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lunes, 12 de mayo de 2025

Con Jesús siempre seguros, porque tenemos la certeza de la puerta que se nos abre, la seguridad de la fortaleza para el camino, la luz suficiente para alejarnos de las tinieblas

 


Con Jesús siempre seguros, porque tenemos la certeza de la puerta que se nos abre, la seguridad de la fortaleza para el camino, la luz suficiente para alejarnos de las tinieblas

Hechos 11, 1-18; Salmo 41; Juan 10, 1-10

Si tenemos una puerta, ¿por qué tenemos que saltar por la valla? Por la valla saltan los que no pueden tener acceso por la puerta, o los que teniendo acceso posible por la puerta, como sus intenciones no son buenas, tratan de pasar disimuladamente para poder lograr sus fines ocultos. Y el que viene con esas intenciones o esos deseos seguramente lo que va a producir son estragos, trastornos, daños. Es importante y serio quien entre por la puerta, el sentido de la puerta.

Es una imagen más y bien enriquecedora que nos ofrece Jesús de sí mismo a lo largo del evangelio y que hoy de manera especial escuchamos. Ha estado hablando de las ovejas y del pastor, de las ovejas que escuchan y conocen a su pastor, pero del pastor que conoce y que ama a sus ovejas hasta el punto de dar la vida por ellas. En otros momentos del evangelio nos hablará de camino y de verdad, nos hablará de luz y de vida diciéndonos que todo eso es Él para nosotros.

Ha venido como la luz, aunque se encontrará que la tiniebla rechaza la luz, no la recibirá, como ya desde el principio del evangelio de san Juan se nos dice; nos dirá que quien le sigue no anda en tinieblas, y eso tiene que ser la opción que tenemos que hacer. Por eso la imagen de la luz aparecerá muchas veces en el evangelio pero además nos pide que vayamos a su encuentro con las luces en nuestras manos, pero que hemos de tener suficiente aceite para que se mantengan encendidas. Claro que su verdad y su sabiduría es ese aceite que nos mantendrá con la luz encendida.

Pero si nos manda caminar a su luz, también nos dirá que Él es el camino. Cuando los discípulos le piden que les muestre al Padre, del que tanto les viene hablando, les dirá que quien le ve a Él ve al Padre, porque nadie podrá ir al Padre sino por El; pero además nos dice que nadie conoce al Padre sino el Hijo y a quien el Hijo se lo quiere revelar; viene a decirnos así cómo El nos revela al Padre. ‘Nadie va al Padre, sino por mí’. Y concluirá con una afirmación definitiva, ‘Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida’.

Y hoy abundó en la idea de las ovejas que le siguen, le escuchan, El las ama y da su vida por ellas, en esa imagen del aprisco nos dirá que Él es la Puerta. Para entrar a formar parte de este aprisco, de ese rebaño no tenemos otro camino que El mismo. ‘En verdad, en verdad os digo, yo soy la Puerta’. Nos hablará del verdadero pastor y nos hablará de los malos pastores que no cuidan a su rebaño sino que solo se aprovechan de él. Pero eso nos hablará de ladrones que solo vienen para hacer estrago, para robar y para matar.

Es importante esta imagen. Una imagen que nos lleva a desear conocer esa puerta, que algunas veces nos dirá Jesús que es estrecha porque es exigente, pero que en otro momento nos dirá que no  hemos de temer en lo que Él pueda pedirnos porque reina por encima de todo la libertad porque reina el amor. ‘Mi yugo es llevadero y mi carga es liviana’, nos dirá. El desconocimiento nos hace ver muchas veces las cosas como demasiado grandiosas u opresivas. Estamos ante un paisaje que no conocemos, pero que además por ese desconocimiento se nos manifiesta de entrada oscuro, ya estamos pensando que todo lo que hay detrás es tenebroso y nos dará miedo entrar en ese huerto o en ese camino. Cuando tengamos conocimiento de lo que hay veremos que no es tan temeroso sino que los carriles por los que nos hace circular el Señor están bien engrasados con la gracia y nos dan facilidad a nuestro rodaje.

Con Jesús siempre nos tenemos que sentir seguros, porque tenemos la certeza de a dónde nos va a llevar la puerta que se nos abre, tenemos la seguridad de la fortaleza para el camino, tendremos la luz suficiente para alejarnos de las tinieblas y de los peligros, tenemos la certeza de la meta porque sabemos que nos vamos a encontrar con el Padre. Qué gozada seguir el mensaje del evangelio.


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