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viernes, 2 de octubre de 2020

Sintamos la protección de nuestro santo Ángel de la Guarda y dejémonos conducir por su inspiración por los caminos del bien apartándonos de todo peligro

 


Sintamos la protección de nuestro santo Ángel de la Guarda y dejémonos conducir por su inspiración por los caminos del bien apartándonos de todo peligro

Éxodo 23, 20-23ª; Sal 90; Mateo 18, 1-5- 10

Ya hoy en nuestras casas escasean cada vez más los signos religiosos, como aquellos cuadros de la Virgen, del Señor o de los santos de nuestra devoción. Entre ellos no solía faltar el cuadro del Ángel de la Guarda. Aun mantengo en la retina de mi mente el cuadro del Ángel de la Guarda que mi madre tenia sobre la cama en su dormitorio; un ángel que extendía su mano para tomar la del niño que se encontraba en peligro de caer por lo que quería ser como el inicio de un precipicio.

Esa imagen nos acompañó en nuestra niñez junto con aquellas oraciones que aprendimos de pequeños y que hablaban de los Ángeles que nos guardaban dn cada una de las esquinas de nuestra cunita.  Quizá infantilizamos demasiado la imagen por lo que fácilmente en la medida que dejábamos atrás nuestras cosas de niño quizá se fueron cayendo también de nuestra vida esos signos religiosos.

Pero la existencia de los Ángeles que junto a nosotros están en el camino de nuestra vida y nos libran de peligros e inspiran tantas cosas buenas que tendríamos que hacer, forma parte también de nuestra fe. La Biblia repetidamente nos habla de los ángeles y no los podemos reducir a meros mitos, sino que tenemos que aprender a descubrir toda la riqueza espiritual que significa en nuestra vida esa presencia de los Ángeles que nos protegen y nos hacen sentir a Dios. Espíritus puros nos los definía el catecismo que están en la presencia de Dios para alabarle y que inspiran también la alabanza que nosotros hemos de cantar a la gloria del Señor.

No vamos a hacer ahora un repaso de esos momentos de la presencia de los Ángeles de Dios junto a su pueblo y que lo protegían frente a los peligros, pero que en momentos de más extensa reflexión bien nos vendría pensar en ello. Los Ángeles de Dios que no dejarán que nuestro pie tropiece en ninguna piedra, recogiendo incluso las palabras del tentador a Jesús pero que viene a reflejar lo que anteriormente en la Biblia ya se había dicho y repetido en los salmos, por ejemplo.

Cuando somos capaces de recuperar todo el sentido espiritual que tiene nuestra vida – algo que hoy nos cuesta tanto con el materialismo tan exacerbado en que vivimos – podremos sentir esa presencia espiritual junto a nosotros y seguramente habremos tenido la experiencia de la que quizá no nos atrevemos a hablar de esa mano llamemos invisible que nos sacó en un momento determinado de un peligro, o ese soplo divino que sentimos en nuestro interior inspirándonos algo bueno que teníamos que realizar o un pensamiento e impulso interior que nos elevaba y nos hacía sentir como en otro espacio o en otra dimensión. ¿Por qué no pensar en esa inspiración de nuestro ángel, esa protección que sobre nosotros estaba ejerciendo y nos hacía sentirnos de manera distinta?

Necesitamos de nuevo imágenes como a las que hacíamos referencia al principio, quitándole quizá toda esa expresión tan infantiloide de la que estaban demasiado recargadas, pero si ese signo religioso y espiritual que nos recuerde esa otra dimensión de nuestra vida que de verdad nos eleve y nos transporte a la presencia del Señor. Si los ángeles como decíamos están siempre en la presencia de Dios, esa presencia del Ángel de la Guarda a nuestro lado en nuestra vida nos estará recordando y haciendo sentir también esa presencia de Dios junto a nosotros. Y cuánto lo necesitamos.

Cuanto nos ayudaría para hacer más vivo nuestro encuentro con el Señor en la oración. Si en la fiesta de los arcángeles recordábamos lo que le decía el arcángel Rafael a Tobías que su oración había sido escuchada por el Señor porque eran presentadas ante el trono de Dios por manos de los ángeles, bueno es que lo recordemos al comienzo de nuestra oración y así nos sirva de inspiración. Ya en la liturgia lo repetimos en cada celebración de la Eucaristía que nos unimos a los coros de los Ángeles en nuestro cántico de alabanza a Dios.

Sintamos, pues, la protección de nuestro santo Ángel de la Guarda, como hoy estamos celebrando; dejémonos conducir por su inspiración por los caminos del bien apartándonos de todo peligro y de toda tentación, y junto con nuestro ángel que está cara a cara con Dios, como dice hoy Jesús de los Ángeles que protegen a los niños, cantemos también nuestra alabanza y nuestra acción de gracias a Dios.

1 comentario:

  1. Hola! Gracias por el posteo! Debo reconocer que quizás no soy una persona inclinada al tema de las imágenes, temo que la gente cree una devoción por un objeto en lugar del mensaje en sí. Pero creo comprender el punto de la reflexión. Cuántas veces andamos por la vida quizás sin darnos cuenta que el Señor está siempre ahí, tratando que nos mantengamos por el buen camino, alentándonos a seguir, a escucharle. Sí, qué bella es la brisa que, si prestamos atención, nos acerca para continuar, para mantener la atención en lo alto. Y..."Si miras siempre al cielo acabarás por tener alas".
    Le dejo un video, que me hace recordar a aquellos seres que pasan por el mundo acercándonos luz, la hermosa luz del amor:
    https://www.youtube.com/watch?v=VjLg7MXmV9U
    (eso sí, sugiero obviar las escenas de la calabaza).
    Saludos.

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