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viernes, 9 de octubre de 2015

La madurez de nuestra vida cristiana se manifiesta en la firmeza de nuestros principios y en la fidelidad en todo momento a los valores del evangelio

La madurez de nuestra vida cristiana se manifiesta en la firmeza de nuestros principios y en la fidelidad en todo momento a los valores del evangelio

Joel 1,13-15; 2,1-2; Sal 9; Lucas 11,15-26

El hombre maduro es una persona con principios, sabe lo que quiere y a la hora de tomar decisiones lo hace con firmeza y valentía, aunque algunas veces le cueste; intenta que nada le tuerza de su camino y trata de actuar en su vida conforme a esas ideas, esos principios que son como su norte y su guía.
El cristiano todo eso lo ve desde el prisma de la fe y será Jesucristo y su evangelio la fuente de sus principios y el motor de su vida. Un autentico cristiano es el que ha hecho una opción firme y clara en su vida por Jesús y su evangelio. Se siente verdaderamente libre con la mayor de las libertades, pero trata de encauzar su vida desde esos valores del Evangelio porque ahí cifra toda su felicidad y la mayor plenitud de su vida. Y es que Jesús no ha venido a anular al hombre en su libertad, sino precisamente a darle una mayor profundidad que le haga caminar por los caminos de la plenitud más grande en su dignidad.
Sin embargo somos conscientes que son muchos los cantos de sirena, por llamarlos de alguna manera, que nos quieren llamar la atención y distraernos de ese camino que hemos emprendido. Son muchas las cosas de nuestro entorno que pudieran atraernos y arrastrarnos por caminos bien distintos de los del evangelio. Es ahí donde un cristiano siempre ha de andar vigilante, atento, fiel a sus principios y a sus valores para que el mal no se introduzca en el corazón. No podemos bajar la guardia porque de una manera muy subliminal con apariencias de bien la tentación quiere engañarnos.
Muchas veces tenemos la tendencia a aflojar la tensión, o nos decimos, bueno, eso son pequeñeces, cosas de menor importancia y no pasa nada porque un día podamos consentirnos en algo. Pero ya sabemos que es como una pendiente muy resbaladiza que nos hace caer casi sin darnos cuenta y luego nos costará detenernos para enderezar el rumbo de nuestra vida.
Es la reflexión que me hago a partir del evangelio de este día. Todo parte de aquel momento en que Jesús expulsa el demonio de un hombre poseído por un espíritu inmundo y de los comentarios interesados que algunos se hacen. Pero Jesús quiere prevenirnos y recordarnos que no podemos andar con medias tintas, nadando entre dos aguas, como se suele decir. Que nuestra opción por El y por el evangelio tiene que ser total en nuestra vida. ‘El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama’, nos viene a sentenciar Jesús de forma radical.
Luego nos hablará de cómo siempre el diablo ronda buscando la manera de tentarnos y hacernos caer otra vez. ‘Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice: Volveré a la casa de donde salí." l volver, se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio’.
Creo que todos habremos pasado alguna vez por la experiencia de que en cosas que pensábamos que teníamos ya superadas en ese camino de ascesis que hemos ido haciendo en nuestra vida, de repente, sin saber cómo, volvimos a tropezar en la misma piedra y volvimos por las andadas. Quizá habíamos aflojado la guardia, como solemos decir, pensábamos que todo estaba superado y no mantuvimos la debida vigilancia y volvimos a tropezar en lo mismo. Cuántas experiencias personales podríamos cada uno contar.
Es el camino de superación que hemos de ir recorriendo siempre, no olvidando nunca nuestros principios y nuestros valores, apoyándonos de verdad en el Señor para mantenernos fieles. Que así se manifieste la madurez de nuestra vida, de nuestro compromiso cristiano cuando de verdad amamos a Jesús y queremos seguirle por los caminos del evangelio.

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