Qué
lástima que pase el esplendor de la navidad y de nuevo nos quedemos a oscuras,
que tras la celebración de la navidad no haya un renacer de la vida de fe de
nuestras comunidades
1Juan 3, 22 – 4, 6; Salmo 2; Mateo 4, 12-17.
23-25
‘La Palabra se hizo carne y acampó
entre nosotros, puso su tienda entre nosotros…’ hemos escuchado
repetidamente estos días en que venimos celebrando el misterio de la Navidad.
Aunque aun estamos dentro del ciclo de la Navidad hasta el próximo domingo en
que celebraremos el Bautismo del Señor, ya en el evangelio nos van apareciendo
esos primeros momentos de la predicación de Jesús. Hoy nos habla de que Jesús
se estableció en Galilea, la tierra de Zabulón y Neptalí, haciendo referencia a
las distintas regiones de Palestina donde se fueron estableciendo las distintas
tribus que conformaban el estado de Israel.
Pero hay algo importante. Nos habla de
que al establecerse Jesús en aquellos lugares fue como si una nueva luz
maravillosa los iluminara. Recuerda el evangelista los anuncios de los profetas
que hablaban de aquel pueblo que habitaban en tinieblas y sombras de muerte y
una luz les brilló. El evangelista esta aplicando esa profecía al comienzo de
la predicación de Jesús, al que acudían de todas partes, no solo en este caso
de Galilea donde se estaba desarrollando la actividad de Jesús que se había
establecido en Cafarnaún, sino que acudían de todos los lugares, multitudes
venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania, que le
traían a sus enfermos y a sus poseídos por espíritus inmundos, paralíticos y
lunáticos, para que Jesús los curara.
Eso significaba la presencia de Jesús,
esa luz que brillaba en la tiniebla, aunque muchas veces la tiniebla la
rechazara, no quisiera recibirla, como ya nos decía el principio del Evangelio
de Juan, pero que contemplaremos a lo largo de todo el evangelio.
¿Serán también momentos de luz los que
nosotros los cristianos estamos viviendo en este momento con el anuncio del
evangelio de Jesús? Es cierto que en la pasada Navidad todo se ha llenado de
luces en nuestras vidas, en nuestros ambientes, en nuestros hogares, en
nuestras calles, pero ¿habremos dejamos que la luz de Jesús haya iluminado de
verdad nuestras vidas? ¿Serían solo luces parpadeantes que pronto perdieron su
intensidad y dejaron de alumbrar? Se nos agotan las pilas y baterías, se agota
la luz acumulada en las placas solares que quieren mantener encendidas nuestras
luces y pronto se apagan. Lo habremos experimentado cuando hemos encendido las
luces de nuestras ventanas y pronto dejaron de funcionar. ¿Será para nosotros
como un ejemplo, como una parábola de lo que nos sucede y de lo que no tendría
que sucedernos?
Los cristianos no podemos iluminarnos
por luces parpadeantes que pronto pierden su energía, tenemos que buscar la luz
verdadera, tenemos que dejarnos en verdad iluminar por esa luz de Jesús que
nunca nos defraudará. Así tenemos que cuidar nuestra fe, así tenemos que
saberla alimentar, así tenemos que dejarnos empapar por esa luz del Evangelio, así
tenemos que cuidar nuestra escucha, nuestra atención, pero también la manera en
que nosotros vamos a ser esos trasmisores de luz para los demás. Es lo que El
nos ha confiado, es la luz que ha puesto en nuestras manos, que recibimos en el
bautismo y que tenemos que mantener encendida para ir al encuentro con el
Señor. No podemos permitir que las tinieblas ahoguen esa luz, ahoguen nuestra
fe; es una tentación que continuamente sufrimos porque hay muchas falsas luces
que nos hacen candilejas y nos confunden.
¡Qué lástima que pase el esplendor de
la navidad y de nuevo nos quedemos a oscuras! ¡Qué lástimas que tras la
celebración cristiana de la navidad no hay un renacer de la vida de fe de
nuestras comunidades! ¡Qué lástima que en nuestras comunidades no veamos ese
relevo generacional que normalmente tendría que haber para ver cómo otras manos
jóvenes toman esa luz en sus manos para seguir iluminando nuestro mundo! ¿Qué
es lo que estamos haciendo los cristianos? ¿Dónde está esa urgencia que tenemos
que sentir en nuestro corazón para realizar una nueva evangelización de nuestro
mundo?
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