Confianzas y desconfianzas envuelven nuestra vida pero nunca nos ha de faltar la esperanza que nos ayude a tener criterios claros y a no perder la paz
Daniel 2,31-45; Salmo: Dn 3,57.58.59.60.61; Lucas 21,5-11
‘Cuidado con que nadie os engañe’, nos previene Jesús. En
ocasiones somos un tanto desconfiados ante lo que nos puedan decir, ante la
interpretación que se hace de lo que sucede, pero también en algunas cosas nos
confiamos demasiado porque quizá no analizamos lo suficiente las cosas, lo que
nos dicen, o porque simplemente nos fiamos de la autoridad de los que nos
hablan.
No hay que ser desconfiado, pero sí hemos de saber analizar bien lo
que nos dicen para tener nuestro propio criterio; algunas veces quizá callamos
lo que pensamos en nuestro interior por ciertos recelos o respetos que tengamos
con los que hablamos, o también por falta de un criterio claro y creo que tendríamos
que ser valientes para expresar nuestra opinión aunque nos pueda parecer dispar
con lo que la gente de nuestro alrededor comúnmente piensa.
Valga este breve comentario que nos sirva para reflexionar para el día
a día de nuestra vida y eso nos impulse a ser más reflexivos, a formar nuestros
propios criterios, a ser valientes y al mismo tiempo respetuosos en el diálogo
que mantengamos con los demás; sabemos que nos encontraremos quienes quieran
imponernos sus ideas o sus criterios y nosotros también podamos tener la misma tentación
y en nuestro diálogo no llegamos a escucharnos lo suficiente.
¿Por qué nos dice Jesús esto de que tengamos cuidado con que nadie nos
engañe? En el texto del evangelio parte primero de una ponderación que se hace
de toda aquella belleza del templo de Jerusalén que estaban contemplando, quizá
bajando por el monte de los Olivos desde donde se puede admirar la belleza de
la ciudad de Jerusalén con el templo en primer termino. Jesús les anuncia que
todo aquello un día será destruido no quedando piedra sobre piedra. Quizá el
evangelista cuando nos cuenta este episodio ya ha contemplado lo que fue la
destrucción de Jerusalén cuarenta años más tarde aproximadamente por parte de
los romanos.
Pero en el texto se entremezclan otras cosas que Jesús nos anuncia del
final de los tiempos. Escucharemos en estos días diversos textos en este
sentido. Jesús quiere que vivamos los acontecimientos de la historia, que no
son siempre fáciles, sin perder la paz del corazón de la misma forma que
tenemos que enfrentarnos así con esperanza al final de nuestros días. Habrá
momentos de gran confusión ante las cosas que se suceden y las interpretaciones
demasiado en sentido catastrófico que muchas veces nos hacemos. A veces parece
que hay quien quiera meternos miedos en el cuerpo, como se suele decir.
Más de una vez en los años de nuestra vida habremos escuchado también
cosas parecidas, anuncios e interpretaciones de castigos en las catástrofes que
se producen en la propia naturaleza, en mas de una ocasión habremos oído hablar
de visiones y de apariciones sin ningún sentido que nos pueden producir
confusión. Los mismos enfrentamientos humanos entre pueblos que producen las
guerras son también momentos duros y de confusión. Y hemos de saber afrontar
todas esas cosas, no perder la serenidad ni la confianza, mantener la
esperanza, buscar siempre caminos de paz.
Jesús nos está diciendo que no nos dejemos confundir. Nosotros vivimos
siempre con una esperanza porque ponemos nuestra confianza en el Señor que está
a nuestro lado y es nuestra fuerza y nuestra vida. Es el Padre bueno que nos
ama y de mil maneras, aun en esos momentos difíciles y de horror, siempre nos
hará sentir su presencia y su amor.
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