando a los Magos, señalándonos a nosotros el camino hasta Belén, el camino
hasta Jesús, de la misma manera que en la noche de Belén al nacimiento de Jesús
y al cántico de los ángeles todo se llenó de resplandor. Hoy el evangelista
Mateo al hablarnos del inicio de la predicación de Jesús en Galilea recuerda lo
anunciado por el profeta: ‘El pueblo que
habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierras y en
sombra de muerte una luz les brilló’.
Es lo que significa la presencia de Jesús. Muchas veces
a lo largo del evangelio le escucharemos decir que El es la luz del mundo y que
nosotros, con su luz, tenemos que ser también la luz del mundo. Como un signo
de esa luz nueva que comienza a brillar enviará al ciego de nacimiento a que
vaya a lavarse a Siloé, la piscina del
‘enviado’, e irá abriendo los ojos de los ciegos que se acerquen a El
buscando la luz.
Que brille, sí, su luz sobre nosotros; en muchas
tinieblas andamos envueltos, será con nuestro pecado, serán con nuestras
preocupaciones y problemas, será con la desorientación en que andamos muchas
veces en la vida, serán nuestros agobios y desesperanzas. Pero El ha venido a
vencer la muerte, a traernos su luz. ‘A
los que habitaban en sombra de muerte una luz les brilló’, como hemos
escuchado al profeta.
Ponemos nuestra fe en Jesús; en El queremos hacer
descansar toda nuestra esperanza. Como nos decía hoy san Juan en su carta: ‘Este es su mandamiento: que creamos en el
nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos los unos a los otros’.
Ponemos nuestra fe en Jesús y nos sentimos seguros; ponemos nuestra fe en Jesús
y nos llenamos de vida y de luz. Es que queremos cumplir su mandamiento y como
hemos venido escuchando ‘sabemos que
pasamos de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos’
Con Jesús llega la vida a nosotros; con Jesús nuestra
vida se llena de luz. Que no nos falta nunca esa esperanza. De cuántas maneras
concretas tenemos que hacer eso vida de nuestra vida. En la vivencia de nuestra
fe y en las obras de nuestro amor. En la paz que hemos de sentir en nuestro
corazón y en la luz que tenemos que saber llevar también a los demás.
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