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martes, 13 de mayo de 2025

Los que siguen a Jesús y escuchan su voz nunca con Él se verán defraudados porque Él ha venido para que tengamos vida y vida en abundancia

 


Los que siguen a Jesús y escuchan su voz nunca con Él se verán defraudados porque Él ha venido para que tengamos vida y vida en abundancia

Hechos 11, 19-26; Salmo 86; Juan 10, 22-30

Hay ocasiones en que la actitud o la manera de actuar de una persona nos deja, como solemos decir, descolocados; nos sorprende, no sabemos cómo reaccionar, lo que está haciendo nos choca porque quizás nosotros no somos capaces de hacerlo o porque va contra nuestra forma de actuar y de alguna manera es como una denuncia de lo incongruente que nosotros estamos haciendo.

Una postura de generosidad y de entrega a los que menos nosotros pensamos frente a nuestras comodidades y actitudes de insolidaridad, por ejemplo. Una postura de humildad y cercanía de quien nosotros considerábamos una persona tan importante que nos parecía incapaz de tener esos gestos o quizás nos pudiera parecer fuera de lugar;  muchos ejemplos de cosas que nos descolocan podíamos recordar, porque son cosas por las que alguna vez hemos pasado.

Por supuesto de ahí podemos sacar lecciones positivas, pero también muchas veces nos empecinamos más en nuestra manera de actuar y de alguna manera nos molesta. Es precisamente lo que nos hace sentirnos descolocados, fuera de lugar.

¿Le estaba sucediendo a ciertos sectores de los judíos con Jesús? De alguna manera, sí. Por una parte quienes incluso valiéndose de la religión habían logrado poner en un estado de privilegio y de influencia que se sentían incómodos con lo que Jesús enseñaba y con lo que Jesús hacía. Estaba también la manera de pensar sobre lo que tenía que ser un profeta y ser el Mesías que chocaba con la enseñanza de Jesús, y aunque los sencillos lo aclamaban y reconocían los signos que Jesús hacía, por otra parte mantenían unas esperanzas que no concordaban con el mensaje del Reino de Dios que Jesús proclamaba. Para algunos incluso Jesús resultaba peligroso, por eso veremos cómo acaban tramando contra Él hasta llevarlo a la cruz y a la muerte.

Es el diálogo que hoy vemos entre Jesús y los judíos en aquella visita a Jerusalén. Estaban en Jerusalén en la fiesta de la Dedicación del templo. Y a Jesús se acercan con sus expectativas para que Jesús les diga claramente si es o no es el Mesías esperado. ‘¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente’. Y Jesús pacientemente les explica que Él está haciendo las obras del Padre que dan testimonio de El, de quien es. Pero les dice que como no son de sus ovejas, no pueden escuchar su voz, no pueden entender lo que Jesús les está diciendo. Ya lo hemos reflexionado estos días en que el evangelio ha girado en torno a la figura del Buen Pastor. Las ovejas conocen y escuchan la voz de su pastor y le siguen. Es lo que no está sucediendo con ellos.

Pero Jesús les dice que a los que le siguen y escuchan su voz nunca con Él se verán defraudados. Él ha venido para que tengamos vida y en abundancia. Y es lo que nos ofrece. Se va a entregar por nosotros para que tengamos esa vida, para que podamos sentir esa paz en el corazón, para que en verdad nos sintamos transformados para ser unos hombres nuevos. Lo que necesitamos es poner nuestra fe en El, que nunca nos fallará.

Algunas veces, sin embargo, cuando escuchamos el evangelio de alguna manera nos sentimos descolocados; pero nos sentimos así porque aún quedan en nosotros vestigios del hombre viejo y aparecen nuestras ambiciones y nuestras búsquedas de intereses, porque vemos la distancia que quizás nos falta para aprender a actuar a la manera de Jesús, o cuando contemplamos a nuestro lado a personas que en verdad quieren seguir el espíritu del evangelio y se muestran humildes y cercanas, se les ve entregadas incondicionalmente, se les ve con una generosidad grande para compartir.

Como decíamos antes que todo eso nos sirva para lo bueno, sea para nosotros un estímulo, que aprendamos a dar también esos pasos de generosidad y de amor que serán los que en verdad transformarán nuestro mundo.


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