Afianzados sobre la roca de la fe apostólica mantengamos íntegra la fe para alcanzar la vida eterna
1Ped. 5, 1-4; Sal. 22; Mt. 16, 13-19
‘Tú eres Pedro y sobre
esta piedra edificaré mi Iglesia… te daré las llaves del Reino de los cielos;
lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la
tierra, quedará desatado en el cielo’.
Así la promete Jesús a Pedro tras la hermosa confesión de fe que había hecho: ‘Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo’.
Hemos escuchado este texto en su paralelo de san Marcos hace pocos días. Es la
piedra, el fundamento de la Iglesia unido a la roca que es Cristo; es el signo
de la comunión y de la unidad de toda la Iglesia. Esa Iglesia depositaria de la
gracia del Señor y que como administradora, valga la expresión, nos hace llegar
a todos los que creemos en Jesús en la proclamación de la Palabra y la
celebración de los sacramentos.
Por eso es que hoy estamos celebrando la Cátedra de san
Pedro. Si en el 29 de junio celebramos
la fiesta de los Apóstoles san Pedro y san Pablo y entonces también
celebrábamos el día del Papa, en esta fecha de hoy la Iglesia quiere fijarse de
manera especial en esa potestad y ministerio de magisterio y predicación que
Cristo quiso confiarle. Por eso hoy hemos escuchado también este texto de san
Mateo donde Jesús le hace la promesa a Pedro de ser la piedra de la Iglesia.
Celebramos hoy la fiesta que llamamos de la Cátedra de
san Pedro. La cátedra significa el lugar desde donde se enseña y la potestad de
enseñar. Es la misión que Pedro ha recibido de Jesús como pastor en nombre de
Cristo - por eso lo llamamos Vicario de
Cristo - de toda la Iglesia. Como el
Obispo tiene su sede, su cátedra, en la Catedral, así el Papa, sucesor de Pedro
la tiene sobre toda la Iglesia con esa asistencia especial del Espíritu Santo.
‘Yo he rogado por ti, le dice Jesús a Simón Pedro en la
última cena cuando incluso le anuncia las negaciones en las que luego va a
caer, para que tu fe no decaiga; y tú, una vez restablecido, confirma en la fe
a los hermanos’. Es la misión que Jesús le confía a Pedro y en él a sus
sucesores. Por eso vivimos en comunión con el Papa toda la Iglesia Universal.
Como un signo de esa comunión cada cierto tiempo los Obispos, como cabeza de
cada una de las Iglesias locales, van a Roma en lo que se llama la visita ad
limina - que significa la visita a las tumbas de los apóstoles - para expresar
esa comunión con el Papa y con toda la Iglesia universal. Precisamente los
obispos españoles, y con ellos nuestro Obispo, van a participar en las próximas
semanas en esa visita ad limina, en esa
comunión con el sucesor de Pedro allí
donde tiene su cátedra.
Hoy en la liturgia, sobre todo en las oraciones, hay
cosas hermosas para resaltar y expresar lo que tiene que significar esta fiesta
de la Cátedra de san Pedro. ‘No permitas
que seamos perturbados por ningún peligro, tú que nos has afianzado sobre la
roca de la fe apostólica’, pedíamos en la primera de las oraciones. Y en
este mismo sentido pediremos luego que guardemos, ‘bajo el pastoreo y la doctrina de Pedro, la integridad de la fe y
llegar de este modo a la vida eterna’.
Es una afirmación de nuestra fe apostólica afirmada
sobre la roca de Pedro lo que queremos expresar en este día. Y será entonces
por un lado un compromiso de nuestra parte
en hacer todo lo posible por mantener íntegra nuestra fe; que nada nos
perturbe, que nada nos aparte de la fe de la Iglesia; que nada nos aparte en
esa fe de nuestra unión con Cristo; pero es al mismo tiempo esta celebración un
signo de esa gracia del Señor que nunca nos faltará. Esa gracia que nos llega
por la predicación de Pedro, por el Magisterio del Papa y de la Iglesia.
Que este misterio de redención que celebramos, como
expresaremos también en la oración final ‘sea
para nosotros sacramento de unidad y de
paz’. El concilio llamó a la Iglesia
‘Sacramento de salvación para todos’; que en verdad eso lo vivamos en la
comunión con Pedro, con el Papa y con los pastores que en el nombre del Señor
nos conducen hasta Jesús. Pero que nos mantengamos en esa unidad para que
seamos ese signo de la salvación de Dios para todos los hombres.
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