Con el perdón desde la fuerza del amor es como seremos capaces de romper esa espiral que con su fuerza nos atrae y nos lleva a un mundo de violencia
2Corintios
6, 1-10; Sal 97; Mateo 5, 38-42
Cuanto nos cuesta ir por la vida actuando en positivo e intentar
alejarnos de la espiral de lo negativo de las cosas que nos rodean y nos atraer
para que entremos también en esa espiral que cada vez se irá agrandando mal.
¿Cómo salir? ¿Cómo romper esa espiral? ¿Cómo sustraernos de esa fuerza que nos
hace violencia y que nos atrapa?
Ahí está la tarea donde mostremos nuestra madurez humana, donde vamos
a manifestar cuales son en verdad nuestros sentimientos, nuestras actitudes,
nuestros valores. Mantenerse en la integridad cuando nos envuelve la corrupción
y el mal, es una tarea admirable de madurez humana y de verdadera entereza.
Sustraernos de ese mundo de violencia que nos envuelve algunas veces
nos puede parecer imposible porque tendemos a responder en la misma línea que
nos atacan pero no queremos quedarnos en menos y aumentaremos más y más los
grados de violencia. Yo no me voy a quedar por debajo pensamos y buscamos la
manera de reaccionar donde contentemos nuestro orgullo y nuestro amor propio y
entramos fácilmente en esa espiral. Sobre muchas cosas, muchos aspectos de la
vida nos darían pie para hablar desde esta reflexión que nos hacemos.
Y todo esto que lo reflexionamos desde el sentido mas humano que le
queramos dar a nuestra vida, se ve iluminado con el mensaje cristiano, con el
mensaje de Jesús, los ideales que El nos propone. Es el ideal del amor que nos
humaniza, es el sentido del amor fraternal que nos hace mirarnos con ojos
distintos, es la meta de la perfección que nos propone en un camino de
plenitud.
No podemos ser fieras los unos para con los otros. Hemos de envolver
nuestra vida de verdadera humanidad. Y siendo verdaderamente humanos nos damos
cuenta, sí de nuestras debilidades, pero por eso mismo nos llenamos de
comprensión hacia el otro, porque nos damos cuenta lo que a nosotros nos cuesta
superarnos y cuantas veces en nuestra debilidad nosotros también hemos cometido
errores y habremos hecho daño a los demás.
Por eso es tan importante la capacidad de perdón que tengamos en la
vida, porque nosotros también hemos sido perdonados muchas veces. Con el perdón
desde la fuerza del amor es como seremos capaces de romper esa espiral que con
su fuerza nos atrae, nos lleva a un mundo de violencia y nos puede llevar a
cosas cada vez peores. Es la generosidad de nuestro espíritu que nos hace
verdaderamente grandes.
Es el camino que nos lleva a una plenitud de humanidad y nos hace
parecernos más al Dios que nos ama y que es siempre compasivo y misericordioso
con nosotros. Ayudémonos mutuamente a lograr esa humanidad de nuestro espíritu.
Es lo que Jesús nos enseña en el evangelio.
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