Vistas de página en total

sábado, 1 de diciembre de 2018

Despiertos, vigilantes, atentos son actitudes que se han de traducir en nuestras posturas, en nuestras acciones, en nuestra manera de vivir también nuestra fe



Despiertos, vigilantes, atentos son actitudes que se han de traducir en nuestras posturas, en nuestras acciones, en nuestra manera de vivir también nuestra fe

 Apocalipsis 22,1-7; Sal 94; Lucas 21,34-36
 ‘Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre’. Así Escuchamos en el evangelio de este ultimo día del año litúrgico, aunque mañana el evangelio nos volverá a repetir el mismo mensaje.
¿Qué significa estar despierto? Físicamente podemos estar despiertos del sueño con los ojos bien abiertos, pero sin embargo no estar atentos, no estar vigilantes, porque nuestra mente o está dormida o está entretenida en otras cosas que no nos permiten prestar atención a lo verdaderamente importante. Cuántas veces estamos en una conversación entre amigos, pero de repente nos damos cuenta que nosotros mismos o uno de los que están en la conversación parece que no se entera, está allí pero no está, no nos sigue, está distraído, no se entera de lo que estamos hablando.
Cuántas veces vamos así por la vida. Y no es solo que estemos distraídos cuando estamos con los demás porque nuestra mente está en otra parte, porque quizá andamos con nuestras preocupaciones y problemas que nos agobian y no sabemos como salir adelante, sino que son también las actitudes que podemos tener en que cerramos los ojos, y no los de la cara, para no ver ni enterarnos de lo que sucede a nuestro alrededor. Podemos muchas veces aislarnos, meternos en nuestro mundo, encerrarnos en nosotros mismos y no dejar que llegue ninguna luz a nuestro interior.
Quizá no nos gusta ni nos agrada la situación de nuestro mundo, la solución que se da habitualmente a los problemas pero eso no ha de llevarnos a ponernos en distancia como si eso no nos afectara ni nos tocara a nosotros. El aislamiento lo podemos tener también buscando otros sucedáneos, cosas artificiales que nos creamos o cosas de las que nos valemos para olvidar porque no queremos complicarnos la vida.
Muchos quieren vivir la vida a su aire, y se dejan llevar por todas aquellas complacencias que les pueden dar una felicidad artificial y que entonces creyéndose felices en lo que viven en su superficialidad les lleve a no pensar en esas otras cosas importantes de la vida que quizá muchos están sufriendo a su alrededor. Se han creado un mundo artificial en el que solo buscan su propio placer, que no es precisamente felicidad. Pensemos de cuantas cosas nos valemos – alcohol, droga, sexo, sensualidades de todo tipo… que solo satisfacen los sentidos – para buscar ese aislamiento, ese andar así como dormidos para los problemas verdaderos de la vida.
Hoy Jesús nos invita a despertar, porque aunque arduos sean los problemas y oscuro nos parezca el mundo en que vivimos del que nos queremos escaquear, el Señor viene a nosotros, se hace presente en nuestra vida y en medio de ese mundo concreto porque El quiere ser esa verdadera Luz, esa verdadera salvación para nosotros y para nuestro mundo. Nos invita a despertar para que no nos dejemos aturdir por cuanto pueda suceder a nuestro alrededor y estemos atentos a su presencia. ‘Viene el Hijo del Hombre’, nos dice, llega el Señor a nuestra vida y es quien verdaderamente nos renovará y renovará nuestro mundo. Hemos de estar atentos a las señales de su llegada a nosotros.
‘No se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día’, nos dice. Despiertos, vigilantes, atentos son actitudes que se han de traducir en nuestras posturas, en nuestras acciones, en nuestra manera de vivir también nuestra fe. Es una atención y vigilancia para escucharle, para escuchar allá en lo hondo de nuestro corazón su palabra; atentos, vigilantes para descubrir y sentir su gracia por eso los ojos de nuestro espíritu han de estar abiertos para Dios; eso significa también un espíritu de oración para entrar en esa sintonía de Dios. Muchas mas cosas podríamos pensar en como hemos de expresar esa vigilancia, ese estar despiertos.
Dejemos que el Señor nos hable al corazón y a cada uno nos vaya señalando lo que nos pide. Con sinceridad pongámonos ante Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario