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viernes, 1 de septiembre de 2023

No nos falte ese aceite que nos mantenga encendida la luz de la esperanza y nos conduce por los caminos del compromiso en el amor



 No nos falte ese aceite que nos mantenga encendida la luz de la esperanza y nos conduce por los caminos del compromiso en el amor

1 Tesalonicenses 4, 1-8; Sal 96; Mateo 25, 1-13

Para vivir no hace falta tanto. Expresiones así escuchamos algunas veces, desde el que se contenta vivir malamente, sin salirse de sus rutinas, y no tienen ansias de nada y se contenta con ir arrastrándose por la vida; pero son también los de la ley del mínimo esfuerzo, para que voy a andar agobiado, para que tengo que esforzarme tanto, para qué tengo que tener que estar estudiando tanto, porque, dicen, que ellos ven quienes no saben nada y les va bien en la vida, y no se preocupan por prepararse, de formarse para crear o alcanzar un futuro mejor; pero están también aquellos a los que lo único que les preocupa es pasarlo bien, divertirse, estar a la última, pero viven la vida con un vacío interior muy grande. en muchos que piensan de una manera semejante podríamos pensar, para vivir no hace falta tanto.

¿Cuáles son los resultados? ¿Cuál es el sentido de vida que tienen? ¿Qué frutos van teniendo en la vida? Que cada uno juzgue, analice, compare, vea cual es su realidad. Es tanta nuestra pereza en ocasiones que ni eso somos capaces de pensar.

hoy Jesús nos está previniendo frente a actitudes asó que se convierten en malas costumbres en nuestra vida o nos llenan de rutinas y de vacío interior. Cuidado que nos sucede que no somos capaces de llenar nuestra vida con nada. Nos propone una parábola en la que parte de lo que eran las costumbres de la época. Era una boda y sus amigas habían ido a acompañarla; ahora tocaba salir al encuentro del novio que llegaba para la boda, pero había que llevar unas lámparas para iluminar el camino. Bueno, pensaban algunas, el camino no es largo, no va a tardar en venir con que llevemos la lámpara será suficiente. Pero no fueron previsoras de los imprevistos que pudieran surgir.Y es lo que pasó. Pensaban que con el aceite de la lámpara era suficiente y algunas no se preocuparon de llevar aceite de repuesto.Y a la hora de la llegada del novio se quedaron a oscuras; ya no tuvieron tiempo de buscar nuevo aceite y se quedaron sin poder entrar al banquete de bodas, que además se vería mermado en su iluminación.

Los que decían que para vivir la vida no hace falta tanto. Los que vamos por la vida al salto de mata, como se suele decir, a vivir solo lo del momento, sin previsiones de futuro, pero sin haberse cultivo interiormente para poder ser algo de verdad en la vida. La apariencia de la lámpara bonita, pero que no ilumina porque no tiene aceite. Los que nos falta esa interioridad en la vida y vivimos en la superficialidad y en la rutina. Los que no nos hemos preocupado de poner sólidos cimientos a ese edificio de la vida, y vendrán luego los vientos y las avenidas de agua y los barrancos lo arrastrarán todo porque no tenemos raíces que nos tengan bien anclados en la vida.

Es la superficialidad con que se vive la vida; es la huida del esfuerzo y del sacrificio; es la pérdida de valores que nos den riqueza interior pero también de metas en la vida que nos hagan soñar y tener aspiraciones a algo más alto y más grande; es la rutina que nos hace perder la ilusión y nos adormece y nos creemos que eso es lo de una vida tranquila y en paz; son las penumbras que tantas veces nos acompañan y nos perdemos y no sabemos encontrar el camino.

Qué importante y necesario saber cultivarnos por dentro para poder tener esa fortaleza interior. Qué importante esa búsqueda constante que tenemos que hacer que nos impulse a superarnos y a crecer, a madurar en la vida para poder dar los mejores y más sabrosos frutos; qué importante dejarnos envolver por esa mirada de Dios que nos llena de luz, que nos impulsa siempre a algo nuevo y mejor; qué importante escuchar esa voz de Dios en lo secreto de nuestro corazón que hará que nos estemos preguntando y planteando con verdadera madurez el sentido de nuestra vida.

 


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