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jueves, 14 de octubre de 2021

No nos dejemos influenciar por aquello de lo políticamente correcto sino que con coraje y valentía anunciemos los valores del Reino sin bloquear ningún aspecto

 


No nos dejemos influenciar por aquello de lo políticamente correcto sino que con coraje y valentía anunciemos los valores del Reino sin bloquear ningún aspecto

Romanos 3,21-30a; Sal 129; Lucas 11,47-54

‘Yo de ese tema nos quiero hablar’, escuchamos que nos dice el amigo bloqueando algún tema de conversación que habíamos planteado. Algo quizá muy delicado y que hay que tratar con mucho tiento, algo quizá controvertido que pudiera motivar enfrentamientos y discordias que queremos evitar, algo en lo que no tenemos el más mínimo interés y a lo que no queremos dedicar tiempo y esfuerzo, algo que nos obligaría a tener que decantarnos por algún aspecto concreto y quizá no queremos comprometernos, algo que nos dejaría al descubierto porque quizás nunca nos habíamos manifestado públicamente pero que nos puede descubrir muchas contradicciones de la vida… muchas razones o motivaciones pueden ocultarse en ese evitar entrar en conversación sobre algo muy concreto.

Pero esto de lo que hemos partido y que puede ser simplemente una conversación que en confianza tengamos con alguien sobre determinados asuntos pudiera tener una gravedad especial cuando se trata de alguien cuya misión sea ya enseñar sea ayudar a alguien con sus consejos y orientaciones para la vida. Hay asuntos que hoy en la sociedad resultan polémicos y algunas veces no queremos entrar en ellos; hay una frase que se repite un poco como para definir determinadas acciones que es aquello de hacer o de decir lo que sea políticamente correcto; y es que no queremos opinar o ir a contracorriente de lo que opina la mayoría de la gente.

Tenemos en la sociedad muchos factores de influencia en la opinión de la gente y se ha ideologizado demasiado muchas posturas o muchas formas de hacer. Hay como un dominio imperante desde ciertos sectores que de alguna manera quieren manipularlo todo para que todos opinen como ellos porque se consideran a si mismos con la verdad absoluta y quien no opine como ellos ya sabemos la serie de epítetos con los que van a ser etiquetados.

Y claro muchas veces la gente actúa con cierto miedo, y es donde sale aquello de lo políticamente correcto. Se dice lo que conviene, lo que les gusta oír a la mayoría dominante porque cualquiera va en contra. Es algo que nos está sucediendo en nuestra sociedad y no sabemos cómo romper esa espiral de tendencias. Es entonces cuando sale aquello de lo que veníamos hablando al principio, ‘yo de ese tema no quiero hablar’.

Y nosotros, los cristianos, ¿qué hacemos? ¿También nos dejamos arrastrar por esa cantinela de lo políticamente correcto? Porque en muchos sectores de nuestro entorno, de nuestra sociedad, de los medios de comunicación, hablar de la Iglesia, hablar de la fe, hablar de Dios no es políticamente correcto. Si se sacan esos temas es para criticar y para destruir, para echar basura encima y para desprestigiar. Y nos entran ciertos miedos. Pero ¿Dónde está el coraje y valentía de nuestra fe? ¿Dónde está el testimonio que tenemos que dar aunque vayamos a contracorriente?

A Jesús le vemos en el evangelio ‘nadando’ – digámoslo así – a contracorriente de lo que ciertos dirigentes de la sociedad y del pueblo judío querían hacer. Hoy le vemos una vez más enfrentarse a los fariseos, a los maestros de la ley echándole en cara lo que hacen y la manipulación que pretenden del pueblo para ellos mantener su estatus. ‘¡Ay de vosotros, maestros de la ley, que os habéis apoderado de la llave de la ciencia: vosotros no habéis entrado y a los que intentaban entrar se lo habéis impedido!’ No enseñaban lo que en verdad era la ley del Señor sino aquello a ellos les interesaba. Ni entraban ni dejaban entrar, les viene a decir Jesús.

Pero Jesús habla claro, denuncia el mal allí donde está, y señala el camino nuevo del Reino de Dios aunque sea incomprendido y sus palabras sean rechazadas. Los profetas tampoco eran escuchados en su tiempo, aunque luego les levantasen mausoleos, como les echa en cara Jesús. Pero sería lo que con El también harían, fue su camino hasta la cruz.

Y es el camino del cristiano que se mantiene en su fidelidad. ¿Nos llenaremos también nosotros de miedos? ¿Tendremos miedo a lo que nos puedan decir porque defendemos el camino del Reino de Dios? en nuestros miedos o en nuestros respetos humanos ¿nos sentiremos bloqueados algunas veces o nosotros bloquearemos algunos temas?

 

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