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jueves, 23 de febrero de 2023

Encrucijadas en el camino ante las que tenemos que tomar nuestra decisión para seguir o no a Jesús, y El nos habla de tomar nuestra cruz de cada día

 


Encrucijadas en el camino ante las que tenemos que tomar nuestra decisión para seguir o no a Jesús, y El nos habla de tomar nuestra cruz de cada día

Deuteronomio 30, 15-20; Sal 1; Lucas 9, 22-25

En la vida continuamente nos vamos encontrando encrucijadas. Como cuando nos ponemos a caminar por cualquier calle de nuestra ciudad, y si queremos también en nuestros campos; a cada tramo del camino que vamos haciendo pronto nos encontraremos con el cruce de otra calle - ¿una encrucijada?, la palabra viene de ahí – y tenemos que decidirnos por donde vamos; ¿seguimos derecho? ¿Cogemos a un lado o a otro? Depende de donde queramos ir, por donde llegamos mejor, más cerca, con más facilidad; pero en nuestras manos está la decisión del camino que cogemos, dependiendo, como decíamos, del sitio a donde queremos llegar. ¿Tendremos clara nuestra meta, nuestro punto final?

Así decimos en la vida. Tenemos que estar tomando decisiones, escogiendo el mejor camino, teniendo seguridad de la meta que queremos alcanzar. Y no siempre es fácil; aquella calle, aquella avenida, aquella senda que se abre a un lado o a otro nos puede resultar atractiva; son tantas las cosas que nos atraen, nos llaman la atención, nos quieren distraer, nos pueden engañar con sus atractivos. Seguridades necesitamos.

De eso nos está hablando hoy la Palabra de Dios, nada más iniciar este camino de Cuaresma, que comenzamos ayer. Caminos de vida o caminos de muerte, caminos luminosos o caminos llenos de oscuridad, incertidumbres e inseguridades que nos podemos encontrar. ¿Qué queremos alcanzar? ¿Qué queremos ganar?

Cuidado con esta palabra que nos puede resultar engañosa. ¿Cuáles son los intereses de nuestras ganancias? Cuando hablamos de ganancias podemos materializarnos en exceso, estar pensando solo en ganancias materiales, ¿económicas? ¿Ganancias que nos hagan relumbrar ante el mundo que nos rodea? ¿Cuáles son esas luminosidades para la gente que está a nuestro alrededor? ¿Cuál es la luminosidad que queremos dar a nuestra vida?

Aquí se trata de coger el evangelio con las dos manos, sentirnos seguro con el evangelio, del mensaje que se nos está ofreciendo. Y la buena nueva que nos está ofreciendo Jesús en cierto modo nos inquieta, porque parece que no siempre coincide con nuestras aspiraciones o con nuestros sueños. Se nos habla de ganar el mundo, pero del peligro de perderlo; se nos habla de entregar la vida, aunque nos parezca que la perdemos, pero con lo que tendremos ganancia segura. Nos cuesta entender.

Pero es que antes Jesús nos ha hablado de cual es su camino. Es un camino de amor y de vida, pero por eso mismo es un camino de entrega y entrega hasta el final.El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día’.

Decir que amamos puede resultarnos fácil de decir. Todos hablamos de amor, pero no siempre lo entendemos de la misma manera. Jesús nos habla de un amor que entraña padecimientos y muerte. Eso ya es otra canción que no es tan fácil de cantar. Por eso a los discípulos les costará tanto entenderla. Como nos cuesta a nosotros. Porque preferimos amor mientras nos van bien las cosas, cuando no cueste demasiado sacrificio, cuando yo puedo ir escapando sin muchas complicaciones. Pero de eso no es de lo que nos habla Jesús. Por eso algún día Pedro se rebelará contra esas palabras y anuncios de Jesús.

Por eso hoy Jesús nos dice que tenemos que ser capaces de coger la cruz. ¿Pero si el madero hasta es áspero al contacto con nuestras manos? Pero esa es la madera que quiere que Jesús cojamos, porque ahí está nuestra vida, nuestras cosas, nuestras luchas, lo que aspiramos y lo que soñamos, que tenemos que dejarlo a un lado muchas veces si queremos en verdad seguir a Jesús. Nos habla Jesús de negarnos a nosotros mismos, o sea que no nos pongamos nosotros los primeros y por delante, sino que seamos capaces de hacernos los últimos, porque siempre tenemos que ser servidores.

Son las encrucijadas que vamos a encontrar en el camino, y ante lo que tenemos que decidirnos, tomar decisión, queremos en verdad llegar hasta la meta. ¿Seremos capaces? ¿Seguiremos siempre buscando calles bien adoquinadas y caminos perfecta y cómodamente trazados?



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