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martes, 7 de enero de 2025

Qué lástima que pase el esplendor de la navidad y de nuevo nos quedemos a oscuras, que tras la celebración de la navidad no haya un renacer de la vida de fe de nuestras comunidades

 


Qué lástima que pase el esplendor de la navidad y de nuevo nos quedemos a oscuras, que tras la celebración de la navidad no haya un renacer de la vida de fe de nuestras comunidades

1Juan 3, 22 – 4, 6; Salmo 2; Mateo 4, 12-17. 23-25

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, puso su tienda entre nosotros…’ hemos escuchado repetidamente estos días en que venimos celebrando el misterio de la Navidad. Aunque aun estamos dentro del ciclo de la Navidad hasta el próximo domingo en que celebraremos el Bautismo del Señor, ya en el evangelio nos van apareciendo esos primeros momentos de la predicación de Jesús. Hoy nos habla de que Jesús se estableció en Galilea, la tierra de Zabulón y Neptalí, haciendo referencia a las distintas regiones de Palestina donde se fueron estableciendo las distintas tribus que conformaban el estado de Israel.

Pero hay algo importante. Nos habla de que al establecerse Jesús en aquellos lugares fue como si una nueva luz maravillosa los iluminara. Recuerda el evangelista los anuncios de los profetas que hablaban de aquel pueblo que habitaban en tinieblas y sombras de muerte y una luz les brilló. El evangelista esta aplicando esa profecía al comienzo de la predicación de Jesús, al que acudían de todas partes, no solo en este caso de Galilea donde se estaba desarrollando la actividad de Jesús que se había establecido en Cafarnaún, sino que acudían de todos los lugares, multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania, que le traían a sus enfermos y a sus poseídos por espíritus inmundos, paralíticos y lunáticos, para que Jesús los curara.

Eso significaba la presencia de Jesús, esa luz que brillaba en la tiniebla, aunque muchas veces la tiniebla la rechazara, no quisiera recibirla, como ya nos decía el principio del Evangelio de Juan, pero que contemplaremos a lo largo de todo el evangelio.

¿Serán también momentos de luz los que nosotros los cristianos estamos viviendo en este momento con el anuncio del evangelio de Jesús? Es cierto que en la pasada Navidad todo se ha llenado de luces en nuestras vidas, en nuestros ambientes, en nuestros hogares, en nuestras calles, pero ¿habremos dejamos que la luz de Jesús haya iluminado de verdad nuestras vidas? ¿Serían solo luces parpadeantes que pronto perdieron su intensidad y dejaron de alumbrar? Se nos agotan las pilas y baterías, se agota la luz acumulada en las placas solares que quieren mantener encendidas nuestras luces y pronto se apagan. Lo habremos experimentado cuando hemos encendido las luces de nuestras ventanas y pronto dejaron de funcionar. ¿Será para nosotros como un ejemplo, como una parábola de lo que nos sucede y de lo que no tendría que sucedernos?

Los cristianos no podemos iluminarnos por luces parpadeantes que pronto pierden su energía, tenemos que buscar la luz verdadera, tenemos que dejarnos en verdad iluminar por esa luz de Jesús que nunca nos defraudará. Así tenemos que cuidar nuestra fe, así tenemos que saberla alimentar, así tenemos que dejarnos empapar por esa luz del Evangelio, así tenemos que cuidar nuestra escucha, nuestra atención, pero también la manera en que nosotros vamos a ser esos trasmisores de luz para los demás. Es lo que El nos ha confiado, es la luz que ha puesto en nuestras manos, que recibimos en el bautismo y que tenemos que mantener encendida para ir al encuentro con el Señor. No podemos permitir que las tinieblas ahoguen esa luz, ahoguen nuestra fe; es una tentación que continuamente sufrimos porque hay muchas falsas luces que nos hacen candilejas y nos confunden.

¡Qué lástima que pase el esplendor de la navidad y de nuevo nos quedemos a oscuras! ¡Qué lástimas que tras la celebración cristiana de la navidad no hay un renacer de la vida de fe de nuestras comunidades! ¡Qué lástima que en nuestras comunidades no veamos ese relevo generacional que normalmente tendría que haber para ver cómo otras manos jóvenes toman esa luz en sus manos para seguir iluminando nuestro mundo! ¿Qué es lo que estamos haciendo los cristianos? ¿Dónde está esa urgencia que tenemos que sentir en nuestro corazón para realizar una nueva evangelización de nuestro mundo?

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