Comiendo del Pan de vida saboreemos de verdad lo que es el amor para vivir esa unión con Dios y con los hermanos que solo desde el amor podemos alcanzar
Hechos
de los apóstoles 9, 1-20; Sal 116;
Juan 6, 52-59
El amor une de la forma mas profunda. Quienes se aman se sienten
unidos, que no solo es cercanía, que no solo es estar el uno al lado del otro,
es algo mucho mas profundo. Es comenzar a sentir con los mismos sentimientos,
es comenzar a sentir que su vida es mi vida de manera que hacemos un mismo
camino, seguimos unos mismos pasos de manera que parece que las huellas de uno
y otro se confunden, se hacen las mismas.
Son los hermosos sentimientos de una amistad verdadera, es la unión íntima
y profunda que se vive en un amor matrimonial, es lo que queremos vivir cuando
vivimos el verdadero amor de Dios. No es un amor que nos anule ni mucho menos,
sino que nos hace vivir con mayor plenitud nuestro propio ser.
Eso tan humano como es el amor, el amor autentico y verdadero que no
hemos de confundir con otras cosas, quiere Jesús que lo vivamos en plenitud, y
en plenitud con El. Porque en la medida en que seamos capaces de vivirlo con El
podremos vivirlo mas fácilmente con los demás, y la experiencia de vivirlo con
los demás nos hace sentir la necesidad de unirnos mas y mas con Dios.
Por eso Jesús se nos ofrece como
alimento, como pan de vida. Quiere que le comamos a El, que nos unamos
intima y profundamente con El, de la manera que el alimento que comemos se hace
vida nuestra. Por eso nos llega a decir
hoy en el evangelio. ‘El que
come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él’. Le comemos para vivir en El, le comemos para
hacer su vida nuestra vida.
Es todo un proceso, un camino
que hemos de ir haciendo. Aceptamos a Jesús y creemos en El. Aceptamos a Jesús
y queremos vivir su vida. ¿Y que hacemos? Hacer su voluntad, seguir su camino,
hacer vida nuestra su Palabra plantándola en nuestro corazón, haciéndola
practica en nuestra vida. Ya nos dirá mas adelante que si lo amamos el Padre
nos amara, cumpliremos sus mandamientos y el Padre y El vendrán a habitar en
nosotros. Son palabras que escucharemos en la última cena, en su despedida.
Ahora nos lo esta anunciando
cuando nos habla del Pan de vida, del Pan bajado del cielo, de que hemos de
comer su carne y beber su sangre. Palabras que no siempre llegamos a entender
bien. Como les costaba a los judíos que no entendían y que motivo incluso que
muchos ya no quisieran seguir con El. Es que aceptar las palabras de Jesús no
es un mero asentimiento formal, sino es aceptar a Jesús y el planteamiento que
nos esta haciendo de la vida. Es pan de vida para nosotros porque se convierte
para nosotros en sentido de nuestra vida, en el camino que hemos de recorrer,
en la vida en que hemos de vivir.
Cuando nos acercamos, pues, a la
Eucaristía vayamos a saborear su amor. Deseemos de verdad dejarnos inundar de
su amor para poder llegar a vivir esa unión tan profunda con El que solo desde
el amor podemos conseguir. Nuestra vida será distinta, nuestra vida se llenara
de sentido y de plenitud, nuestro caminar con los hermanos será entonces cada día
mas hermoso.
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