En nuestra mochila para hacer el anuncio del Reino llevemos
nuestras baterías recargadas de disponibilidad, generosidad y el gran signo de
la austeridad de nuestra pobreza
Job 19, 21-27; Sal 26; Lucas 10, 1-12
Creo que todo el que
ha tenido la experiencia de viajar, sobre todo en las primeras ocasiones pasa
por la misma prueba, vamos a decirlo así. Y es que aunque sean pocos los días
en que vamos a estar de viaje, comenzamos a meter cosas en la maleta o la
mochila por si acaso lo podemos necesitar que al final llevamos en tremendo
equipaje, que a la vuelta traeremos prácticamente sin haberlo utilizado. Porque
lo podemos necesitar, porque no sabemos como va a estar el tiempo allí, porque
se nos pueden presentar imprevisibles… y vamos poniendo y poniendo cosas que al
final nos impedirán llevar con comodidad nuestro equipaje, por decirlo de una
manera suave. Hay que ser una persona muy práctica y previsora en lo justo para
no haber pasado por esa situación que luego si vamos haciendo más viajes en la
vida aprenderemos a llevar lo justo y necesario.
Me acordé de mis
viajes y mis maletas voluminosas cuando escuché el evangelio que hoy se nos
propone. Jesús va a enviar a sus discípulos, aquel grupo que se ha ido formando
en su entorno y que son más cercanos a hacer un primer anuncio del Reino de
Dios por los lugares donde luego va a ir El. Y escuchamos sus recomendaciones.
Hay que ir ligero de equipaje, porque el equipaje no es el anuncio y el anuncio
es lo importante. Nada de alforjas repletas de cosas, simplemente lo necesario,
lo puesto, que ya lo que vaya surgiendo de necesidad en el camino se irá
resolviendo. Han de quedarse donde los reciban y simplemente han de ir llevando
la palabra de la paz.
Grande, amplio es el
campo que ante ellos se abre y pocos son los que van a trabajar en ese campo.
Por eso a quien tenemos que rogarle es al dueño de la mies. Más que las que
cosas que han de llevar, ha de ser la preparación espiritual que ellos han de
hacer, porque lo primero que les pide Jesús al emprender la marcha es la oración
al Padre.
Un anuncio de paz en
la aceptación del Reino de Dios que anuncian, pero un anuncio que ha de ir
expresado en la disponibilidad de sus vidas, en su generosidad para lanzarse a
la tarea, pero en la austeridad de los medios, no vayamos a pensar que son los
medios los que van a realizar el milagro de la conversión, de la aceptación del
Reino de Dios. Y todo eso con la oración. ‘Rogad al dueño de la mies…’
Y nosotros que andamos
preocupados con tantos equipajes, que nos volvemos locos con nuestras
planificaciones, que nos gastamos lo que tenemos y lo que no tenemos para
lograr una serie de medios que decimos que son necesarios para la evangelización,
pero de repente al final nos olvidamos del anuncio del evangelio y de donde
vamos a encontrar la fuerza para hacer ese anuncio.
Dedicamos más tiempo a
planificar cosas que a rezar. Necesitamos cosas prácticas y concretas, nos
justificamos. No tenemos tiempo, decimos, para detenernos a rezar con tantas
cosas que hay que hacer y ya nos contentamos diciendo que el trabajo es oración,
pero no hemos buscado el encuentro en silencio con el Padre para sentir la
fuerza de su Espíritu en nosotros. ¿No estará ahí en parte el fracaso de
nuestros trabajos pastorales?
Si vamos a hacer el
anuncio de la paz, como signo de la llegada del Reino de Dios, pensemos que es
lo que tenemos que poner en nuestra mochila para poder mejor hacer ese anuncio
empezando por la oración y recargando bien nuestras baterías de disponibilidad,
generosidad y el gran signo de la austeridad de nuestra pobreza. Mucho
tendríamos que revisarnos en la Iglesia muchas veces muy preocupada por las
cosas y medios materiales.
Muy muy buen ejemplo! Gracias!!! Me hizo recordar a la familia Zapp. Es una familia que viaja en un auto por el mundo y va contando sobre lo que vive en ese recorrido, un aprendizaje que comparte con hermosas enseñanzas. Cómo la gente los va ayudando, cómo se hace una cadena de buena onda. Ellos habían contado que los chicos tenían una caja, y ahí entraban sus juguetes. Entonces, si querían uno nuevo, tenían que reconocer que alguno tenía que salirse, porque sino no cabrían tantos, o algo así. Era muy interesante, porque así se va teniendo una noción de lo que se va llevando sin excesos. Bueno, ellos seguramente lo explicarán mejor que lo he hecho yo. Aquí le paso su página, tienen relatos muy interesantes, muy bonitos. También han escrito un libro con su experiencia. http://www.argentinaalaska.com/blog/Quienes-Somos
ResponderEliminarMuchos amor! Saludos!