Nada ni nadie nos podrá quitar esa
alegría del corazón porque Dios está con nosotros.
Hechos,
18,9-18; Sal
46; Juan
16,20-23a
‘Vosotros estaréis
tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría…’ y añade al final ‘se alegrará vuestro corazón, y nadie os
quitará vuestra alegría’. Consoladoras palabras de Jesús que nos llenan de
esperanza.
Los discípulos estaban con la incertidumbre y en la
tristeza ante lo que iba a suceder. Estas palabras de Jesús están situadas en
el marco de la última cena, la cena pascual, que fue para Jesús el inicio de su
pascua, de su pasión. Como les veremos luego reaccionar fueron momentos difíciles
de abandono, de tristeza, que les haría huir y encerrarse incluso en el Cenáculo.
Jesús los encontraría después de la resurrección en el Cenáculo con las puertas
cerradas por miedo a los judíos. Trata Jesús con sus palabras de llenar de
esperanza sus corazones. ‘Se alegrará
vuestro corazón y nadie os quitará vuestra alegría’.
Es difícil atravesar momentos de zozobra y de angustia,
de soledad y abatimiento cuando los problemas nos cercan, las salidas las vemos
oscuras, nos sentimos solos y como abandonados. Jesús nos dice que la tristeza
ha de convertirse en alegría, que esa ha de ser la actitud y la postura de
quien cree en El, pero hemos de reconocer que humanamente no es fácil. Momentos
así todos hemos tenido en nuestra vida y es donde se ha de manifestar
claramente lo que es nuestra madurez cristiana para fiarnos de las palabras de Jesús
y saber poner alegría en el corazón sea cual sea la situación por la que
estemos pasando.
Humanamente no es fácil, hemos dicho, pero hemos de
saber abrir los ojos de la fe. Porque Jesús nos dice que El viene a nosotros, que
El está con nosotros, que nunca nos podremos sentir abandonados ni en total soledad.
‘Volveré a veros, y se alegrará vuestro
corazón, y nadie os quitará vuestra alegría’, nos dice. Con nosotros
siempre está el Señor. El nos da la fuerza de su Espíritu que es Espíritu de
alegría y de paz, Espíritu que nos llena de esperanza y es nuestro consuelo.
En la lectura de los Hechos de los Apóstoles hemos
visto la situación de Pablo que no era fácil en su anuncio del Evangelio. En
esta ocasión está en Corinto, una ciudad muy compleja y muy pagana donde no es fácil
hacer ese anuncio del evangelio porque Vivian una vida muy sensual y muy
materialista. Sin embargo escucha la Palabra del Señor que le anima. ‘No temas, sigue hablando y no te calles,
que yo estoy contigo, y nadie se atreverá a hacerte daño…’
Es la Palabra que tenemos que escuchar también en
nuestro corazón. ‘No temas…’ Cuantas veces aparece esta invitación a la paz en
el evangelio y en toda la Escritura Santa. No tememos, aunque muchas sean las
dificultades; no tememos aunque nos sintamos abrumados y sobrepasados por el
trabajo y los problemas; no tememos aunque nos sintamos hundido bajo el peso de
nuestras culpas y pecados, porque confiamos en el Señor de la misericordia, el
Dios del amor, el Dios que nos regala siempre su compasión y su perdón, el Dios
que nos fortalece con su gracia y quiere seguir contando con nosotros.
Nada ni nadie nos podrá quitar esa alegría del corazón
porque Dios está con nosotros.
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