Que
el camino del Adviento que hacemos, camino de ir al encuentro con Jesús que
viene, abra en nosotros caminos nuevos, abra nuestro corazón a actitudes y
posturas nuevas
Isaías 41,13-20; Sal 144; Mateo 11,11-15
Seguramente lo hemos comentado más de una vez. La gente que nunca está
de acuerdo con nada; tú dices blanco y ellos inmediatamente dicen negro; tú
quieres tener una mirada positiva y que se constructiva, ellos estarán
destruyendo porque todo lo ven negro, todo lo quieren cambiar, todo tiene que
ser de otra manera. Es buena la diversidad de opiniones, cada uno podemos
pensar y expresar nuestra opinión, eso es enriquecedor, pero cuando se hace de
una forma positiva, cuando queremos aportar algo más, o algo nuevo que
enriquezca y mejore lo que ya tenemos. Pero hay quienes porque las cosas no son
como ellos desean, lo que quieren es destruir, y corroen con su conversación
creando desconfianzas, suspicacias, miedos.
Tendríamos que aprender a ser positivos en la vida creadores de
puentes no de barrancos, vallas o distanciamientos. Nos cuesta acercarnos, pero
si encima ponemos dificultades solo por el hecho de llevar la contraria nada
lograremos. Nos puede pasar a todos. Pero cuando uno ve a los que dirigen los
destinos de la sociedad, de la que tendrían que sentirse verdaderos servidores,
que no son capaces de llegar a un acuerdo, de ver algo positivo en lo que el
otro hace, sino porque es oponente ya todo lo ven negativo, negro, inservible y
cuando tienen la oportunidad lo que hacen es destruir, se siente uno
desalentado porque así realmente no podemos avanzar para mejorar, porque ya no
son solo las cosas que se hacen o se destruyen sino los sentimientos de
revancha que hay en los corazones, que crean resentimientos y rencores, que
provocan odios y violencias a la larga.
Me hago esta reflexión mirando lo que sucede en nuestra sociedad con
deseos de que las cosas mejores y lo hago desde lo que hoy nos ofrece el
evangelio. Es que en esa situación de nuestro mundo tenemos que ser luz y
anuncio de buena nueva. Es la actitud
que tenían con o contra Jesús muchos de su tiempo. No aceptaban a Juan el
Bautista porque era duro y exigente, invitaba a la penitencia y a la
conversión, pero ahora no aceptan a Jesús porque come con todos, a todos se
acerca y está al lado de los pecadores y de los que sufren. ‘Pero los hechos dan razón a la sabiduría
de Dios’, les dice Jesús.
En relación a lo que es
nuestra vida cristiana algunas veces también nos creamos confusiones porque no
nos dejamos conducir por el Espíritu de Dios, que es Espíritu de Sabiduría. Ya
sea muchas veces en nuestro interior, o en actitudes y posturas que vemos en el
ámbito eclesial también nos encontramos con quienes crean esas confusiones.
Gentes que viven de añoranzas de otros tiempos sin darse cuenta que vamos
avanzando guiados por el Espíritu que nos va abriendo a cosas nuevas y siempre
el Evangelio nos ofrece esa Buena Nueva que nos conduce a actitudes nuevas, a
posturas nuevas, a compromisos más intensos. Soñamos quizá con una iglesia de
cristiandad donde parecía que todos era muy cristianos y muy creyentes, pero
tenemos que resaltar eso de que parecía porque quizá en el fondo no lo era
tanto.
Hoy nos enfrentamos a un
mundo distinto donde nos encontraremos muchas posturas, muchas maneras de ver
las cosas distintas y distantes. Nuestra vivencia cristiana, nuestro anuncio
del evangelio tendrá que tomar quizá otras características y el Espíritu pondrá
junto a nosotros a quienes nos abran caminos, nos abran los ojos y el corazón
para ver y comprender que hay cosas fundamentales que no podemos descuidar.
El Espíritu del Señor nos
ayuda a descubrir cosas importantes que quizás habíamos descuidado y que es
necesario rescatar para nuestra vida. Nuestra iglesia, por ejemplo, tiene que
ser en verdad la Iglesia que evangeliza a los pobres porque en verdad nos
encarnemos en ese mundo donde tenemos que dar un testimonio muy claro, muy
convincente que nos exigirá actitudes y posturas nuevas. Es que no tenemos que
hacer otra cosa que copiar en nosotros aquella cercanía de Jesús – que vemos
que no gustaba a ciertos sectores de su tiempo como nos sigue sucediendo ahora
- a los pobres, a los desheredados de la vida, a los marginados y despreciados,
a todos los que sufren, como le vemos hacer continuamente en el evangelio.
Que este camino del
Adviento, camino de ir al encuentro con Jesús que viene, nos abra en nosotros
esos caminos, abra nuestro corazón a esas actitudes y posturas nuevas.
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