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jueves, 23 de marzo de 2023

Despertemos para que podamos escuchar y comencemos a darle más profundidad a la vida siendo capaces de descubrir el amor que Dios está derramando sobre nosotros

 


Despertemos para que podamos escuchar y comencemos a darle más profundidad a la vida siendo capaces de descubrir el amor que Dios está derramando sobre nosotros

Éxodo 32, 7-14; Sal 105; Juan 5, 31-47

Te lo había dicho tantas veces, pero no me hiciste caso, es el reproche que le hacemos al amigo que quizás se ha visto ahora envuelto en situaciones difíciles, y nosotros habíamos querido prevenirle, pero él iba a lo suyo y no nos hizo caso. Ahora nos duele, porque no nos gusta verlo en la situación en que está, y por eso los reproches que no son echarle en cara de mala manera sino una expresión del cariño que sentimos y de lo que nos duele su dureza de corazón. 

Hablamos de estas situaciones humanas que muchas veces se nos hacen duras en la vida, pero podríamos hablar de otras muchas cosas; son las prevenciones que hacemos a los hijos, es de lo que queremos hablar como un regalo de valores que queremos trasmitir, muchas cosas.

Es lo que siento y vislumbro en las palabras de Jesús. nos ha ido anunciando el Reino de Dios, nos ha querido ir abriendo caminos de esperanza, ha querido dar a conocer lo más hondo de su corazón, ha querido manifestarles quien es a través de las obras que realiza, les ha ido abriendo los ojos para que vean las señales de Dios, para que sepan interpretar lo anunciado en las Escrituras, pero se han cerrado a mensaje de Jesús; le pedían signos y señales y El se las iba ofreciendo en lo que hacía, pero estaban obtusos y cerrados para descubrir de lo que esos signos les hablaban.

Ahora se acercan momentos de tensión, porque rechazan a Jesús porque no han sabido reconocerle. Y les habla del testimonio de Juan, el ultimo de los profetas que todos habían conocido allá en las orillas del Jordán, pero no lo escucharon; les hace ver que lo escrito y anunciado por Moisés en las Escrituras en El se cumple; les quiere hacer entender que las obras que realiza, ahí están todos sus signos y milagros, es el testimonio del Dios del cielo que les está hablando, como un día lo había señalado allá en medio de las aguas del Jordán, como el Hijo del Dios vivo a quien habíamos de escuchar y luego Juan había dado testimonio.

Lo hemos escuchado hoy en el evangelio. ‘Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio en favor de la verdad… Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado… Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida!’

Y Jesús nos está ofreciendo vida eterna. Basta que creamos en El. Es la Palabra que nos está ofreciendo a nosotros hoy. Para que tengamos vida. Pero tenemos que abrirnos a esa vida, tenemos que querer escuchar esa Palabra de Jesús. 

Pero andamos también tan entretenidos en nuestras cosas, en las locuras del mundo, en las carreras de cada día que poco nos paramos a pensar, a reflexionar, a querer escuchar la Palabra de Dios. Nunca tenemos tiempo. Así andamos con nuestras superficialidades, así nos vamos dejando envolver por una tibieza espiritual, que parece que ya nos da todo lo mismo.

Estamos tan enfrascados en las materialidades de la vida, que lo espiritual ya no sabemos saborearlo. Nos cuesta entrar en nosotros mismos para darle profundidad a la vida. Nos cuesta pensar y cuando nos ofrecen algo que nos haga reflexionar algunas veces somos incapaces de entender esos lenguajes espirituales. Nos vamos contagiando por ese espíritu mundano. 

Duele el desconocimiento que palpamos a nuestro alrededor de las cosas relacionadas con lo espiritual y lo religioso; en una sociedad en la que presumimos de tantas festividades religiosas que hasta las hacemos de valor o interés turístico, luego en cualquier debate o concurso donde salgan temas o preguntas de ámbito cristiano o relacionados con lo religioso encontremos tantas ignorancias. Es la pendiente tan peligrosa por la que vamos resbalando cada día más.

Despertemos para que podamos escuchar. Abramos nuestro espíritu y comencemos a darle más profundidad a la vida. Seamos capaces de descubrir ese amor que Dios está derramando continuamente sobre nosotros y comencemos a darle respuesta.

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