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lunes, 19 de enero de 2009

Tú eres Sacerdote eterno,según el rito de Melquisedec

Hebreos 5, 1-10

Sal.109

Mc. 2, 18-22

‘Tú eres Sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec’. Lo hemos repetido en el salmo y se nos ha proclamado en la carta a los Hebreos. El texto que hoy hemos escuchado es una proclamación de Jesucristo como Sumo y Eterno Sacerdote.

Pero el autor sagrado para hablarnos del sacerdocio eterno de Cristo antes nos ha hablado de lo que es un sacerdote, cuál es su función. Para eso ha querido tomar como referencia el sacerdocio del Antiguo Testamento, el sacerdocio del templo de Jerusalén.

‘El Sumo Sacerdote, escogido entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios; para ofrecer dones y sacrificios por los pecados’. Es el mediador, el que ofrece los sacrificios que los hombres quieren ofrendar a Dios. No es un sacerdote que lo sea por sí mismo, sino que es un escogido de Dios. ‘Nadie puede arrogarse este honor; Dios es quien llama, como en el caso de Aarón’.

Escogido entre los hombres, es un hombre pecador como todos, y por ello puede comprender mejor los pecados y las debilidades de todos. ‘El puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades’. Por eso a la hora de ofrecer el sacrificio lo hace también por sí mismo. ‘A causa de ellas tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo’.

Pero con Cristo comienza un nuevo sacerdocio. ‘Tu eres mi Hijo, yo te he engendrado… Tú eres Sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec’. Es un nuevo sacerdocio que no tiene la caducidad del sacerdocio del templo de Jerusalén. Es un sacerdocio eterno. Y se dice según el rito de Melquisedec, porque éste fue un sacerdote que aparece en la antigüedad, antes incluso de la existencia del propio pueblo escogido, sacerdote del Dios Altísimo, al que incluso Abrahán acude para ofrecer los sacrificios al Señor. Por eso se hace esta referencia al rito de Melquisedec.

Cristo, Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza, ya no necesita ofrecer sacrificios por sí mismo, porque El no tiene pecado, aunque cargó con todos nuestros pecados. Y no ofrece sacrificios de animales ni de víctimas expiatorias porque hace la ofrenda de sí mismo en el Sacrificio de la Cruz. ‘A pesar de ser Hijo aprendió, sufriendo, a obedecer’. El que había dicho que su alimento era hacer la voluntad del Padre; el que al entrar en el mundo había exclamado ‘Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad’, como hemos reflexionado ya recientemente.

Es un sacrificio eterno, el sacrificio de la Nueva Alianza. Es su Sangre derramada, sangre de la Alianza Nueva y Eterna. Es el único y definitivo sacrificio. Ya no necesitamos hacer otros sacrificios. Nos basta el Sacrificio ofrecido por Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Por eso, nosotros lo que hacemos es hacer presente ese sacrificio. No es una simple memoria o recuerdo. Es memorial. Porque aquí y ahora cada vez que celebramos la Eucaristía está actualizándose, haciendo presente el único Sacrificio de Cristo.

Pidamos al Señor que nos dé su Espíritu para que lleguemos a entenderlo. Que nos ilumine y fortalezca la gracia del Espíritu santo para que podamos vivirlo.

3 comentarios:

  1. gracias es una explicación exelente

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  2. EL ESPIRITU SANTO VIVE EN TI, GLORIA A DIOS POR QUE EL HACE MARAVILLAS EN TI Y TE UTILIZA PARA HACERNOS ENTENDER CON CLARIDAD ESTE MENSAJE Y NOS HABLA, Y NOS GUIA EN ESTE CAMINO, RENOVANDO CADA DIA NUESTRO ESPIRITU Y NUESTRO CAMINAR...BENDICIONES Y DIOS SIGA DERRAMANDO EN TI MUCHOS DONES Y CARISMAS. BENDICIONES.

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