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sábado, 1 de agosto de 2020

Herodes hizo callar la voz que denunciaba la corrupción de su vida y quizá nosotros queremos hacer callar también voces proféticas que nos denuncian el mal de nuestro mundo

Herodes hizo callar la voz que denunciaba la corrupción de su vida y quizá nosotros queremos hacer callar también voces proféticas que nos denuncian el mal de nuestro mundo

Jeremías 26, 11-16. 24; Sal 68; Mateo 14, 1-12

Vamos de bravos por la vida, derrochando palabras, derrochando promesas, queriendo ser los protagonistas de todo, porque a todos queremos agradar o con todos queremos quedar bien y quizás al final tenemos que comernos nuestras palabras. No todo aquello que en nuestra verborrea decíamos era verdad o era cierto tal como nosotros lo presentábamos, pero queríamos quedar de listos, ni aquellas promesas las pudimos cumplir. Queremos quedar bien, cuando no nos queda más remedio que reconocer que nos equivocamos o que no podíamos prometer lo que prometíamos y al final aparecen las corruptelas, las cobardías, el olvido de principios y la rectitud y honradez desaparecen de nuestras vidas. Las fantasías en que queremos vivir, la vanidad de la que nos rodeamos terminan por cegarnos y como se suele decir no es oro todo lo que reluce.

Lo vemos en la vida social, lo vemos en tantas carreras políticas, lo vemos en quienes tienen unas responsabilidades, pequeñas o grandes, en nuestra sociedad que quiere se quiere quedar bien pero cuántos caminos oscuros y retorcidos quedan por debajo que muchas veces aparecen también; cuidado que todos nos podemos contagiar; ahora se habla mucho de las cloacas, esos caminos subterráneos por donde lo que corre siempre es basura, por decirlo con palabras suaves.

¿Aprenderemos la lección algún día? ¿Seremos capaces de recapacitar para dejarnos de tantas cobardías y de tantas trampas en las que nos metemos? El testimonio bien negativo de Herodes con el martirio del Bautista que hoy se nos ofrece en el evangelio tendría que hacernos recapacitar.

Por supuesto brilla y con una luz bien propia y bien fuerte el testimonio de rectitud, de fidelidad a unos principios y valores, la humildad con la que se manifiesta su grandeza en Juan Bautista, que no temió al tirano y fue capaz de denunciar la falsedad de la vida de Herodes, que no temió a quienes podían atentar contra su vida y fue fiel hasta la muerte, una muerte inocente y causada por el resentimiento de quien veía retratado su mal y su pecado en las palabras del profeta y por la inmoralidad y la cobardía de Herodes que antepuso el quedar bien ante sus invitados a lo poco de honradez que podía quedar en su vida.

 Por el contrario tenemos el testimonio de Herodes reflejo de una vida que cae por la pendiente de la inmoralidad, llena de cobardías y de sombras como tantas que vemos en nuestro entorno y en las cuales nosotros podemos caer también. Reconozcamos que no podemos tirar la primera piedra porque muchas veces también nuestra vida se nos llena de sombras en tantas vanidades que alimentan nuestro ego, en tantas cobardías que nos coartan para que seamos capaces de dar la cara siempre por lo bueno, o en tantas oscuridades que allá en nuestro interior calladamente llevamos pero que en un momento de sinceridad tenemos que ser capaces de reconocer.

También como Herodes o como Herodías tantas veces podemos sentir la tentación de hacer acallar aquellas voces que proféticamente nos denuncian los males en los que podemos caer. Por una parte reconocemos que no nos gusta que nos digan la verdad pero también como sociedad nos hacemos oídos sordos a esas voces que surgen señalándonos el mundo injusto en el que vivimos y que tendríamos que tener el valor de querer cambiar o que nos hablan de esa destrucción de nuestro mundo que entre todos estamos realizando cuando no cuidamos ese planeta en que vivimos y que está en nuestras manos cuidarlo.

Preferimos quizás decir que son esnobismos de gente soñadora que detenernos a mirar esa cruda realidad de destrucción a la que estamos abocados. ¿Callamos la voz del profeta porque no queremos enterarnos de la realidad? Herodes hizo callar la voz del Bautista porque le molestaba.


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