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miércoles, 3 de octubre de 2018

Es importante en la vida ser maduros de verdad para mantener el ritmo aunque no veamos resultados y ser perseverantes con la esperanza de alcanzar la meta


Es importante en la vida ser maduros de verdad para mantener el ritmo aunque no veamos resultados y ser perseverantes con la esperanza de alcanzar la meta

Job 9,1-12.14-16; Sal 87; Lucas 9,57-62

Caminamos muchas veces en la vida a partir de impulsos momentáneos, pero que nos hacen en muchas ocasiones inestables e inconstantes. Cuando nos falla aquel primer impulso nos desinflamos; en el momento de fervor y entusiasmo nos comemos el mundo, nos hacemos mil proyectos en la cabeza, todo lo vemos fácil y ya nos parece que estamos tocando con la mano el triunfo; pero de la misma manera nos desinflamos ante la menor dificultad, nos sentimos cansados, perdemos las ganas de luchar, todo nos parece negro y nos dan ganas de tirar la toalla para irnos a otra cosa o a otra parte, porque parece que aquello en lo que pusimos al principio tanto entusiasmo fue solo un sueño o una utopía inalcanzable.
Es difícil la serenidad, es difícil ser maduros de verdad para mantener un ritmo aunque algunas veces no veamos resultados, es difícil mantener la constancia y la perseverancia para tener la esperanza de que al final lo conseguiremos. El que persevere hasta el final, nos dice Jesús, se salvará. El que persevere a pesar de las dificultades o del trabajo que algunas veces se nos puede hacer duro, es el que puede llegar a conseguir algo que en verdad merezca la pena. El esfuerzo que mantenemos hace valioso lo que trabajamos; y esto en todos los aspectos de la vida.
Tenemos que tener sueños, trazarnos metas porque eso nos ayuda a caminar, a avanzar, a no quedarnos en lo que ya está trillado de siempre; pero al mismo tiempo tenemos que ser realistas, poner los pies sobre la tierra analizando nuestras posibilidades, siendo conscientes de las dificultades que encontraremos y el esfuerzo que tenemos que realizar, no estar mirando siempre para atrás para añorar lo que quizá tuvimos que dejar, no entreteniéndonos en cosas superfluas e innecesarias, buscando lo que de verdad tiene valor aunque nos cueste.
No podemos andar en la vida como si siempre estuviéramos cansados, aunque también tenemos que programarnos nuestro descanso, como quien dice, para recargar pilas, pero sin perder de vista la meta que nos hemos trazado. Desgraciadamente vemos en la vida mucha gente que se siente cansada, que se desinfla fácilmente, que pierde la ilusión, y es que estamos por otra parte creando generaciones a las que pretendemos darle todo hecho y no los hemos educado en el valor del sacrificio y del esfuerzo.
En el texto del evangelio de hoy aparece el episodio en que diversos jóvenes quieren seguir a Jesús o a los que Jesús invita a seguirle. Por una parte uno esta dispuesto a todo por seguir a Jesús, ‘Maestro, te seguiré a donde vayas’. Pero Jesús le hace reflexionar, le hace poner los pies sobre la tierra invitándole a pensárselo mejor, porque seguir a Jesús no significa que va a tener siempre el camino fácil, y ha de saberlo. Por eso Jesús le dice: Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza’. Con ello Jesús le hace ser realista, diciéndole que no todo es fácil y que seguir a Jesús no es para tener una vida fácil o de éxitos.
Por otra parte Jesús invita a otros, que estarían dispuestos a seguir a Jesús, pero quieren antes resolver sus problemas, dejar las cosas arregladas, pidiendo como plazos para seguir a Jesús. Y aquí Jesús es radical como  nos dirá en otro momento o con El o contra El. Si decimos que queremos seguir a Jesús o somos invitados a ello, hemos de saber hacer como un día Pedro y los otros primeros discípulos que lo dejaron todo para seguir a Jesús. Por eso ahora le dice ‘deja que los muertos entierren a sus muertos’, o como le dice al otro ‘el que pone la mano en el arado y vuelve la vista atrás no es digno de mi’.
Como decíamos al principio de nuestra reflexión es el realismo con que nos trazamos nuestras metas o ponemos ideales en nuestra vida, pero es la perseverancia aunque vayamos encontrando tropiezos en el camino de la vida. Como decíamos, nos vale en todos los aspectos de la vida, es muy importante cuando hacemos nuestra opción de fe por Jesús para seguirle para ser su discípulo de verdad.

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