Busquemos los valores verdaderamente importantes en nuestra capacidad de servicio y de amor a los demás
Romanos
11,1-2a.11-12.25-29;
Sal 93; Lucas
14,1.7-11
Es cierto que cuando vamos a presentarnos para
conseguir un trabajo o un puesto de responsabilidad se nos pide un curriculum
vitae donde manifestemos por una parte lo que es nuestra preparación y nuestra
formación para poder desempeñar aquel puesto
y ahí pondremos los titulos académicos que tengamos y los cursos de
formación que hayamos hecho para prepararnos además de lo que ha sido el
recorrido vital de responsabilidades que hayamos desempeñado en la vida. Es
justo, podríamos decir, es necesario.
Pero hay otro curriculum que algunas veces presentamos
y es lo que ahora me atrevo a llamar el
curriculum de influencias; arrimamos el ascua a nuestra sardina, o mejor
nos arrimamos a nombres de personas que nos pueden servir de influencia. Porque
yo soy amigo de tal o cual personaje, yo he estado en la casa de no sé quien o
he comido junto a no sé que personaje de influencia en la vida social o
política o lo que sea.
Y yo me preguntaría. ¿Valemos por lo que por nosotros
mismos valemos o nuestro valor está en esos personajes de influencia que
pudieran ser buena sombra o buen puente para yo tener un prestigio o un nombre?
Cuantas veces lo habremos escuchado, yo soy intimo amigo de tal o cual persona
o cosas semejantes que creemos que nos van a dar nombre y un cierto poderío llameémoslo
social.
Hoy nos habla el evangelio de aquel momento en que un
fariseo principal lo había invitado a una comida y Jesús estaba observando cómo
los comensales poco menos que se daban de codazos por ocupar los puestos
principales de la mesa. Y es cuando aprovecha Jesús el momento para darnos la lección.
‘Notando que los convidados escogían los
primeros puestos, les propuso esta parábola’. El evangelista dice una
parábola pero más bien parece una exhortación y unos buenos consejos. No
corramos por los primeros puestos, nos viene a decir; seamos capaces de
ponernos detrás en el último lugar, que si mereces un puesto mejor, el que te
invitó ya se encargará de subirte más arriba.
La lucha por los primeros puestos es algo que veremos
repetido en el evangelio. La búsqueda de lugares de influencia o donde pensamos
que vamos a ser mejor considerados o vamos a tener más poder. Como decíamos en
el principio de esta reflexión, ponernos al lado de aquellas personas de
influencia para que vean que nosotros somos también importantes.
Como ya sabemos bien por el evangelio, porque además
cuando comentamos un texto o un episodio determinado siempre lo hacemos mirando
los lugares paralelos del mismo evangelio o aquellas palabras de Jesús que
aparecen en otras circunstancias quizá pero que nos vienen a complementar la
reflexión, a hacernos profundizar más en el mensaje de Jesús. No será así entre
vosotros les dice a los discípulos cuando están peleando por los primeros
puestos, porque los grandes de este mundo se consideran con el poder para
dominar, para explotar, manipular y esclavizar a los que consideran pequeños.
Jesús nos dirá entonces como nos está diciendo hoy, ponte en el último lugar,
ponte en el lugar del servicio.
¿Valemos por la sombra que recibimos de los que son
influyentes? Valemos por la capacidad de servicio que tengamos en nuestra vida;
valemos por el amor que enriquece nuestro corazón; valemos por todo eso que
hacemos para levantar al hermano, para valorarlo, para ayudarlo a ser el mismo,
para hacerlo grande. Busquemos los verdaderos valores de nuestra vida en
nosotros mismos y en toda la capacidad de amar que tengamos en el corazón.
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