Sab. 2, 1.12-22
Sal. 33
Jn. 7, 1-2.10.25-30
Sal. 33
Jn. 7, 1-2.10.25-30
‘El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos… aunque el justo sufra muchos males, de todos los libra el Señor, no será castigado quien se acoge a El…’ hemos rezado en el salmo responsorial.
¿Por qué me sucede a mi todo esto si yo no he hecho nada malo? Una queja, una súplica, un dolor en el corazón. ¡Cuántas veces hemos pensado de manera semejante! Nos cuesta vernos envueltos en problemas, dificultades, incomprensiones, sufrimiento, enfermedad…
Nunca podemos creernos totalmente justos, porque todos somos débiles y pecadores. Pero pienso que tampoco tenemos que mirar como un castigo de Dios aquellas cosas adversas que nos suceden. Os digo que el Dios en quien creo no lo veo con su varita castigadora buscando a ver donde tropecé, cometí un error o hice algo malo para sancionarme.
Lo que muchas veces nos sucede como adverso o doloroso puede ser una prueba que aquilate y purifique nuestra fe. El dolor nos purifica, nos hace aprender a poner toda nuestra confianza en Dios, además de que puede ser una ofrenda que presentemos a Dios.
Leía anoche en Zenit una entrevista hecha a Clara Rojas, - abogada colombiana, de 45 años, secuestrada junto con Ingrid Betancourt el 23 de febrero de 2002 y liberada el 10 de enero del año pasado - donde expresaba cómo su fe en Dios le sirvió para afrontar la situación dolorosa por la que pasaba y todo ese sufrimiento fue para ella una prueba que le ayudó a sentirse más fortalecida en su fe.
Decía: “En el secuestro, cuando uno está solo, solamente le queda tocar las puertas de Dios. Me acordé de las bases católicas que tuve y a las que pude echar mano. El secuestro me permitió fortalecer mi fe en Dios y la puso a prueba a todos los niveles. Tuve muchas oportunidades de reflexionar, muchos momentos de paz y de tranquilidad, y eso me permitió orar, pedirle a mi Dios. Y creo que las oraciones tuvieron eco y llegaron a algún lado y finalmente gracias a esto se pudo hacer el milagro de encontrar la libertad y de encontrarme con mi hijo…
Cuando uno no tiene nada ni nadie que le pueda dar un apoyo, y cuando uno tiene una educación cristiana como la tuve yo, lo uno que tiene que hacer es echar mano de Dios Todopoderoso y aferrarse a esto para poder buscar una luz porque son momentos en los que uno ve total oscuridad, no sabe si lo van a liberar, no sabe si lo van a matar, y además se está solo. De alguien tiene uno que agarrarse para poder sobrevivir”.
Quienes nos miran, y más si nosotros nos presentamos como creyentes, estarán esperando a ver hasta donde llega nuestra fortaleza y si de verdad nuestra fe es firme en el Señor. Como escuchamos en la lectura del libro de la Sabiduría ‘Veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida. Si es justo, hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará de sus enemigos…’
Fue lo que dijeron los judíos de Jesús cuando estaba siendo crucificado. ‘¡Que venga su Padre, y lo baje de la cruz!’
Pero no temamos porque lo que puede ser un aparente fracaso - ¿no pareció fracaso la muerte de Jesús en la Cruz? – será al final una victoria. Jesús con su muerte venció nuestra muerte, y le contemplamos, no muerto, sino resucitado, vencedor sobre la muerte.
También sucede que el testimonio del bien y de la bondad molestan al impío, al que hace el mal. El que obra rectamente, el que se presenta con altura moral siempre va a ser rechazado porque su testimonio resulta incómodo para el que no obra rectamente. ‘Acechemos al justo, que nos resulta incómodo, se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada, declara que conoce a Dios y se da el nombre de Hijo del Señor…’
Creo que esto que estamos reflexionando a partir de la Palabra de Dios hoy proclamada en el libro de la Sabiduría nos ilumine en las diversas situaciones que vivimos en medio del mundo. ‘Bandera discutida’, dijo Simeón de Jesús cuando la presentación en el templo.
Bandera discutida el creyente, el cristiano, la iglesia en medio del mundo de hoy. Lo vemos cada día en los medios de comunicación. No temamos. Es señal de que caminamos con la verdad. Con Cristo sabemos que el triunfo está de nuestra parte.
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