Jesús
nos está enseñando a valorar lo pequeño, que lo que nos debe importar es
hacernos pequeños, los últimos, convertirnos en esclavos y servidores de los
demás
Eclesiástico 2, 1-11; Sal 36; Marcos 9,
30-37
Nos están hablando de una cosa pero en
nuestra mente seguimos con lo nuestro. Tenemos nuestras ideas, que algunas
veces se nos pueden volver incluso obsesivas, y aunque nos quieran decir y
demostrar lo contrario no lo vemos, es que ni lo pensamos; parece como sí pusiéramos
una barrera para que ese pensamiento no entre en nuestra mente.
Era la obsesión con que vivían los judíos sobre la venida del Mesías y la idea que ellos se habían preconcebido. No era un pensamiento novedoso, sino que la interpretación que ellos habían hecho de la Escritura, de los profetas, siempre les había llevado a alimentar sus ideas nacionalistas y pensar en la llegada del Mesías era pensar en nuevos tiempos de poder y de dominio nacionalista.
Ahora que
aquellos buenos hombres de Galilea seguían a Jesús y cuando vislumbraran en El
la esperanza de la llegada del Mesías, era en cierto modo normal que su
pensamiento fuera por esas redes. Ellos que tan cerca estaban del que creían
que podía ser el Mesías, normal era que soñaran con puestos y lugares de poder
y de influencia. Era lo que centraba en muchas ocasiones incluso sus
discusiones nacidas desde esa ambición.
Van caminando
casi por fuera de Palestina en los linderos casi de Galilea y el lugar apartado
del bullicio que se formaba en torno a Jesús sobre todo en aquellos lugares más
cercanos al lago, hacía que Jesús fuera instruyéndolos, adelantándoles incluso
lo que había de suceder en Jerusalén. En su entusiasmo por la forma cómo Jesús
era acogido por mucha gente, ahora no llegan a oír ni entender lo que Jesús
habla de entrega, de pasión y de muerte. No podía entrar en sus cálculos ni en
sus planes.
Por eso van
discutiendo por el camino. Jesús los escucha y no les dice nada, los deja, ya
llegará el momento de aclarar las cosas que sabía que tanto les costaba
entender. Por eso cuando llegan a casa pregunta por lo que venían discutiendo,
seguramente tan acaloradamente, por el camino. Pero ahora el silencio es la respuesta,
porque se sienten avergonzados ante Jesús de sus tontas discusiones, pero que
sin embargo parece que para ellos tenían su razón de ser e importancia. Venían
discutiendo por los primeros puestos.
Y una vez
más, con la paciencia infinita de Dios, Jesús trata de explicarles. ¿Venís
discutiendo por primeros puestos, por quien va a ser el más importante? Podía
haberles dicho ¿y ya estáis pensando hasta quien va a ocupar mi lugar? ‘Quien quiera ser el primero, que sea el último de
todos y el servidor de todos’. Un
jarro de agua fría. ¿Sus sueños se esfumarán?
‘Y tomando un niño, lo puso en medio
de ellos, lo abrazó y les dijo: El que acoge a un niño como este en mi nombre,
me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha
enviado’.
¿Por qué valoramos a los demás? ¿Cómo
tiene que manifestarse una persona para que lo valoremos? ¿Es por eso por lo
que estáis ambicionando primeros puestos, lugares de poder y de dominio? Pero
Jesús les está diciendo que tenemos que aprender a valorar lo pequeño, que no
nos debe importar hacernos pequeños, hacernos los últimos, convertirnos en
esclavos y servidores de los demás. Esos son los caminos de la grandeza, los
caminos del que se saber hacer servidor.
Pero cuanto nos cuesta entender. Con
qué facilidad aunque tengamos sueños bonitos, aunque digamos muchas cosas
interesantes de cómo a ser nuestro comportamiento, nuestra manera de actuar,
con qué facilidad cuando llegamos a un puesto, en el que nos parece que ya
estamos por encima de los demás, nos olvidamos del servicio y solo pensamos en
nosotros mismos, acaparando para nosotros. Lo estamos viendo todos los días. ¿Qué
es lo que nos están reflejando nuestros dirigentes? Y nos puede suceder también
en el ámbito de nuestra Iglesia.
Cuánto tenemos que corregir. Es la tentación
fácil. Es de lo que quiere prevenirnos Jesús. Es lo que quiere que sea nuestro
estilo de vida. Pero seguimos con nuestras ideas.
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