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sábado, 10 de enero de 2015

Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe

Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe


‘Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe’. Así terminaba el texto de la carta de san Juan que nos propone hoy la liturgia. Nos daría para meditar muchas cosas. Nos abriría a una fe más firme y más confiada.
¿Creemos o no creemos en el Señor, nuestro Dios? ¿Creemos o no creemos en su Palabra que tiene cumplimiento fiel? Nos da que pensar. Creemos en Dios y en su presencia permanente junto a nosotros, en nosotros. Creemos en Dios y creemos en su palabra de amor. Creemos en Dios y nos sentimos amados del Señor. ¿Por qué perder la paz en las turbulencias de la vida? Cuesta, pero es a lo que tenemos que llegar.
Nos vemos pequeños, ensombrecidos por nuestro pecado, como tantas veces decimos en los salmos, parece que nos cercan por todos lados. Pero viene el Señor y como nos dice hoy en el evangelio, viene con una buena noticia de salvación para nosotros, para nuestra vida; y tenemos que pensar en nuestra vida en concreto con sus limitaciones, con sus pecados, con sus turbulencias, con sus agobios. Y El viene nos trae la Buena Noticia de la paz. Tengamos fe en su Palabra.
‘El Espíritu del Señor está sobre mi, porque El me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor’.
Es el texto de Isaías que Jesús proclama en la sinagoga de Nazaret. Y nos dice el evangelista que cuando terminó de proclamar la Palabra todo su comentario fue decir: ‘Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír’. No dijo más.
Las gentes de Nazaret no terminaban de comprender sus palabras ni terminaban de creérselas. Más tarde incluso se volverán contra Jesús. Pero, nosotros, yo, piense cada uno de forma concreta en si mismo,  ¿nos creemos, me creo estas Palabras de Jesús?
Dame fe, Señor, porque contigo tendré la victoria. Que no decaiga mi fe. Que yo vea tu salvación. Que experimente en mi vida la fuerza de tu amor.

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