Comulgar a Cristo en la Eucaristía es comulgarle en nuestra vida porque llenos de El encontramos el sentido y la fuerza para nuestro existir
Hechos, 8, 26_40; Sal. 65; Jn. 6, 44-51
El pan es el mejor signo y la mejor expresión para significar el
alimento que necesitamos. Cuando hablamos del pan de cada día estamos refiriéndonos
a todo el alimento que necesitamos para subsistir. Nos referimos a esa comida
con que nos alimentamos, es cierto, pero seguramente que estaremos queriendo
decir mucho mas.
Alimento de la vida son los pensamientos y las ideas que marcan la razón
y el sentido de nuestro existir; incluimos en ello nuestra cultura que nos
recrea y nos alimenta espiritualmente y en ello va el sentido de la vida, el
por que de las cosas o de nuestro vivir, las motivaciones mas profundas que
podamos tener en nosotros o que en la apertura de nuestro espíritu seremos
capaces de recibir de los demás.
Creo que algo de todo esto, aunque quizás lo haya expresado un poco
espontáneamente y de una forma un tanto El es el pan de vida. Ya nos descarta
que el quiera darnos solamente un pan material que alimente nuestros cuerpos,
aun con lo importante que es. Compara el pan del cielo, el mana que les dio
Moisés a sus padres en el desierto, con el pan que El quiere darnos. Quienes
comieron aquel pan, murieron; El nos ofrece un pan que nos dacha vida para
siempre.
Y es que en Jesús, en su palabra vamos a encontrar esa luz que de
sentido a nuestra vida; es su evangelio, es su buena nueva, su buena noticia
que alegra nuestro corazón porque nos da un sentido para nuestro vivir. Es la
palabra que va iluminando lo que hacemos y loo que vivimos. Ahí encontramos ese
alimento, esas razones y esa fuerza para esa nueva existencia, para ese nuevo
vivir. Por eso nos dirá que alimentándonos de El tendremos vida eterna,
tendremos vida en plenitud, porque encontraremos la realización mas honda de
nuestra existencia.
Es pan de vida porque además nos dirá que comiendo ese pan, le estamos
comiendo a El, comiendo su vida, su sentir, su ser, su espíritu que nos llenara
de plenitud. Por eso El se hace
Eucaristía y nos dirá que comamos su carne, que comamos su cuerpo, que es
comerle a El, que es llenarnos de su vida para siempre.
Tenemos mucho que reflexionar sobre el sentido de la Eucaristía, sobre
el comer a Cristo para tener vida para siempre. Lo hemos convertido demasiado
en un rito que al final si no lo vivimos con hondura hará que le perdamos su
sentido y su fuerza.
No es comer por comer, comulgar porque ahora toca o porque todos los
hacen; si queremos comulgar a Cristo en la Eucaristía es porque antes le hemos
comulgado en nuestra vida; y eso significara que nos hemos llenado tanto del
sentido de Cristo que ya para nosotros no hay otro existir; llenarnos del
sentido de Cristo que es ver las cosas como las ve Cristo, amar con el amor de
Cristo, vivir una entrega a la manera de Cristo, llegar a trasparentar de
verdad en nuestra vida a Cristo mismo de manera que quien nos vea, llegue a
descubrir a Cristo en nosotros.
Hoy nos dice Jesús: ‘Yo soy el pan vivo bajado del cielo; el que
coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les daré es mi carne para
la vida del mundo’. Que así comamos a Cristo, su pan, su vida. Que así
encontremos ese sentido y esa fuerza para nuestro existir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario