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miércoles, 6 de marzo de 2024

Un acicate y un reto para ahondar más en nuestra fe, en el conocimiento de Dios y su voluntad, para profundizar en el evangelio y querer hacer un camino de vida cristiana

 


Un acicate y un reto para ahondar más en nuestra fe, en el conocimiento de Dios y su voluntad, para profundizar en el evangelio y  querer hacer un camino de vida cristiana

Deuteronomio 4, 1. 5-9; Salmo 147; Mateo 5, 17-19

Bien sabemos con cuanta facilidad pueden aflorar en nosotros unas raicillas de rebeldía que poco menos quieren hacer de nosotros unas gentes sin ley porque nos queremos quitar de encima todas las normas y leyes que nos pensamos que nos oprimen y nos quitan la libertad. Pueden ser raicillas personales, pero también constatamos que son movimientos que se suceden en nuestra sociedad en la que todo se quiere cambiar, y para eso lo primero que hacemos es anular normas y leyes con el señuelo de la libertad en que cada uno tenemos el derecho de hacer de nuestra vida lo que queramos; pero también somos conscientes que muchas veces no es anular sino sustituir por cosas caprichosas desde ideologías particulares y que tratan de imponer sea como sea a los demás y creo que al final estaremos cayendo en peor esclavitud, porque no entra la razón sino el capricho personal, el hacerme yo notar y finalmente crear peor desestabilidad.

Hoy nos ofrece el evangelio y la palabra de Dios que se nos proclama en todo su conjunto unos textos maravillosos que nos hablan de vida y de sabiduría que en el fondo vienen a engrandecer a la persona porque quien se deja conducir por los mandamientos del Señor siempre estará buscando el bien, siempre caminará por caminos de respeto y de valoración, y estará dándonos en lo más hondo de nosotros mismos la libertad más verdadera y que más nos engrandece.

Ya le decía Dios a su pueblo a través de las enseñanzas de Moisés que quien escucha los mandamientos del Señor y los cumple tendrá vida y encontrarán la verdadera sabiduría. Merece la pena detenerse a leer con atención este texto del Deuteronomio. ‘Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os enseño para que, cumpliéndolos, viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar…’

Escuchar y cumplir para tener vida, para alcanzar aquellos sueños de plenitud que estaban latentes en el corazón del hombre. Ese entrar a tomar posesión de la tierra que el Señor les va a dar es la culminación de un camino hacia la libertad que han realizado en un camino de desierto, pero desde que fueron liberados de la esclavitud de Egipto. Nos habla de esclavitud y de libertad, nos habla de vida y de posesión de una tierra como signo de esa libertad. Y continuará diciéndoles: ‘Observadlos y cumplidlos, pues esa es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos…’ de manera que todos lo reconocerán. ‘Ciertamente es un pueblo sabio e inteligente esta gran nación’.

Con razón nos dirá Jesús en el sermón del monte, que hoy en parte escuchamos en el evangelio. ‘No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud…’ En Jesús encontramos esa Sabiduría, en Jesús encontramos esa vida porque El ha venido para que tengamos vida y vida en plenitud. Por eso nos dirá en otro momento que El es el camino, y la verdad, y la vida, y quien le sigue alcanzará vida eterna. En Cristo se nos ha revelado la verdad del hombre, como tantas veces nos repetía san Juan Pablo II.

No nos dejemos seducir por tantos cantos de sirena que en el mundo podemos o vamos a encontrar que nos van a decir que cuando han quitado la religión de sus vidas es cuando han encontrado vida porque ahora sin mandamientos ni nada que los coarte hacen solamente lo que les apetece sin que nada ni nadie tenga que decirles cómo han de actuar.

¿Qué es lo que nos encontramos muchas veces? Gentes esclavizados de sus caprichos, de su vanidad o de su amor propio, gente que solo piensa en si mismo y pronto podrán comenzar a avasallar a los demás tratando de imponer sus criterios, su modo de vida; nos encontraremos una nueva esclavitud cuando con tanta ligereza no siempre respetemos la dignidad de las personas, de toda persona, sea quien sea y venga de donde venga. Algunos te dirán que abandonaron la religión para ser más libres pero son personas que nunca tampoco vivieron una verdadera religión, nunca supieron encontrar ese sentido de Dios en sus vidas, gentes que aunque algunas veces se llamaran cristianos o hicieran algunos actos de culto realmente ya estaban viviendo sus vidas sin Dios.

Aunque nos duela en el corazón respetamos sus opciones y sus decisiones porque respetamos su libertad, como queremos también que los demás respeten nuestro camino, y no nos vamos a dejar convencer. Es para nosotros un acicate y un reto para ahondar más en nuestra fe, en el conocimiento de Dios y de lo que es su voluntad, para profundizar en el evangelio y de verdad querer hacer un camino de vida cristiana. Este tiempo de Cuaresma que estamos recorriendo es una llamada a la que tenemos que saber dar respuesta para de verdad llegar a la Pascua y haya de verdad paso de Dios por nuestra vida.

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