Nos invitas, Señor, a la mesa de tu Reino
Nos sentimos dichosos en tu presencia, Señor,
porque nos llamas y nos invitas
a participar del banquete de bodas de tu Reino.
Somos unos afortunados
por tanto amor como nos tienes.
Nos regalas tu amor,
nos regalas tu gracia,
nos haces disfrutar de tu presencia
allá donde vamos,
todo está lleno de tu presencia,
pero tenemos aún la dicha mayor
de que podamos postrarnos ante tu Sacramento.
Creo, Señor,
creo en tu presencia real y verdadera
en el Sacramento de la Eucaristía,
sacramento de amor,
sacramento de gracia,
sacramento que se nos da en prenda
de la vida eterna que nos tienes prometida.
Gracias por tu presencia,
gracias por tu llamada,
gracias por tantos que pones a mi lado
para invitarme a ir hacia ti,
gracias por tu Palabra
que me ilumina y me guía,
gracias, Señor.
Sin embargo, quiero pedirte perdón,
por tantas veces como he declinado tu invitación
entretenido en otras cosas,
cerrando mis oídos y mi corazón a tu llamada;
cuántas disculpas ponemos tantas veces
para no venir a tu presencia;
cuántas cosas distraen nuestra mente
que no dejan que pensemos en ti;
cuántas veces nos vamos
por caminos distintos a los tuyos;
pero tú nos buscas,
nos llamas, nos invitas,
pones a nuestro lado
tantas señales de tu presencia.
Que se abran mis ojos para verte,
que se abran mis oídos para escucharte,
que se abra mi corazón para sentirte
hondamente dentro de mi,
que se abra mi vida para ti,
porque quiero que sea sólo para ti.
Tómala, Señor.
En tu presencia me siento pecador,
pero al mismo tiempo te doy gracias
porque en tu amor quieres perdonarme.
Derrama sobre mí esa agua pura de tu gracia
que me purifique,
me purifique de mis maldades y pecados;
mueve mis pasos
para que vaya a tu encuentro
sabiendo que ti voy a encontrar
el abrazo de tu perdón y de tu amor de Padre.
Que no tema, Señor,
ese encuentro de reconciliación,
porque siempre en ti voy a encontrar el agua viva
que purifica mi vida con el perdón,
la paz que necesita mi alma,
la fuerza que me ayuda a caminar;
tu gracia está siempre conmigo, Señor.
Que yo sepa, Señor, llevar también
tu Buena Noticia a los hermanos,
la invitación a participar todos
de ese banquete de bodas de tu Reino;
soy invitado pero soy enviado,
el gozo que vivo en tu presencia
quiero hacerlo partícipe a los demás;
que no me llene de temor
ante la misión que me confías,
sino que con la valentía y la fuerza del Espíritu
anuncie tu Palabra a los demás
para que todos puedan participar igualmente
de la dicha de pertenecer a tu Reino,
de poder sentarnos todos juntos a tu mesa.
Nos sentimos dichosos en tu presencia, Señor,
porque nos llamas y nos invitas
a participar del banquete de bodas de tu Reino.
Somos unos afortunados
por tanto amor como nos tienes.
Nos regalas tu amor,
nos regalas tu gracia,
nos haces disfrutar de tu presencia
allá donde vamos,
todo está lleno de tu presencia,
pero tenemos aún la dicha mayor
de que podamos postrarnos ante tu Sacramento.
Creo, Señor,
creo en tu presencia real y verdadera
en el Sacramento de la Eucaristía,
sacramento de amor,
sacramento de gracia,
sacramento que se nos da en prenda
de la vida eterna que nos tienes prometida.
Gracias por tu presencia,
gracias por tu llamada,
gracias por tantos que pones a mi lado
para invitarme a ir hacia ti,
gracias por tu Palabra
que me ilumina y me guía,
gracias, Señor.
Sin embargo, quiero pedirte perdón,
por tantas veces como he declinado tu invitación
entretenido en otras cosas,
cerrando mis oídos y mi corazón a tu llamada;
cuántas disculpas ponemos tantas veces
para no venir a tu presencia;
cuántas cosas distraen nuestra mente
que no dejan que pensemos en ti;
cuántas veces nos vamos
por caminos distintos a los tuyos;
pero tú nos buscas,
nos llamas, nos invitas,
pones a nuestro lado
tantas señales de tu presencia.
Que se abran mis ojos para verte,
que se abran mis oídos para escucharte,
que se abra mi corazón para sentirte
hondamente dentro de mi,
que se abra mi vida para ti,
porque quiero que sea sólo para ti.
Tómala, Señor.
En tu presencia me siento pecador,
pero al mismo tiempo te doy gracias
porque en tu amor quieres perdonarme.
Derrama sobre mí esa agua pura de tu gracia
que me purifique,
me purifique de mis maldades y pecados;
mueve mis pasos
para que vaya a tu encuentro
sabiendo que ti voy a encontrar
el abrazo de tu perdón y de tu amor de Padre.
Que no tema, Señor,
ese encuentro de reconciliación,
porque siempre en ti voy a encontrar el agua viva
que purifica mi vida con el perdón,
la paz que necesita mi alma,
la fuerza que me ayuda a caminar;
tu gracia está siempre conmigo, Señor.
Que yo sepa, Señor, llevar también
tu Buena Noticia a los hermanos,
la invitación a participar todos
de ese banquete de bodas de tu Reino;
soy invitado pero soy enviado,
el gozo que vivo en tu presencia
quiero hacerlo partícipe a los demás;
que no me llene de temor
ante la misión que me confías,
sino que con la valentía y la fuerza del Espíritu
anuncie tu Palabra a los demás
para que todos puedan participar igualmente
de la dicha de pertenecer a tu Reino,
de poder sentarnos todos juntos a tu mesa.
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